jueves, 9 de diciembre de 2010

Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX 4

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX
4ª parte
Para el último cuarto del siglo XX, las propuestas que el teatro presenta se irán enfocando a la cotidianidad y la modernidad. En Las cosas simples de Héctor Mendoza, podemos observar cómo el relajamiento de las costumbres sociales llega a su gran representación. La paradoja de lo cotidiano, impone una dinámica teatral con categorías sociales distintas. El autor propone un lenguaje fluido y natural, para poder recrear la representación de actitudes muy humanas. A diferencia del resto de las obras que hasta ese momento se habían presentado, el dramaturgo se propone involucrarse con los jóvenes. La dinámica de su pensamiento se vuelve una posibilidad; propicia que el personaje se involucre con el espectador, con aquel posible “con el que fue” o “con lo que es”.
El teatro por fin ha logrado hacer partícipe a los jóvenes, lo que en el futuro próximo propiciará la innovación de buena parte de su contenido y forma, a la par de lograr grandes avances, gracias en buena medida a las nacientes carreras de teatro, que estaban propiciando que corrientes mundiales de dicha disciplina, influyeran en las puestas en escena.
Aunque tarde, buena parte de los experimentos teatrales que se venían realizando en Europa desde inicios de siglo, tuvieron su oportunidad de representarse en espectáculos que gozaron de la maravilla del elemento surrealista de la cotidianidad mexicana. Dichos elementos fueron muy bien aprovechados con anterioridad por directores de cine como Luis Buñuel, sin embargo no sino hasta la llegada de grandes maestros del teatro a nuestro país que se implementaron estos elementos en la escena.
Alejandro Jodorowski sigue esta línea juvenil de Mendoza, aplicando nuevas características, que con su particularidad, lograron ampliar los horizontes del escenario. La percepción del rompimiento de la rutina, es lo que presenta como divorcio a una tradición escénica que seguía tratando buena parte de la convencionalidad popular. Por el contrario el ejercicio crítico, asociado a un cierto desencanto ideológico, que pugna por la particularización de las experiencias, da como resultado un experimento multiforme, pues sus representaciones están sujetas a una serie de paradigmas, totalmente diferente de lo acostumbrado.
Los diálogos nacen de la improvisación y las emociones, a partir de un guión que indica un pie. Este juego clásico de Jodorowski, le permite una percepción distinta del teatro a él y sus posteriores seguidores. El teatro es una actividad mágica, que puede llegar a representar cualquier absurdo, es decir cualquier elemento dirigido en contra del convencionalismo y lo tradicional.
Finalmente, y como parte de un producto social, el desencanto de la convivencia en las grandes orbes, la dificultad de verse solos y en el vacío existencial, condujo al teatro a los linderos del posmodernismo. La generación de fin de siglo propone alternativas que son un deleite intelectual, visual, auditivo, aprovechando la tecnología y el juego de luces. Para Morelos Torres y Noé Morales, se da una siguiente transformación en el lenguaje dramático. La posibilidad del actor-director brinda mayores oportunidades al espectáculo, lo que implica una dinámica mucho más avanzada en la convivencia personaje-espectador.
Desaparecen las señales de pertenencia de los personajes. Pierden el nombre, se distancian hasta estar a la altura de una experiencia fantástica. Se desvincularán de los valores tradicionales por completo, con una tendencia al rompimiento de lo sistemático con un humor sagaz, crítico y certero, haciendo ver que una realidad se deforma a sí misma, gracias a los personajes de carne y hueso que las componen. Para el fin de siglo la resignificación del escenario, la escenografía, la tecnología, la música y la creación de nuevos valores y paradigmas, ofrecen espectáculos para todo los gustos. El nuevo teatro de cámara, dirigido a grupos pequeños y selectos, el teatro de calle y teatro pobre, que se dirige a las masas y son espectáculos populares, el teatro comercial, que es patrocinado por las empresas televisivas en su mayoría y el teatro experimental, que fusiona cuantas técnicas posibles encuentra y se adapta al escenario que hay al alcance.
Afortunadamente el teatro ha encontrado una nueva dimensión en su versalitidad. Las ventajas dimensionales de su exposición le han cargado la labor al actor, quien se contagia del aprendizaje de las artes con el fin de poder perfeccionar su labor. La potencialidad que tiene se ha explorado en buena medida a lo largo del siglo XX. Parece que un encanto por el pasado regresa al teatro a algunos foros, sin embargo aún es necesario que espectáculos inteligentes sean propuestos, como forma de poder ir creando un cúmulo de espectadores-consumidores, que logren concretar un movimiento teatral de calidad en Chiapas.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX
3ª parte
Para México la primera mitad del siglo XX le encuentra en la tendencia por construir los nuevos ideales que deben imperar en su relación social. Las propuestas en el arte están volcadas a un nacionalismo, a descubrir en la profundidad de la herencia prehispánica, una identidad que brindaría aportaciones significativas, que propiciaran un individualismo. Hay una obvia tendencia a buscar lo mejor de dicha nacionalidad. Las innovaciones en ese momento se encuentran dirigidas a una reconstrucción de la escena. Se eliminan completamente los escenarios, se permite que la oscuridad y los sonidos insinúen situaciones.
Por el contrario para mediados del siglo XX por fin hay una preocupación por la interacción del espectador dentro del escenario teatral. La temática logra encontrar un sincretismo entre el pasado y el presente. Los recuerdos son la imagen real que tortura, epifanías y fortalezas, que conducen a las acciones en todos los casos y que son la referencia a presencias subjetivas, que se encuentran en la conciencia de los espectadores, como parte de una identidad nacional.
El lenguaje le sirve también como herramienta para connotar que hay una vulgaridad, un sentimiento de pertenencia social, de igualdad entre espectador y actor. Se crean vínculos con la conciencia, se identifican mediante una simbología particular, que el espectador sabe reconocer y haya como identidad.
Para el medio siglo en México, los valores se han degenerado en la gran urbe. La búsqueda del artista le exige soltar amarras, por lo que en 1954 se da una ruptura con el paternalismo del estado en pos de una libertad de creación y expresión. Jóvenes que se han formado bajo la tutela del teatro, empiezan a mostrar nuevas propuestas, que de alguna forma ridiculizan el entorno social, lo vuelven vulgar a la vez de humano y se plantea de esta forma una ruptura con el nacionalismo. Para esto la respuesta es reflejar, mediante un neocostumbrismo, la realidad social que en ese momento impera en la orbe.
Emilio Carballido, en La danza que sueña la tortuga, en su discurso dramatúrgico, propone esta recuperación de los valores neo-costumbristas. La recuperación de detalles del comportamiento común en la ciudad, se transforman en los elementos que causan empatía al lector con la obra, con una sensación de reconocimiento y verosimilitud, aunque no sin dejar de percibir que esto lleva como fin aligerar la fuerte tendencia del autor al sinismo. Las obras en este momento se enfocan en denunciar la forma en que los valores se tergiversan y descomponen.
Aunque algo digno de mención es el momento social que también ha exigido de los artistas su cuota, encuentran en ese instante, como se puede percibir con Elena Garro, el retrato de la lucha por derechos de las mujeres, no se escapa a su crítica, en especial cuando buena parte del discurso va dirigido a redimir la figura femenina, lo que es un buen ejemplo de las cosas que les distanciaron con sus predecesores.
Otra diferencia que implementa Carballido como retrato definitivo del momento se da en el ambiente urbano. Descriptivo y fotográfico, busca un interiorización e identificación con el público, mediante la imagen de la decadencia de la modernidad. La temática urbana, es utilizada por el autor como un pretexto para exhibir la degradación de los valores, la transformación del pensamiento, la simplicidad de las acciones que una sociedad decadente puede tomar por simple antipatía o por la tergiversación de otros, por medio del chisme y la mentira. La temática lleva una crítica fuerte a los valores individuales, exhibe costumbres para señalar deficiencias
Así es como los argumentos poco a poco van dirigiendo a las acciones, hasta recabarlas en un discurso intimista y despreciativo, aborreciendo a la familia y su significado. Su distanciamiento con los planteamientos comunes del teatro, le permiten exhibir aspectos cotidianos, que incluso pueden no ser observados, pero que conducen a la sociedad, mediante sus propias reglas, a una conducta de doble moral y de instintos.
Las tendencias de experimentación, tanto lingüística, como temática, que había en el teatro, no tardaron en encontrar también seguidores. Las propuestas de este teatro tiene como objetivo introducir la cotidianidad en las representaciones. El espectáculo ha tenido un detrimento, pues desde la introducción del cine cayó en detrimento. Sin alcanzar los grandes públicos, se empiezan a tratar propuestas que proponen por fin una experimentación escénica, más allá de la 4ª pared. Por fin las tendencias universales del teatro han permeado en el ánimo dramático, aunque con un retraso por demás significativo.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX 2

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX
2ª parte
En la primera parte de este estudio dimos cuenta de las condiciones sociales bajo las cuales el teatro mexicano se representó en el siglo pasado. A continuación se presentará el desarrolló del teatro mexicano, según las características particulares de algunos autores y sus respectivas piezas, para lo que se realizará una breve descripción de los valores que dichas obras presentan, la forma en que se fueron realizando las rupturas, tanto en la temática, que creció de una preocupación particular, al conflicto universal de las emociones, de la forma convencional del teatro isabelino y sus formas canónicas de representación, a la experimentación de las dimensiones del espacio, la constante de propiciar un clima de reflexión, enfocando su crítica a la convivencia social y la decadencia de los valores.
En las primeras décadas del siglo XX la sociedad mexicana ve en el teatro el reflejo de lo que supone es la situación que hay en el país, el clima de descomposición se retrata desde su posición, con escenarios costumbristas y manifestaciones que pueden ser el vivo retrato social. La verosimilitud de los diálogos aún no se busca como un valor dramático, no es importante cómo se expresa, únicamente el significado. Los personajes son fuertes, estereotipados, gozan de emotividad, pues es lo que conduce sus acciones. El actor en su forma de conducirse ante las acciones depende de las estructuras familiares anticuadas, dirigido a la protección de los derechos, pero con una conciencia que lleva más allá del límite aceptado por la burguesía, pues transgrede su confort con una castigo humano, demasiado humano, descendencia bastarda, que humilla su condición burguesa y mancha el honor de una familia, justo en el momento en que el país es un caos, Gamboa denuncia este comportamiento y castiga a los culpables. El desafío del dramaturgo está pues en la anécdota, denuncia a la sociedad de su momento por su falta de empatía, y corrige desde la intelectualidad.
Esto propicia que más adelante se logre el vuelco de la atención de los dramaturgos a la intimidad. El régimen se inicia y necesita de una identidad. Los valores de la revolución peligran, pues no gozan de un fuerte sostén en la conciencia de la época, por el contrario, se ha devaluado la credibilidad del régimen político y debe reconstruirse.
Para Julio Jiménez Rueda, los cambios del momento son propicios para su propuesta. La tendencia del teatro se enfoca a un replanteamiento de los valores de la sociedad. Se nota por ejemplo en la construcción de los personajes de La silueta de humo, quienes tienen un toque más intimista, pero que dirigen su problemática a un sentido más universal. Su tema se enfoca a las emociones, lo que de inmediato sujeta la atención del espectador, quien se mantiene a la expectativa y que se vale de su propia experiencia para identificar la forma en que son el resto de las escenas y escenarios.
Hay un evidente contraste con los valores previos al régimen, puyes la tendencia de la individualización y los derechos, permiten una relajación de las costumbres morales, lo que se observa en las personajes prostitutas, que se muestran como algo cotidiano. Este valor de lo cotidiano se transforma también y vulgariza el sentido de lo censurado. El teatro se deja de ocupar de regionalismos contemporáneos, para empezar a divulgar la necesidad de expandir horizontes y ser realistas. La transformación del escenario es parte esencial en el refuerzo visual que se ha emprendido, ahora es la ciudad.
Los valores modernistas se incrustan en la degustación dramática, se incluye un lenguaje más próximo al de verdaderos representantes de la clase alta, por lo que se construye la verosimilitud de los diálogos como parte esencial de la puesta, y va más allá pues el autor decide jugar con los elementos del lenguaje y reforzar algunas frases con la intención de transformarlas en víctimas de su genio irónico.
Sin embargo el suceder del tiempo trajo otra vez acontecimientos políticos que volvieron al teatro una herramienta de la denuncia. La sutileza crítica de los mensajes, eran la forma principal de que se valían los dramaturgos para expresar su inconformidad con la situación social. Para el primer cuarto de siglo en México, los valores de la revolución han causado un profundo vacío. La máscara bajo la que el régimen se disfraza como institución, es sostenida con violencia y engaños. Rodolfo Usigli con El gesticulador, propuso un ejercicio más sagas de la potencialidad del teatro, llevándolo a la crítica política y social. Su lenguaje transforma cada una de las acciones, pues detrás de muchos de los diálogos se encuentran los guiños que el autor lanza al espectador, provocando su identificación con la problemática del momento. Además el lenguaje utilizado se presta a convertir el ambiente en creíble, pese a lo fantástico de la situación. Los valores que la sociedad debe de sustentar vuelven a ponerse a debate, pues la indignación es parte de la conciencia social. Los personajes son motivados en sus acciones por una búsqueda del sentido. Constantemente se ratifican en sus posturas morales, lo que los distancia, pues sabe que la realidad está corrompida por el poder.
En el siguiente número daremos cuenta de la forma en que los valores teatrales volvieron a evolucionar, esta vez con la fundación de las academias y carreras de teatro, que dieron por profesionalizar el ejercicio en el escenario y experimentar con las nuevas tendencias que surgían en Europa.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX 1

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX
1ª parte
El teatro en México siempre ha tenido un lugar especial. Si aplicáramos la teoría de Antonin Artaud, presupondríamos que desde los antepasados prehispánicos, había una carga teatral en el ritual militar y religioso que emprendían con mucha constancia. Los indígenas fueron reeducados bajo los principios religiosos del cristianismo, que se basó en las puestas ritualísticas-teatrales, como los autos sacramentales, que terminaron por popularizarse y degenerar en festivales y demás paradojas. Una predisposición cultural al espectáculo visual masivo, llevó al teatro a ocupar un lugar especial en el referente crítico de la sociedad de la primera mitad del siglo XX en México.
El teatro lírico ocupaba en México, a inicios de siglo XX, un lugar muy importante en la sociedad, dentro de las posibilidades de entretenimiento de la burguesía porfiriana éste en particular, gozaba de prestigio, lo anterior por la influencia que Francia tenía en el gobierno de Díaz.
Pronto para el teatro, conforme su liberación experimental se fue dando, bajo un clima de tensión política y castrense, la explotación comercial propició la creación de alternativas populares a dichos espectáculos, cercanos a la economía, crítica, que se vivía en el país, clima bajo el que se genera y populariza el teatro de revista y que distancia definitivamente al teatro dramático, ese espectáculo que desafiaba la crítica y la inteligencia.
La oportunidad de los dramaturgos, de poder manifestar sus emociones e ideas en el referente popular con más impacto, lejano al periodismo, convirtió el ejercicio del teatro en una ventana que abría las expectativas de fomentar la adquisición de ideales convenientes al estado. El esfuerzo fue dirigido hacia la formación intelectual de una generación, bajo cuyos baluartes se sentarían los principios del arte nacional.
El rompimiento del teatro con el padrinazgo del estado, generó un espectáculo diferente, libre de manifestar sus ideas, encaminado a retomar las riendas creativas y motivado a experimentar.
A medida que el teatro evoluciona en su dinámica, temática y exposición, se pueden situar los elementos comunes en que se reflejan las principales características de una época, tales como el pensamiento social, los valores, la búsqueda y la experimentación. A través del lenguaje, las características de los personajes y el planteamiento y desarrollo de las acciones, son sólo algunas de las constantes que muestran la necesidad común de cada generación, de ofrecer una alternativa a lo que se ha sentado como canon social.
A inicios del siglo XX el teatro es visto como un espectáculo de masas. Los valores de la sociedad son tradicionales y se reflejan en las costumbres. El teatro no es la excepción, trata de conciliar una serie de ideas entre las diferentes sociedades que reinan en el aparato ideológico. Federico Gamboa nos lo demuestra en su obra La venganza de la gleba, obra que además goza de poder anclar bajo un enemigo común al stablishment del espectador, el pueblo.
La pobreza está en todos lados, mientras que la élite goza de sus privilegios. Una sociedad demandante que está a punto de volcarse a la revuelta, pues no tienen nada que perder, en medio de ese ambiente, una disyuntiva moral que tiene como objetivo encontrar un punto de identificación con el actor.
En las siguientes entregas daremos cuenta de algunas obras emblemáticas para el teatro mexicano y la forma en que el cambio del paradigma teatral se llevó a cabo.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

jueves, 25 de noviembre de 2010

Más allá del mar, está el ocaso: La figura de la ciudad en la poética de Joaquín Vásquez Aguilar

Más allá del mar, está el ocaso:
La figura de la ciudad en la poética de Joaquín Vásquez Aguilar


Quincho es uno de esos escritores que se valen de la potencialización del lenguaje para recrear sus emociones y sentimientos, reflejos de soledad y nostalgia; el lenguaje se eleva en su poesía hacia una meta-conciencia de la contemplación, se sublima, se dirige a una empatía que se alcanza en la sencillez de sus figuras a la vez de la profundidad de su expresión. Aunque mayormente dirige su temática al mar, la nostalgia y el anhelo, deja entrever una tormentosa conciencia, la que se dirige a la aventura, al caos, a la embriaguez del sentido y que se asienta en la ciudad, como símbolo de la realidad que percibe.
La ciudad es la máxima referencia de un movimiento que se ha volcado en su sentido, en contra del significado de la modernidad, que en las grandes urbes, surge como el culto a la innovación. Calinescu dice que “como poética trabaja la imposibilidad, la impotencia de la palabra, el fracaso”. (1991,291) Lo indecible nace como una conciencia, una lucha del sentido, de la impotencia.
Para Joaquín Vásquez Aguilar su experiencia con la ciudad fue trágica desde el inicio; de niño fue traído a la ciudad para educarse, dejando su casa, su familia, el mar, permanece como servidumbre de la casa que le da cobijo y estudia en la escuela nocturna. Está en una ciudad cuando muere don Emeterio, su padre, y no puede asistir al entierro porque no tiene dinero. Así aprende a procurarse el recuerdo, la sensación de que algo lo abruma, el peso que la distancia del ser empieza a adquirir cuando la sensibilidad del artista llega al clímax de sus emociones. Finalmente esta relación desencantada, de tormento, llega a su punto más alto, cuando muere en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
Pero esta relación con la ciudad también conlleva una positividad, pues entre ese caos está el amor, la literatura y el teatro, que se le abren como horizontes para su experimentación. Ahí crece como escritor. En la ciudad está el caos que le hace recuperar sus recuerdos, acaso como causa, en muchas ocasiones, de su poética evocativa del mar. Así se justifica que la ciudad representa para el autor el acercamiento a otra realidad, se encuentra en sí mismo, una realidad en desacuerdo con la sociedad, que se distancia por la conciencia de la individualidad y que surge como un estilo de vida.
El poema “Por la calle larga” (2010, 45) es la bienvenida de Quincho a sus lectores, un reto a lo común, reflejo del artista consciente que vacila por los pasajes de lo desconocido, de la ciudad que lo atormenta: “por la calle larga/ alguien camina con mis pasos/ alguien muere en la esquina/ alguien, más allá, nace/.” La cotidianidad es una realidad que esclaviza con sutileza, que se vuelve parte de la personalidad y la conciencia, pero el artista sabe reponerse y continúa: “todo parece correr con la naturalidad del tiempo/ y detenerse a veces en la esquina/ todo parece para mis ojos como diariamente/” Hasta que finalmente se asume como aquel súper-hombre que es capaz de transgredir las normas: “salvo que un día/ por la calle larga que se vuelve un niño de pronto/ mis pasos me los pongo/ conozco los relojes con sus horas hechas de carne/ y conozco todas las cosa que veo subir desde lo que era/ un sueño y se ha roto/ después viene la noche/ y me digo que ya vendrá otro día, tal vez/”. Así declara que se asume en su papel, que está listo para perderse en el laberinto.
El estudio preliminar sobre la obra reunida de Joaquín Vásquez Aguilar En el pico de la garza más blanca (2010) habla del sentido que tiene la ciudad en la obra de Quincho:
La ciudad tiene un destino dramático. Su rutina es una forma de prisión y de trabajos esclavizantes. La modernidad es un error humano que penetra en lo elemental del mundo y lo contamina, un mensaje que ha llegado al final de sus valores. El mundo contemporáneo se vuelve más artificial, menos humano; sus habitantes se van desposeyendo interiormente; la sociedad se enajena radicalmente. No se habita el mundo de verdad. En esta situación, la poesía de Joaquín busca la inocencia de las cosas y de la antigua unidad no desvirtuada por la evolución tecnológica.
“El mundo contemporáneo se vuelve más artificial, menos humano”, ahí es en donde se encuentra el sentido de la figura, en un desprendimiento del ideal, en un vacío. Para Lipovetski (2002, 93) “la innovación modernista es su alianza con el escándalo y la ruptura; de esta manera surgen obras en contradicción con la armonía y el sentido, divorciadas de nuestra experiencia familiar del espacio y del lenguaje” esto sucede cuando Quincho implica a la ciudad en la temática de sus poemas, hasta que se individualizan, su constante las acerca a una dimencionalización de su inconsciente, en el que el caos es la percepción ante la violencia, el ruido, el contacto con cientos, miles de conciencias que le rodean y se abruma. Lipovetski señala (2002, 81) “El modernismo es una especia de autodestrucción creadora… El arte moderno no sólo es hijo de la edad crítica, sino el crítico de sí mismo.” Esa conciencia lo convierte en un posmodernista, se distancia del ambiente y se erige como observador.
Pero su contacto con la ciudad va más allá, se deja absorber por esa gran conciencia artística que hay en el Distrito Federal, a donde se va a residir con su grupo de Teatro Campesino. Ahí sustituye su necesidad de modernidad, por el “hay que ser absolutamente uno mismo” contraseña del posmodernismo, al que fue introduciéndose producto de “una conducta extremista que lleva la lógica del modernismo hasta sus límites extremos…”(2002, 105), así lo propone Quincho, como un divorcio entre los valores del artista y los del mundo cotidiano. La ciudad es otro elemento conductor de la conciencia artística del poeta, se dejó ir por una búsqueda interna que lo expulsa de su paraíso, hacia lo cotidiano y la fatuidad del momento citadino.
Así Quincho cambia sus valores tradicionales, cobra una conciencia sincrética entre lo convivencial y el vacío. Su gusto por el trago. Lipovetski indica que en la conciencia posmodernista se encuentra “la cohabitación de los contrarios que caracterizan nuestro tiempo, no la pretendida cultura hipdrug-rock”. El mismo autor indica que “el posmodernismo tiene tendencia a afirmar el equilibrio, la escala humana, el retorno a uno mismo, aunque sea cierto que coexiste con los movimientos duros (ambientes de vicios y violencia).” (2002, 93) En el caso particular de Quincho, la ciudad es la representación de un compromiso que se acata, aquel de la evocación de actitud, que es una autodestrucción que se representa con este signo. Joaquín Vásquez Aguilar no es de los que acatan la desdicha de la ciudad, por el contrarios se asume y sale a buscar un camino, así lo muestra en el poema XII de vértebras; donde habla de la realidad que le rodea, a la que considera un engali que asfixia su ser, que lo abruma. Y entonces lucha:
si dijera calor mío
previas velocidades y señales de tránsito
así de grande la mentira
si la mirada
se midiera por bancos
ciudades industriales
masa monoteísta
así de asfixiante

Esto lo hace avanzar enalteciendo la crítica, la valentía del héroe, del que se sacrifica, de la imposición del mito como dogma:

cuando el hombre que nace crece muere
sólo supiera rosas
y miedo a la manzana
y continente
y castradura

Sin embargo el poeta es capaz de reponerse del contratiempo de lo cotidiano y osa actuar, adelantando a su destino:

he aquí mi osadía
a la mitad del puente conquisto la frontera
y claroscuro
dudosamente acato mi desdicha. (152)

La ciudad se transforma en un mal sueño, sin final feliz, en la idealización pacífica del caos, pero el asumir esa auto-imposición crítica, que le da una posición crítica para observar. Perceptiblemente la ciudad se torna en un símbolo que lleva sobre sí el sentido de lo complejo. La complejidad de la relación con este elemento lo funde con la embriagues, el aturdimiento. Abrumado el poeta se busca para salvarse de una tragedia “por el de la ciudad de México, a la que no quería/ ir porque decía que iba a morirse de frío, de ruido,/ de aplastado” (204).Cuando se compenetra , se asfixia, la ciudad no deja de significarse como tormento: “aquí no hay adioses de ciudades, ni retornos a gran velocidad” (2002, 193). La ciudad equivale a la soledad, al vacío y la pérdida de una apuesta como en “Soneto que no entra a la ciudad” ( 179):
Yo no habito ciudad. No. Me doy cuenta.
Y me doy cuenta que ando un poco
Luz. Ciudad que no habito y cuyo foco
oscuro, cuya lámpara sedienta
de mí, de mi silencio (que me orienta
a la luz, a las voces con que toco
el paso de mi sangre y mi loco
seguir en mi tristeza y osamenta)

Esta soledad se transforma en aturdimiento, en nostalgia, en un recuerdo que evoca constantemente al mar, aún en la ciudad, descubriendo el paraíso natural que ha perdido y el artificial paraíso en el que sobrevive. Finalmente la figura de la ciudad es determinante como contraposición del mar, como referente de un escenario, del que puede prescindirse a costa de volver al pasado (237 y 273):
Garza de querer anidar la vida al viento
pelícano despreocupado de mi sufrir amar
un descansar hamaca en la tarde sedúceme
y la parvada alárgame la nostalgia del mar
más pésame el café bullicioso de la ciudad
y llámame el camarón desde el fondo del restorán
así ganas me dan de una mujer y llorar
o ser un pez espada en el congreso de la paz
mas la locura es hambre y es tristeza sin par
y sin bolsas prefiero mi lluvia y mi manglar.

“rural minuto” es un ejemplo de la forma en que quincho representa también el símbolo de una ciudad en la metonimia. Recurrente en el mar, la ciudad y su sentido, es la sentencia de separación del recuerdo:

3
Ciudad que te sitúa
exactamente en la cintura
de este rural minuto
de limones maduros por tu patio.
Momento que se ha roto
con todo su silencio por tur ojos.
Que se ha quedado atrás,
Al otro lado de este ruido y de este asfalto.
Más allá del presente,
donde está tu camino con su polvo.
Dónde están tu huarache y tu sombrero.

La ciudad es la representación del mundo real, del mundo en que debe encontrarse para ir a la aventura, en busca de historias: “que estoy desierto y soledad y campo/ y estoy cantando ayer con tu canción de pájaro/ ciudad afuera.” (348) Es su forma de sobrevivir al régimen del caos, la ensoñación, el regreso al recuerdo como se observa en “otro poema a Isolda” (214)
me acuerdo
sonreías tan adentro de mis ojos
(del aire de mis ojos)
a veces llorabas este pinche mundo tú decías
éramos amigos
y me platicabas de tus hijos
me acuerdo
una vez te dije estoy enamorado de ti
y abriste tu sonrisa como un paisaje
pero sabíamos bien el rumbo de nuestras tristezas
en nuestro clima sobraban las palabras
me acuerdo
un día querías volcar tu escritorio en la oficina
y mandar al diablo papeles y la ciudad entera
te di una mirada como un abrazo
me acuerdo
íbamos a tu casa
nos recomendábamos libros
tomábamos café

La relación con la ciudad se matiza en su encuentro próximo con la sobriedad, con los momentos de paz significativos, que guardaba para sí como un recuerdo, como una evocación con la qué poder acercarse a lo perdido. Finalmente encuentra la forma de lidiar con el caos. Sabe salir del experimento cotidiano para lo que se inserta en su conciencia interna en busca de algo profundo de que asirse:

Me estoy saliendo al patio a caminar
cada mañana cada tarde
al patio de mi casa mientras es octubre
mi casa quedó atrás
y escribo
y mientras es octubre y escribo
el recuerdo se me vuelve mi casa con su patio
y salgo a caminar
cada mañana cada tarde
cada olor de limón
cada pájaro
cada mirada padre
cada mirada madre
cada mirada hermano
y también canto
estoy sentado
en algún lado de alguna ciudad con todo su ruido y su metal
pero ando caminando por octubre
mientras es el patio de mi casa
pájaro
limón
pájaro
mi casa con su puerta vieja
y con mi perro
mi casa
mi perro
y tengo cienmil pasos por el polvo
y tengo el camino y la vereda
y cienmil pájaros tengo
mientras es octubre

Finalmente, es interesante la conjunción de significados simbólicos que se da como producto de la fusión de elementos ciudad-mar. La ciudad es el reflejo de esa conciencia desencantada, “posmodernista”, fatalidad y vacío, encuentro consigo mismo (abrumado o sobrio), solitario. En su evocación del mar, él mismo es el mar. El estero es su equilibrio con el caos, del que sirve en la embriaguez producto de la saturación del sentido y del mundo. Emborracharse es el regreso al mar. En el Mar renace. En la ciudad se gasta esa vida que le queda.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Más allá del mar, está el ocaso: La figura de la ciudad en la poética de Joaquín Vásquez Aguilar

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Más allá del mar, está el ocaso: La figura de la ciudad en la poética de Joaquín Vásquez Aguilar
Quincho es uno de esos escritores que se valen de la potencialización del lenguaje para recrear sus emociones y sentimientos, reflejos de soledad y nostalgia; el lenguaje se eleva en su poesía hacia una meta-conciencia de la contemplación, se sublima, se dirige a una empatía que se alcanza en la sencillez de sus figuras a la vez de la profundidad de su expresión. Aunque mayormente dirige su temática al mar, la nostalgia y el anhelo, deja entrever una tormentosa conciencia, la que se dirige a la aventura, al caos, a la embriaguez del sentido y que se asienta en la ciudad, como símbolo de la realidad que percibe.
Para Joaquín Vásquez Aguilar su experiencia con la ciudad fue trágica desde el inicio; de niño fue traído a la ciudad para educarse, dejando su casa, su familia, permanece como servidumbre de la casa que le da cobijo y estudia en la escuela nocturna, está en una ciudad cuando muere don Emeterio, su padre, y no puede asistir al entierro. Así aprende a procurarse el recuerdo, la sensación de que algo lo abruma, el peso que la distancia del ser empieza a adquirir cuando la sensibilidad del artista llega al clímax. Finalmente esta relación desencantada esta relación de tormento llega a su punto más alto, cuando muere en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
Pero esta relación con la ciudad también conlleva una positividad, pues entre ese caos está el amor, la literatura y el teatro, que se le abren como horizontes para su experimentación. Ahí crece como escritor. En la ciudad está el caos que le hace recuperar sus recuerdos, acaso como causa, en muchas ocasiones, de su poética evocativa del mar. Así se justifica que la ciudad representa para el autor el acercamiento a otra realidad, se encuentra en sí mismo, una realidad en desacuerdo con la sociedad, que se distancia por la conciencia de la individualidad y que surge como un estilo de vida.
El libro de la obra reunida de Joaquín Vásquez Aguilar “En el pico de la garza más blanca” comienza con el poema “Por la calle larga” (2010, 45) la bienvenida de Quincho a sus lectores, un reto a lo común, reflejo del artista consciente que vacila por los pasajes de lo desconocido, de la ciudad que lo atormenta: “por la calle larga/ alguien camina con mis pasos/ alguien muere en la esquina/ alguien, más allá, nace/.” La cotidianidad es una realidad que esclaviza con sutileza, que se vuelve parte de la personalidad y la conciencia, pero el artista sabe reponerse y continúa: “todo parece correr con la naturalidad del tiempo/ y detenerse a veces en la esquina/ todo parece para mis ojos como diariamente/” Hasta que finalmente se asume como aquel súper-hombre que es capaz de transgredir las normas: “salvo que un día/ por la calle larga que se vuelve un niño de pronto/ mis pasos me los pongo/ conozco los relojes con sus horas hechas de carne/ y conozco todas las cosa que veo subir desde lo que era/ un sueño y se ha roto/ después viene la noche/ y me digo que ya vendrá otro día, tal vez/”. Así declara que se asume en su papel, que está listo para perderse en el laberinto de la poesía. Autor claro y preciso, que utiliza al lenguaje como una extensión de su ser que nace de las emociones profundas, su temática recurrente del mar lo sitúa en una condición especial, pues no hay más autores que hablen de eso en la actualidad, es un poeta de culto que le gusta recuperarse en el recuerdo de los jóvenes que hacen la verdadera promoción de su obra.
El día de hoy cerrará el congreso nacional Joaquín Vásquez Aguilar, con mesas de ponencias y testimonios en punto de las 11:oo hrs. Y las 18:00 hrs. En la biblioteca general de la UNACH. Evento que sin duda hará cobrar una nueva dimensión a la obra poética de Joaquín Vásquez Aguilar, pues sienta los precedentes para el ejercicio crítico, lo que hará trascender al autor hasta el lugar que le corresponde en la poesía chiapaneca.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

jueves, 11 de noviembre de 2010

Mujer y Dramaturgia: Elena Garro

Gabriel Velázquez Toledo
El Liróforo
Mujer y Dramaturgia, Elena Garro y el teatro poético.
Elena Garro gusta de emplear en su dramaturgia una fusión de identidades, que permiten demostrar valores que se encuentran sumergidos en lo más profundo del pensamiento humano. La animalidad es sin duda una de sus preocupaciones, pues a pesar de la modernidad, se recurre constantemente al uso de las supersticiones y las pasiones como referentes de conducta. Esto provoca cierta identidad con el espectador, pues su fuerza teatral se sitúa precisamente en el puente de esta animalidad, que transgrede lo cotidiano, pero que a la vez es insignificante.
Hay una comunidad de valores simbólicos que reitera en tres de sus obras elegidas para el análisis “Los perros”, “El rastro”, “El árbol”. La soledad del campo, la soledad de la ciudad, la soledad del hombre. El no saber estar es parte de la propuesta de transgresión que Elena Garro muestra. Sitúa a la oscuridad como un paraje místico, por eso sus personajes tienen algo de fantasmales, de otro mundo, que con su pensamiento mágico transforman un orden.
En “los perros” podemos observar esto cuando se hacen evocaciones de la madre y el primo a lo sabido, como conjurando sin querer un instante cíclico “Javier: No tarda la noche en volverse muy oscura. Los árboles están soltando sus demonios y rodeándose de sombras...” Barajas, en “El rastro”, está completamente trastornado por su madre muerta y considera una traición a sus mejores momentos el haber dejado todo por una mujer. Adrián:… Me has convertido en el olvidado de los hombres, en el alejado de los pueblos, has matado de un pedriza a la divina Providencia, para dejarme huérfano en este rastro, en donde no más se pasean los muertos.” Es el hechizo de la necesidad, de la familia, del desamparo. Por último Luisa, en “El árbol”, justifica la conducta que ha tenido en su pasado, por la presencia de un demonio, de la magia “Luisa:Y me fui al monte y encontré un árbol frondoso tal y como me dijeron mis compañeras lo hice.”
Pero gracias a este pensamiento místico es que Garro, también ha logrado encontrar un sincretismo entre el pasado y el presente. Los recuerdos son la imagen real que tortura, epifanías y fortalezas, que conducen a las acciones en todos los casos. El lenguaje le sirve también como herramienta para connotar que hay una vulgaridad, un sentimiento de pertenencia social, de igualdad entre espectador y actor.
Los escenarios son comunes también. La soledad se infiltra como una sensación, que propicia el momento mágico-trágico. La oscuridad cunde y esconde, la locura se adueña de los personajes en un abrir y cerrar de ojos, da mala suerte y destruye. Es por eso que propicia páramos solitarios y departamentos, pues en su entorno ambos se encuentran aislados de todo contacto humano, que los aproxime a una unidad común, y les permite saciar su instinto y deseo.
Algo curioso de la presencia de Garro en la dramaturgia es su empleo de una poesía altamente simbólica, en la que logra un sincretismo de ideales, retomados del pensamiento prehispánico. Actualmente buena parte de sus obras retoman una vigencia contundente, pues el empleo de la violencia y sus justificaciones, nos recuerdan el estado de sitio en el que vivimos actualmente en el país, una escritora que sin duda hay que leer para comprender el presente.

martes, 9 de noviembre de 2010

Congreso sobre la obra de Joaquín Vásquez Aguilar

Por este medio se hace extensiva la invitación a Investigadores, docentes, alumnos y sociedad en general a participar en el Primer Congreso Nacional Joaquín Vásquez Aguilar, a celebrarse los días 17-18 y 19 de noviembre del presente año en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
La participación será de tipo crítico, refiriendo al correo electrónico martneztorrez@prodigy.com un archivo digital con la ponencia a presentar.
Cabe mencionar que al presentarse en este evento la obra dispersa, reunida por primera vez en un volumen, de Joaquín Vásquez Aguilar, se han invitado a reconocidos investigadores de literatura en México con el objeto de evaluar y dar a conocer más ampliamente al que sin duda será reconocido como uno de los mejores escritores de Chiapas en el siglo XX.
Saludos

jueves, 28 de octubre de 2010

En el pico de la garza más blanca. Edición crítica de la obra de Joaquín Vásquez Aguilar.

EL Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
En el pico de la garza más blanca. Edición crítica de la obra de Joaquín Vásquez Aguilar.

El pasado viernes 22 de octubre, en el Congreso Nacional de Investigadores en Poesía “Otoño y Poesía” que se celebra el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana, en la ciudad de Xalapa, se presentó, en punto de las 18:00 horas, el que seguramente se posicionará como un libro emblemático dentro del ejercicio crítico de la investigación literaria en Chiapas: En el pico de la garza más blanca. Que contiene la obra reunida del poeta oriundo de Cabeza de Toro, Tonalá, Joaquín Vásquez Aguilar, mejor conocido por todos como “Quincho”.
El doctor Efrén Ortiz, coordinador del congreso, presentó el libro del otrora poeta del mar, como uno de los más significativos aportes a la poesía contemporánea chiapaneca. Y es que sin ser un autor de culto, el rumor del poeta que vivió y murió a su modo, se ha ido perpetrando en la conciencia de los jóvenes. Autor que sin duda despierta simpatías cuando en su ritmo encontramos la conjugación del verso libre, elevado a su mejor nivel en Chiapas. Equiparado incluso a la labor que hiciera Jaime Sabines, el ejercicio poético de Quincho tiene la virtud de ser cercano a la nostalgia. Su añoranza por el mar y el estero lo lleva a mostrar una realidad que se divide con la urbe y se conjugan en una poesía de emociones.
La compilación de la obra fue realizada por los doctores José Martínez Torres y Antonio Durán y la Maestra Yadira Rojas León, quienes tuvieron que emprender una compilación del material a través de un sin número de vicisitudes, pues como bien dijo Efrén Ortiz en la presentación del libro en Xalapa: “el primer paso para que un autor se vuelva de culto, es que su obra no desaparezca”. Y ni en bibliotecas, centros culturales o botaneros (que el poeta tan solícitamente gustaba visitar) tienen los libros de éste autor, que murió en los albores del año 1994.
Repleto de símbolos, que demuestran su erudición, no es un poeta de improvisaciones, por el contrario, cuenta el doctor Martínez Torres que Joaquín se pasaba repitiendo versos en su mente, hasta que por fin el ritmo era el que buscaba y el tema era abordado de la manera en que su capricho lo demandaba, era en ese momento, y sólo así, cuando se decidía a escribir un poema.
Su afición por la literatura le volvió un hombre sumamente sensible. El doctor Antonio Durán rememoró que en una ocasión, el poeta tuvo un puesto burocrático, al que pasados 15 días dejó de asistir. Al mes siguiente volvió a aparecer en la oficina y al increparle su prolongada ausencia simplemente dijo: perdóname, pero es que había sentido que se me enfriaba el alma.
Para nuestra buena fortuna, el libro pronto estará a la venta para el público. La coedición UNACH-CONECULTA lo tendrá listo en poco tiempo. Pero para aquellos aficionados a la poesía, el próximo 17 de noviembre se estará celebrando en la UNACH un encuentro de críticos de diversas universidades, entre las que destacan la UNAM y la UV, que tendrán como fin aportar con sus investigaciones, pistas que nos ayuden a develar el sentido tan elevado que Quincho gustó siempre de imprimir a su poesía. Ahí se darán cita también aquellos que conociéndole, brindarán un testimonio acerca del poeta, además de estudiantes de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana y de la Maestría en Letras Mexicanas que dirimirán algunos aspectos de la obra de este autor.
Es pues que a partir de este libro, podrá ser estudiada más a fondo, con el fin de otorgarle el merecido lugar que en las letras chiapanecas debe tener, la obra de Joaquín Vásquez Aguilar, quien a falta de un padrinazgo político, se había quedado en los anales del olvido. No hay concursos poéticos exprés en su nombre, ni premios literarios laureados, pero hay por fin un libro con su obra reunida, que le hará justicia poética y le hará equipararse con los más grandes de la literatura chiapaneca.

jueves, 14 de octubre de 2010

criminalización de la cultura

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
La criminalización de la cultura

Uno de los negocios más rentables en el mundo de la comunicación es la radio. Cientos de automovilistas prefieren sintonizar una estación, para acompañar los trayectos que realizan y aminorar la tensión del flujo vehicular tan lento que hay en la ciudad, debido al sobrecupo de automóviles. El alto impacto que dicho medio representa en el ánimo social, no es equiparable al de ningún otro todavía, en especial cuando los requerimientos técnicos para su sintonía, no requieren de grandes gastos.
A últimas fechas, la eliminación, próxima, de las frecuencias de Amplitud Modulada (AM) se devela como parte de una estrategia de los grandes emporios radiofónicos, que buscan con esta medida terminar con la competencia de radiodifusoras locales y comunales, buscando obligarles a entrar en un mercado en el que los requerimientos técnicos son sumamente costosos y fuera del alcance de quienes no cuentan con el dinero para montar antenas y equipos sofisticados de emisión de ondas de Frecuencia Modulada (FM).
Como si esta medida, desproporcionada, en aras de la “modernidad” no fuera suficiente, la acción represiva de instituciones vinculadas a la procuración de justicia, han arremetido contra las emisoras religiosas y culturales que permanecen en el “clandestinaje”, sin que éstas apliquen un uso comercial al espacio que supuestamente “piratean”. Como es bien sabido los permisos para poder hacer un uso comercial, son sumamente engorrosos y burocráticos, creado para minorías que cuentan con los favores necesarios, como el que tengan un buen padrino para palanquear la venia de las autoridades, y así explotar el espectro radiofónico en la ciudad. Sino el trámite es simplemente un intento absurdo.
Este negocio se encuentra en manos de muy pocas familias, y aquellos que se atreven a presentar una alternativa programática son catalogados como delincuentes, aún cuando su propuesta se dirija a la difusión de alternativas socio-culturales.
En estas últimas semanas 3 radiodifusoras han sido víctimas de supuestos operativos, con la finalidad de desmantelarlas y sacarlas del aire. La Justificación es el agravio social, intentos de sedición y la provocación de ideas. El testimonio de quienes estuvieron presentes durante las redadas, aseguran que el uso de la fuerza fue desmedido, con un lenguaje soez y amenazas en contra de las personas que se encontraban en los inmuebles. Tratados como vulgares delincuentes, rebeldes, rojillos y no como comunicadores, sometidos con la fuerza e intimidados por las armas que los agentes procuradores de “justicia” portan para estos casos.
Me pregunto ¿es necesario el uso de la fuerza represiva para cumplir, con lo que sin duda alguna, es su deber? El diálogo es la virtud de las personas sabias que tienen la voluntad de resolver problemas, sin llegar a hacer gala de su “poder”. No podemos permanecer ciegos a este fenómeno, pues contemplar el uso de la fuerza en contra de personas que no se encuentran cometiendo perjuicio contra terceros, como algo “normal”, es otro síntoma más de esta grave enfermedad que nos convulsiona como país: la intolerancia. No olvidemos que la virtud sin la ciencia produce tontos y la ciencia sin la virtud produce tiranos. La justa medianía provoca un estado crítico en el que el debate, la libertad de expresión y las propuestas, comparten un espacio común, buscando el bienestar social y lo más importante: El progreso.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

jueves, 7 de octubre de 2010

Fansin: rescoldo de la libertad de expresión.

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Fansin: rescoldo de la libertad de expresión.

A últimas fechas el cierre de periódicos, revistas, centros de radiodifusión y cualquier otro medio que no esté de acuerdo con las disposiciones oficiales del comercio de la información, no sorprende a nadie. Parece ser que la tendencia es hacer de la opinión un privilegio, pues aquel que no tiene una cercanía a aquellos que controlan los medios de comunicación, está destinado a permanecer en el rincón del silencio.
Afortunadamente para algunos, las tendencias de la globalización permiten que el acceso a las vías electrónicas de comunicación, y en especial el internet, sea una herramienta útil en esta búsqueda de la libertad de expresión. Sin embargo aún nos hacen falta algunos años para considerar en nuestro Estado, a dicho medio, como una alternativa eficaz de comunicación crítica. La contundencia de este medio llega poco a poco gracias a las redes sociales y al despertar crítico de los jóvenes, que deciden no permanecer con los dejos de información que las grandes cadenas nos presentan y buscar las versiones alternativas de esas mismas noticias, que en la red se muestran.
En otros tiempos los movimientos juveniles tenían medios de expresión alternativos, que surgían como parte de un compromiso ideológico personal. Los Fansines fueron en buena medida una de las herramientas más importantes de la difusión de valores contemporáneos. Derivada del ánimo fanático (fans) a las revistas (magazine) por parte de jóvenes, surgieron estas propuestas alternativas, que en un par de hojas (de imprenta o simples fotocopias), exponían aquellos elementos críticos y de opinión que consideraban no eran abarcados en estos ejercicios.
Hace no más de 5 años, en Tuxtla este movimiento era impulsado por jóvenes que hoy se encuentran consolidados en su búsqueda por definir un estilo literario (tal es el caso de Omar Gámez, Víctor Molina, Antonio Reyes, etc.). Los esfuerzos comunes de estudiantes por presentar en el medio social sus ideas e inquietudes, se ha visto reducido de forma significativa. La generación de lectores de “cinético marginal”, “sangre yugular”, “la jeringa” y un largo etcétera, se ha tenido que conformar con recurrir a los blogs, lamentando la ausencia de aquellos encuentros fortuitos, en las combis o los tuguchis, de aquellos textos que movían a una exploración ideológica diferente.
El campo de experimentación técnica e intelectual que era este medio, ha perdido una batalla más, cuando su principal centro de promoción y difusión, la facultad de Humanidades de la UNACH en donde se encuentran las carreras de literatura y ciencias de la comunicación, ha vetado la publicación en sus muros de estos esfuerzos, condicionándolos a una revisión y solicitud previa a las autoridades correspondientes.
Incentivar propuestas independientes de publicaciones, no significa estimular la clandestinidad ni el chisme, sino buscar que el cúmulo de futuros críticos, se aseguren una forma independiente de opinión, en que dirijan su ejercicio no a las masas, sino a sí mismos, obligándose a sostener una congruencia que va de su ideología a sus actos.
Creo que en buena medida la crisis que vivimos, de falta de revistas y material crítico especializado, se debe a que no ha sido promovida una cultura de valores dignos de la sociedad en que vivimos, que aún se sustenta en su pasado. Ahora somos una sociedad cosmopolita, nos guste o no, y el fomento de medios alternativos crea las bases para transformar algo que nos es de suma vitalidad, la promoción del ejercicio autocrítico.

jueves, 23 de septiembre de 2010

la cultura del chisme

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
La cultura del chisme

En nuestro país, y sin temor a equivocarme, ante nuestra nula capacidad para la investigación, producto de una educación deficiente que nos inculca lo que debemos saber y no cómo obtener conocimientos, hemos optado por utilizar una alternativa en la cual no es necesario verificar la veracidad de lo dicho. Sencillamente se trata de la reproducción de un rumor, cargada siempre de un poco de opiniones subjetivas individuales de quien informa y de ejercicios imaginativos para suplir, a manera de intriga, los datos faltantes, que terminan de esta forma por tergiversar aún más lo dicho. En pocas palabras, el chisme.
La envidia, la maldad, la ignorancia, el odio, son sólo algunos de los motivos que llevan a las personas a continuar un rumor mal intencionado, curiosamente de las buenas noticias se sabe muy poco. Para el colmo de males, parece que esta práctica se ve impulsada por las instituciones, que ante su ejercicio en contra de la delincuencia, anima a la sociedad a volverse parte activa de este ejercicio. La cultura de la denuncia no es más que una exacerbación, representativa de la nulidad del funcionamiento de las estrategias hasta hoy seguidas.
No se trata de fomentar que seamos un país de chismosos, se trata de un cambio cultural que necesita urgentemente bases sólidas, que la educación humanista (en la que se incluyen valores cívicos y éticos) puede proporcionar. Sin embargo parece que los planes institucionales de ciertos líderes de la educación no contemplan el ejercicio crítico de la razón en los alumnos, porque es sumamente peligroso para sus estructuras, que se mantienen a base de favores electorales y dinero.
La influencia de telenovelas, programas de entretenimientos y literatura barata, producto de revistas que sólo buscan explotar el morbo, se suman al fomento social de esta práctica tan poco ética del chisme. Pareciera que es una confabulación dirigida a mantener en el letargo la mente de las personas.
Mas no todo es culpa de ellos, pues los intelectuales y la iniciativa privada (me refiero a la sociedad en general no a los grandes emporios), tampoco han realizado un esfuerzo digno para fomentar los más indispensables principios en los jóvenes, que son quienes más lo necesitan. Ejemplo de ello es que los millones de chavos ni-nis que existen en el país, no tienen ni la menos idea de cómo llegar a establecer propuestas o acciones que mejoren su calidad de vida, pues están a la espera de un paternalismo, al que por muchos años nos tuvieron acostumbrados y que ahora sólo se dirige a ciertos grupos selectos.
¿Qué esperar entonces? El miedo por el estado de sitio en el que vivimos desde hace 4 años, también ha obnubilado el pensamiento de las personas, que temen a expresar una opinión, bajo el riesgo de ser considerado un disidente y por eso, recibir la represión correspondiente. Por eso las verdades a medias que los grandes medios de comunicación nos presentan diariamente, manipulando su contenido, no es contradicho ni puesto en tela de juicio por la mayoría de los espectadores que consumen dichos contenidos
Sin duda alguna, se trata de una cuestión de voluntad. Mucho se ha hecho con la apertura de escuelas en el Estado, lo que es digno de resaltarse, sin embargo queda la duda acerca de las personas que estarán a cargo de la educación de los jóvenes, que probablemente deban sufrir los embates de los programas educativos oficiales, que ni los mismos maestros dominan.
Afortunadamente en las grandes orbes, el fenómeno del internet está abriendo portales que permiten a los jóvenes verificar la veracidad de lo que aprenden. Esta práctica pronto llevará a algunos al ejercicio crítico de la búsqueda de un conocimiento específico, que los transformará en personas capaces de proponer y argumentar con bases.

Comentarios: elliroforo@gmail.com

jueves, 9 de septiembre de 2010

Brecht y Artaud. EL teatro y su poética

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Brecht y Artaud. EL teatro y su poética.

Bertolt Brecht (1898-1956) supone que “El teatro consiste en representar ficciones vivas de acontecimientos humanos ocurridos o inventados, con el fin de divertir”. Idea que a lo largo de su libro Pequeño órganon para el teatro, es muy recurrente, contraponiéndose al que fuera el predecesor del rompimiento con las estructuras formales del teatro en occidente, Antonin Artaud (1896-1948), quien buscaba en el “Teatro de la crueldad” una respuesta emotiva, derivada de la saturación y la intensidad. Ambos modelos transformaron a mediados del siglo XX, la concepción del teatro en su totalidad, propiciando una transformación desde su raíz.
Para esto Brecht cataloga las diversiones en Diversiones débiles y fuertes, (simples y complejas), las segundas más complicadas y ricas en aspectos “más contradictorias y preñadas de consecuencias”, es decir las que tenían una relación con el ejercicio de la apreciación. Brecht dice que “La tarea del teatro, como el de las otras artes, consiste en divertir a la gente. Esto le concede su especial dignidad”. Al igual que Aristóteles, opina que “Nada más alto ni nada más bajo que divertir a la gente”. Diferenciandose así de la dinámica de la “Reflexión inteligente” que Artaud propone para la apreciación de un espectáculo en todas sus dimensiones (música, plástica, drámática).
Brecht insiste en que las “diversiones de las distintas épocas fueron naturalmente diferentes entre sí, según las maneras que los hombres tenían de convivir”. La categoría histórico social nos ayuda a comprender la forma en que el espectáculo teatral era observado antes del surgimiento de sus nuevos valores “La inexactitud o incluso la evidente inverosimilitud, molestaba poco o nada, mientras que la inexactitud poseyera una cierta consistencia y la inverosimilitud fuera coherente”. No importaba que existieran inexactitudes o errores en las historias representadas, sino que nos apropiemos de los hermosos y grandes sentimientos de los protagonistas de la historia. Involucrar al espectador. Artaud busca, en el ejercicio de un teatro que busca involucrar las emociones del espectador con el ritual que los actores representan, igualmente que el público tenga un impacto positivo de lo que observa, pero éste derivado del shock que el espectáculo en sí le represente.
La opinión acerca del ejercicio poco profesional de los actores “comerciales” de la época que Brecht desprecia, se muestra en su opinión de que: “Lo que reduce nuestro placer en el teatro son las incongruencias en la representación de los acontecimientos humanos”, y aunque prepara de esta manera la ruptura con el teatro “ritualista” de Artaud para proponer la exploración libre de la escena en pos de un espectáculo inteligente y sencillo, desecha la búsqueda de la metafísica, interna e inconsciente de su predecesor.
¿Cómo deberán ofrecerse nuestras representaciones de la convivencia humana? ¿cuál es la actitud productiva frente a la naturaleza y frente a la sociedad, que nosotros, hijos de una era científica, debemos adoptarlas enteramente en nuestros teatros? Estas son las interrogantes que Brecht heredará de su tiempo y a las que tratará de responder con su ejercicio de lo absurdo. Y para la labor intelectual, propone “Nuestra actitud debe de ser crítica. Si se trata de la sociedad, revolucionándolas”. Busca llevar al teatro a revolucionarios sociales, es decir aquellos que son capaces de transmitir con una obra, determinado mensaje. “Que no olviden cuando están con nosotros, sus joviales intereses, con el fin de confiar al mundo a sus cerebros y a sus corazones, para que lo transformen según su criterio”. Artaud por otra parte, partió del precepto del “Ritual de la teatralidad” en su búsqueda de una liturgia cambiante pero profundamente inteligente, pero Brecht lo crítica gravemente: “Lo que les interesa a los espectadores en esos teatros, es poder realizar el engañoso cambio de un mundo contradictorio, por otro armonioso, o de uno no muy bien conocido, por otro de ensueños”. La realidad golpeó al teatro, presentando una nueva faceta: “El teatro tiene que comprometerse con la realidad con el fin de extraer representaciones realmente eficaces de la realidad”. Incluyendo los valores moralizantes de la sociedad en la que el acto dramático se presenta: “Y esto permitirá también que los espectadores disfruten con la moralidad específica de su época ligada a la productividad”.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Nuestra (violenta) cultura

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Nuestra (violenta) cultura

Hace pocos días tuve la oportunidad de asistir a una tocada de las que se organizan en salones de fiestas por los grupos musicales “underground” que existe en la ciudad. El ambiente era festivo cuando la primera banda empezó a sonar. Sin embargo algo curioso llamó mi atención, rostros desencajados que parecían la simple careta de un zombi, que se movían al compas de la música de forma autómata, sin siquiera comprender lo que a su alrededor se desataba.
El olor a solvente que despedían algunos, las pupilas dilatadas de otros más y la actitud autoritaria y violenta de los que en el centro del “slam” pretendían dominar el círculo de baile, propinando buenas golpizas a los que se les acercaban, ofreció el resto del espectáculo degradante de la juventud, que rodeada de descabezados, malos programas sociales, drogas, guerras institucionales tan ajenas a nuestra realidad inmediata y un sistema opresivo que juzga su cultura con todo el rigor de una generación que se ha hecho vieja, (suponiendo que sus valores son los correctos y por lo consiguiente los que deben imperar en ésta ciudad) me dejó la sensación de que la violencia también es una cultura.
Con esto no quiero referirme a los sacrificios aztecas, tan famosos y retorcidos por las descripciones de conquistadores ignorantes, ni a la necesidad pujante de realizar cambios sociales profundos con las armas, al respecto de la guerra de independencia, reforma y revolución, sino simplemente a una generación “ni-ni” que al igual que cualquier otra generación juvenil pasada, busca liberarse de ataduras y convencionalismos, con una actitud transgresora del orden establecido.
La falta de espacios regulados para dar cabida a cientos de jóvenes inconformes con un sistema, que en el mejor de los casos los niega e ignora, y en el peor de estos los reprime, sostiene el encono que justifica sus actos degradantes. No importa obnubilar la mente con solventes que queman el sistema respiratorio y altera la percepción de lo inmediato, distorsionándolo en una paranoia, porque hoy la “mona”, el “flexo” y todo aquello que “pone” por unos cuantos pesos, está de moda.
La violencia genera violencia. Políticas nacionales de transgresión a la individualidad, la criminalización de las actitudes de los jóvenes y la falta de comprensión de un problema social que se está presentando desde hace algunos años en todo el país, simplemente han creado una bomba de tiempo.
El desfogue que para estos jóvenes representa asistir a una tocada, bailar y expresarse, ha permitido canalizar buena parte de esta inconformidad. Pero me pregunto ¿Qué ha sucedido con los espacios abiertos en los que la regulación de un orden por grupos culturales puede transformar el ejercicio violento de la clandestinidad en una búsqueda por la armonía y la convivencia? Simplemente la falta de visión de algunos, ha sesgado espacios como el parque de la juventud, en el que desde hace un buen tiempo no se ven más actividades que la de computadoras conectadas a internet gratuito. O el auditorio que en una esquina del parque central, se encuentra abandonado desde hace mucho.
Es necesario fomentar políticas culturales que propicien ambientes diferentes en la juventud, así como dejar de criminalizar, por la simple apariencia y prejuicios personales, a promotores y espectadores de estos espectáculos, pues la juventud no está a la espera de cumplir con las expectativas de generaciones que le son completamente ajenas.
Tampoco la represión generará buenos resultados, pues si bien el consumo de estupefacientes ha ido en aumento entre la población juvenil, es más importante una solución real al problema que les atañe, pues la enfermedad no son las drogas, son solamente el síntoma de algo más profundo que tiene que ver con la desunión familiar, la falta de oportunidades y aceptación y en especial, con una falta de disposición por parte de la sociedad, gobierno y asociaciones de cualquier índole, para dar respuesta sensible a lo que está sucediendo actualmente.

Comentarios: elliroforo@gmail.com

jueves, 19 de agosto de 2010

Imposible. Víctor Molina

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
IMPOSIBLE. Víctor Molina

Los cursichorosdelaeyaculaciónprecos, son la propuesta alternativa al ejercicio libre y espontaneo de la poeticidad. Aunque de profundas raíces divergentes al discurso común, su naturaleza le vuelve un objeto crítico de una perspectiva que por clasificación social está en el estrato más rechazado: Lo Nako.
Víctor Molina salió mitad chilango, mitad chiapaneco, aunque ya se quedó de este lado, por el que se le inclina la balanza, modelo 84, ya un poco traqueteado por el uso, es uno de los principales artífices de la creación de Falsines como “Sangre yugular” y la “Jeringa”, además de incansable promotor de la editorial por internet “La tortillería”, en cuya colección se encuentran textos de buena parte de los autores falsineros de la ciudad.
El Artnako, como lo bautiza Armando Vega-Gil, es la expresión popular, expuesta al desencanto de los transeúntes cotidianos. Víctor Molina recupera esa esencia y trae una propuesta alternativa al discurso poético común. Desde la portada del libro (hecho completamente de forma artesanal en los talleres editoriales “independiente y clandestino”), que bien lo transforma en un objeto de colección, equiparable a una pieza rara, de museo (pues como dice el Navo, puedes enseñarlo a las visitas y presumir que es el libro más raro de tu colección), es recurso de una propuesta creativa, que parte del “Hazlotúmismo”.
Los choros del Molina, son certeros, como pequeñas saetas que se te clavan incómodamente en la espalda, allá los brazos no las alcanzan. Son parte del desencanto, del degenere, de lo cotidiano que una ciudad absurda deja de prestar atención, porque está ocupada en satisfacer sus propias necesidades. Es la queja fastidiada de tantas vacas sagradas de la poesía. Con orgullo puede decirse que su transgresión textual es para obligar a la lectura en voz alta, a recuperar la vida de esos signos impresos, más allá de la pura conciencia individual, que bien puede ignorar su verdadero sentido. En voz alta seduce, en voz alta recuerda que los poetas se extinguieron hace mucho tiempo, o por lo menos pasaron de moda y que ahora nos quedan algunos pocos profetas que lanzan sus hechizos sobre las conciencias que se detienen un momento a escucharles.
Por eso Molina prefiere hacer choros. Ser poeta compromete a saber de literatura. Pero el choro solamente compromete con la verdad que observa aquel que aspira a ser un albañil de la palabrería. Aprendiz es su condición permanente, sus construcciones verbales llevan a recordar la sencillez de la naturaleza humana y la complejidad de sus acciones.
La alternativa del proyecto editorial de la Casa Tomada, es propuesta como un parteaguas a las formas de entretenimiento social de que disponemos. La actividad, el movimiento, son parte fundamental para la creación de vínculos entre ideas, que arrojan un ejercicio crítico y la motivación, por parte de los jóvenes, de experimentar con el arte, la libre manifestación de las ideas. Así pues pretende volverse promotor de ejercicios inteligentes y propositivos.
El Próximo sábado será la presentación en sociedad del libro IMPOSIBLE, en la Casa Tomada, a partir de las 20 hrs., ofreciendo para tal ocasión el preestreno de los Chiapanacos, los choros de Armando Lira (Toluca), Omar Navo (Nabavaxia, Sonora), Antonio Reyes Quijote (Tapachula). Todo esto para dar testimonio del inicio de un esfuerzo colectivo por traer a la luz los textos de los autores “underground” de la urbe Tuxtleca.

jueves, 12 de agosto de 2010

Omar Gámez el Navo

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Omar Gámez “Navo”

Como salido de la adaptación de un guión de Ray Bradbury, el 9 de Agosto de 1978, en medio de la nada, en Navobaxia, Sonora, nació Omar Gámez. Alejado de libros, en el campo árido, viajando largos tramos hasta la escuela, lejos de la familia, como una buena canción cardenche, el Navo pasó buena parte de su infancia entre Navobaxia y Huapabampo, donde cursó sus primeros estudios.
Su espíritu impetuoso lo llevó hasta la capital para estudiar Comunicación, pero en vez de enfocarse en estudio, terminó por ser fundador del movimiento que Joel Verdugo habría de bautizar antropológicamente como la tercera generación del “Pluma Blanca”, exclusivo bar con tendencias de centro cultural alternativo, en Hermosillo, ubicado a unas cuadras de la UNISON. Este centro periférico de artistas, marcó a la generación joven de escritores, que acudía al intercambio de ideas, en el marco de una convivencia con escritores consolidados.
Desde recepcionisto en un hotel durante la prepa, reportero del semanario “de acá”, Falsinero (con “el expresivo” informativo de corte Zapatista y “Ahuizote” más bien rocker), vendedor de pintura, mesero en un bar norteño los fines de semana, hasta consolidarse hoy como bibliotecario y escritor. Cada una de sus actividades, se han prestado para su ejercicio literario, de donde en buena medida retoma sus textos, alternando esto con los recuerdos de las cosas que escucha: “Me gusta mucho escuchar a la gente, siempre tienen muchas cosas interesantes que les han sucedido y necesitan decirle a alguien”.
“En aquellos tiempos en el barrio, mi frase siempre era Daría y haría cualquier cosa por una mujer y un poco de dinero, verás que una vez hasta vendí un poco de sangre por unos pesos”. Publicado en antologías de narradores en su natal Sonora, ha logrado consolidar un estilo que llama “cronicuentos”. “Yo sabía hacer crónica periodística y quería escribir otras cosas, pero no sabía, entonces decidí fusionar estilos, seguramente lo de cronicuentos lo tomé de algún otro lado, pero no sé de dónde”.
Su libro “Al contado” le ha consolidado en los circuitos de presentaciones literarias en festivales como las “Horas de Junio” en Hermosillo, así como en Tijuana y por supuesto Chiapas. La calidad de su obra ha recogido múltiples elogios, que van desde su estilo sencillo y concreto, pasando por su ritmo, humor negro, y basto cúmulo de experiencias, que reflejan en su descripción, una realidad próxima, que exhibe verdades ignoradas por la sociedad apática, que se conforma con simplemente no ver.
La influencia del rock, conjugada con una gama de autores que conjugan experiencias bárbaras, como Bukowski, Roberto Bolaños y hasta Chalino, a quien se le dedica una historia en el libro, generan textos crudos, que sin miramientos ni escrúpulos, se encuentran con la develación de un testimonio de protesta contra el absurdo de lo real, que siempre supera a la ficción. Esto le ha valido ser “el segundo mejor escritor del pueblo, después del señor que escribe los epitafios”.
Sin embargo, hay una característica que vuelve al Navo un gran promotor de la literatura. El ejercicio de la lectura en público, que ofrece siempre la exquisitez de la picardía de un autor que es consciente del dominio que tiene sobre su obra. Desde que la lectura empieza, todos los que se encuentran en el recinto guardan silencio y observan con atención los detalles de la narración, que con tono norteño y poco sereno, más a lo piporro que a lo Octavio Paz, les roba sonrisas de complicidad y gozo.
Esta vuelta a la oralidad literaria, ha sido una de las acertadas claves que han llevado el ejercicio narrativo de Omar Gámez, a encontrar ecos en autores de renombre, como Armando Vega Gil, que en meses anteriores estuvo en la capital para presentar dicha obra. Actualmente enfoca sus esfuerzos a la creación de 5 novelas, de las cuales ha comenzado la primera y no tiene idea de qué sucederá con las demás, “serán producto de una amarga experiencia literaria que me ha comprometido con un ejercicio constante que exponga lo real inmediato”. Además estará presentando su libro en Yucatán, Puebla y su natal Navobaxia.

Comentarios elliroforo@gmail.com

jueves, 5 de agosto de 2010

El Pinche Quijote

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Antonio Reyes Quijote

En Chiapas existen un sinfín de escritores. No es un fenómeno moderno. Incluso es muy sabido entre la gente que si alguien arroja una piedra, seguramente golpee a un poeta. Eso ilustra la sobrepoblación de escritores que tenemos en el estado. Afortunadamente no todos publican, aunque no pocos lo intentan.
La escritura es una cuestión de perseverancia y estilo. Fuera de una moda, una raza de escritores suburbanos, se ha mantenido obstinado a los medios alternativos. Antonio Resyes Carrasco alias “El Quijote”, es un escritor Tapachulteco, nació un 4 de junio de 1978, probablemente en un día lluvioso e intempestivo, y de ahí agarró su modo. “Empecé escribiendo canciones, cambiando letras a las rolas en inglés que no entendía y haciéndolas mías”. Forjado al amparo de los falsines suburbanos (el mismo producía “El ejercicio de lo absurdo”), como sangre yugular, sinético marginal, popotito 22, la jeringa, ha creado una reputación como escritor de lo que Miller llamase la “Literatura del YO“.
A la par de su carrera como comunicólogo, fiel a sus principios literarios, dedicó buena parte de sus esfuerzos al periodismo, aunque sin empacho comparte sus humildes esfuerzos por hacerse de un poco de dinero “sí, pues fui también mesero de hipocampos, cargador de cemento, donde me corrieron porque me acusaron de que llegaban abiertos los bultos jaja y hasta cantante, con un éxito que más o menos suena todavía en la Casa Tomada que se llama: Cuando vienes rasurada lo hacemos mucho mejor”.
Una mala racha lo hizo alejarse un poco del circuito literario, para el cual planea su regreso con la reedición de la noveleta “El Hiato”, como parte de una trilogía que trabaja. “Actualmente mi chamba de vendedor de lotes a perpetuidad, me orilló a refugiarme en la literatura. Ahí nació la idea del segundo libro de la trilogía. Me dedico a escribir obiturarios irresponsables, que colecciono como anécdotas para la historia, que va a estar plagada de escenas monstruosamente reales, ajenas”.
Diego Arbit (reconocido escritor independiente argentino) dijo sobre “El Hiato” en su página de internet que “Es una de las mejores novelas que he leído”. Repleto de una necesidad por exaltar la extracotidianeidad que fingimos no ver a nuestro alrededor, Antonio Reyes es un cronista de nuestro tiempo. Su obra ha alcanzado un punto de madurez, que le ha vuelto exquisito.
Sin inhibiciones, el ejercicio grotesco de las pasiones humanas, nos enfrentan con una realidad animal que constantemente renegamos. Ahí es donde interviene el Quijote, para robarse las escenas de una literatura crítica sobre lo cotidiano. Es el mundo de los jóvenes, de los inadaptados, de los rechazados. Es el retrato del instante en que demonios de Eros y Tánatos copulan alrededor de conciencias jóvenes e incautas, que se pierden en laberintos de placer. El festín de la mentira y el exceso. La inconsciencia.
La obra de este escritor está en la página de internet de “latortillería” y “páginadeloscuentos” y muy pronto veremos publicada su obra en la editorial Klandestina, así como también se le puede encontrar en los recitales de los juelees en Casa Tomada y en su mail: quijotesco4@hotmail.com
Comentarios: elliroforo@gmail.com

jueves, 22 de julio de 2010

Rafa Catana y el movimiento Rupestre

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Rafael Catana y el rock Rupestre
Rafael Catana es un cantautor mexicano nacido en Veracruz. Es de esos que recorren la República tocando en teatros, peñas, bares y cualquier otro foro o espacio cultural que le presten. Catana ha estado en el movimiento musical subterráneo de México por casi treinta años, su estilo, fusión de crónica social y reflexión pasional, es un ejercicio para la recuperación, a su modo, de la herencia de la trova y los sones de su tierra, que sumerge en un ejercicio crítico, fusionando la canción urbana y el rock ácido, no está exento de una influencia norteña. Repleta de imágenes y sentimientos. Forma parte del movimiento infrarrealista y es fundador del Movimiento Rupestre, que surgió a finales de 1983 cuando presentaron su propuesta, acompañados de su guitarra, un teclado o armónica. Cercano a un folk regional, se recarga en la agudeza de una necesidad crítica, que los vuelve losverdaderos cronistas de su tiempo.
El apelativo de "rupestres" les viene del ciclo de conciertos en el Museo del Chopo por iniciativa de Ángeles Mastretta, Jorge Pantoja, Rafael Catana y Rodrigo González, quienes nombraron al ciclo 2º Festival de la Canción Rupestre y se realizó el 15, 16 y 22 de noviembre de 1983 Ahí dieron muestra de su talento: Rodrigo González, Roberto González, Jaime López, Cecilia Toussaint, Eblen Macari, Rafael Catana, Mario Mota, Fausto Arrellín, Guillermo Briseño, Alejandro Lora, Roberto Ponce y Gerardo Enciso. Definido así por Rockdrigo: “Somos cantantes que no tenemos voz de tenor y que no componemos como los grandes de la sabiduría estética, y que no tenemos un equipo electrónico sofisticado de sintetizadores y efectos muy locos. Somos rupestres porque somos músicos marginados y queremos romper con el panfleto y la etiqueta que casi todos los artistas acostumbran usar para identificarse con los demás. No contamos con los suficientes recursos económicos para grabar profesionalmente y mucho menos, para ser completamente independientes, vivimos de la música y pretendemos darle un nuevo enfoque para hablar más de lo cotidiano, de lo espiritual y lo urbano”. Actualmente, al movimiento secundan nuevos músicos como Armando Palomas y Jesús Alvarado por mencionar algunos.
El Próximo sábado estará en la ciudad Rafael Catana, trayendo un poco de su música, con la necesidad de expresar una visión sobre la colectividad, que está más vivo que nunca. Llegará al multiforo cultural independiente Casa Tomada a las 20:00 hrs, para compartir su ejercicio crítico-musical, en una ciudad en que la urbanidad tiene aún el sabor de lo ilícito.
Manifiesto Rupestre
"No es que los rupestres se hayan escapado del antiguo Museo de Ciencias Naturales ni, mucho menos, del de Antropología; o que hayan llegado de los cerros escondidos en un camión lleno de gallinas y frijoles.
Se trata solamente de un membrete que se cuelgan todos aquellos que no están muy guapos, ni tienen voz de tenor, ni componen como las grandes cimas de la sabiduría estética o (lo peor) no tienen un equipo electrónico sofisticado lleno de sinters y efectos muy locos que apantallen al primer despistado que se les ponga enfrente. Han tenido que encuevarse en sus propias alcantarillas de concreto y, en muchas ocasiones, quedarse como el chinito ante la cultura: nomás milando.
Los rupestres por lo general son sencillos, no la hacen mucho de tos con tanto chango y faramalla como acostumbran los no rupestres pero tienen tanto que proponer con sus guitarras de palo y sus voces acabadas de salir del ron; son poetas y locochones; rocanroleros y trovadores. Simples y elaborados; gustan de la fantasía, le mientan la madre a lo cotidiano; tocan como carpinteros venusinos y cantan como becerros en un examen final del conservatorio..."
Comentarios: elliroforo@gmail.com

domingo, 6 de junio de 2010

psicoanálisis y literatura 2

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Psicoanálisis y Literatura
Segunda y última entrega
Lacan busca reinterpretar a Freud a la luz de las teorías estructuralistas y post-estructuralistas del discurso. Considera que lo imaginario consiste en el reino de imágenes donde hacemos identificaciones, pero al hacerlo nos percibimos mal y nos reconocemos mal.
A medida que un niño crece, continúa haciendo identificaciones imaginarias con los objetos. Así se construye el ego, el cual es un proceso narcisista por el cual fomentamos una individualidad unitaria encontrando en el mundo algo con lo cual podemos identificarnos: “sólo cuando el niño reconoce el tabú o prohibición, simbolizados en el padre, reprime su deseo culpable. Este deseo es lo que se denomina inconsciente.
Eagleton describe el proceso del aprendizaje del habla de Lacan de la siguiente forma “Al tener acceso al Lenguaje, el niño aprende inconscientemente que un signo tiene significado sólo porque se diferencia de otros signos y aprende también que un signo presupone la ausencia del sujeto que significa. Nuestro lenguaje es “metafórico” en cierto sentido pues sustituye con su presencia la posesión directa y sin palabras del objeto”.
Además apunta que “el inconsciente no es otra cosa que el movimiento continua y la actividad de los significantes, cuyos significados a veces nos resultan inaccesibles, porque están reprimidos. A esto se debe que Lacan hable del inconsciente como el deslizamiento de lo significado, para colocarse debajo del significante. Como un constante apagamiento y evaporación del significado… que jamás permitirá que se interpreten sus más recónditos secretos”.
La crítica literaria psicoanalista, puede dividirse en cuatro aspectos, según el enfoque del análisis: autor, contenido, construcción formal y lector. En cuanto al análisis del autor, se refiere a la “intención autorial”, en cambio el del contenido, se refiere al comentario sobre las motivaciones inconscientes de los personajes sobre la significación psicoanalítica de los objetos o sucesos que presenta el texto.
Sin embargo, dentro de la relación del análisis que se dirige al autor, hay algo de suma importancia, la transformación del discurso personal en un texto literario. La definición de los elementos que le componen, está directamente vinculado con una interacción, producto de la mente del escritor y su inconsciente, que se empeña en colocar símbolos constantemente. Los lapsus son actos erróneos para la conciencia, en los que se manifiesta una descarga del inconsciente. Para Freud, el lapsus expresa un motivo personal relevante, desconocido para la personalidad consciente. A menudo el lapsus no es obvio y se revela sólo después de una larga cadena de asociaciones. Según Freud “Igual que los sueños, la obra (de arte) toma ciertas “materias primas” (el lenguaje, otros textos literarios, diferentes maneras de percibir el mundo) y los transforma en producto, mediante el empleo de ciertas técnicas.
Finalmente Eagleton sitúa a Norman N. Holland, en el análisis psicoanalista-literario, pues considera la literatura como el “poner en movimiento en el lector la interacción de fantasías inconscientes y de defensas conscientes entre ellas. La obra resulta agradable porque aprovechando medios formales tortuosos transforma nuestras más hondas ansiedades y deseos, en significados socialmente aceptable”.
Terry Eagleton. Una introducción a la teoría literaria. México. FCE.1983.

psicoanálisis y literatura 1

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Psicoanálisis y Literatura
Primera entrega

Freud propuso la teoría de que los síntomas histéricos y neuróticos tenían como causa núcleos traumáticos reprimidos en el inconsciente por ser moralmente inaceptables para el Yo del sujeto. Postuló que estos núcleos patológicos consistían en uno o varios sucesos de precoz experiencia sexual, perteneciente a la más temprana infancia.
EL objeto del psicoanálisis, según el autor, es estudiar la superficie psíquica que el analizado presenta cada vez, y se vale del arte interpretativo, en lo esencial, para discernir las resistencias que se recortan en el enfermo y hacérselas conscientes.
Freud postuló que “lo que hasta ahora ha dominado la historia humana es la necesidad de trabajar”. Lo que significa que el ser, debe reprimir su tendencia al placer, por su necesidad de convivir bajo valores sociales definidos. Esto provoca un estado de represión, que al volverse excesiva, termina por transformarse en una patología. Freud dice que una de las formas de hacer frente a los deseos que no podemos realizar, consiste en sublimarlos.
El padre del psicoanálisis sitúa al complejo de Edipo como uno de los principales factores que conducen la formación ulterior de los seres humanos. Es decir, se trata de las estructuras de relaciones por las que llegamos a ser lo que somos.
Según el psicoanálisis, los síntomas histéricos y neuróticos tienen su origen en conflictos inconscientes que, aunque ajenos por completo al consciente del analizado, pugnan por emerger a la conciencia. El resultado entre la represión y la fuerza emergente del material reprimido es una formación de compromiso; el síntoma histérico o neurótico. El objetivo es vencer las resistencias para que el analizado acceda a las motivaciones inconscientes de sus sentimientos, actitud o conducta.
La «regla fundamental» de la técnica psicoanalítica es la asociación libre. El analista introduce al paciente en la técnica solicitándole que le comunique todos los pensamientos, ocurrencias, ideas o imágenes que se le pasen por la mente, independientemente de que estos le parezcan absurdos, irrelevantes o comprometedores, «sin criticarlos o seleccionarlos» Al comunicar estos contenidos, el analizado no debe tener en cuenta cuan insignificante, trivial o desagradable le resulten, ya que esto sólo expresaría la acción de las «resistencias».
Freud supone que los sueños constituyen “el camino real” que conduce al inconsciente, pues los sueños son esencialmente realizaciones simbólicas de los deseos inconscientes. Éste a su vez, suaviza y deforma sus significados, con lo que terminan transformándose en textos simbólicos que deben de ser descifrados. De lo que parte Lacan para comentar que “el inconsciente está estructurado como el lenguaje”, así “los Textos-sueños son crípticos, porque el inconsciente no está muy bien dotado de técnicas para representar lo que tiene que decir, en gran parte se reduce a imágenes por lo que debe convertir una significación verbal, en una significación visual”.
Algunos problemas que se manejan en el consultorio psiquiátrico, tiene algo de relación con la forma novelesca del texto literario, pues al no coincidir nunca exactamente con los problemas reales, se vincula a los problemas de la vida real que ésta transforma. El psicoanalista Donald Winnicott comenta la importancia de “que el analista no conozca las respuestas (al caso clínico que atiende), excepto en la medida en que el paciente dé las claves. El analista recoge las claves y hace las interpretaciones”, de la misma forma en que el crítico literario lo hace con un texto.
En la segunda entrega, veremos la forma en que el análisis psicoanalítico ha influido en la percepción del mundo del arte y en particular el de la literatura.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Rosario Castellanos. Sabiduría, amor y fraternidad.

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Rosario Castellanos. Sabiduría, amor y fraternidad.

Rosario Castellanos (1925-1974), oriunda de Comitán de Domínguez, insigne escritora e intelectual brillante de las letras en nuestro país, representa para la mayoría de los chiapanecos, una figura que correlaciona un esfuerzo perpetuo por la superación intelectual y la diseminación de los prejuicios que su entorno social tenía impuestos. Dedicó una extensa parte de su obra a la defensa del empoderamiento de las mujeres (buena parte de sus escritos, derivan de su acertado ejercicio de observación y crítica de las costumbres de su región, donde hizo incapie en la situación de las mujeres y de grupos vulnerables autóctonos) labor por la que es recordada como uno de los símbolos del feminismo latinoamericano, aunque ella no comulgara con este movimiento.
A nivel personal, sin embargo, su vida estuvo marcada por un matrimonio desastroso y continuas depresiones que la llevaron en más de una ocasión a ser ingresada a clínicas de salud.
Consideró a la poesía como "un intento de llegar a la raíz de los objetos" mediante la metáfora. Cada tema lo trataba ligado con lo cotidiano. Reflejó magníficamente el papel de la mujer en la sociedad de su tiempo, mediante una crítica permanente del enfoque sexista, ejemplificado en su cuento Lección de cocina: cocinar, callarse y obedecer al marido. Su obra de teatro El eterno femenino (1975), tiene carácter feminista, pues es la interacción de grandes personajes de la historia (Sor Juana, Teresa de Calcuta), con ella misma, es una traslación de la reflexión que mantuvo durante toda su obra, la Libertad para ejercer los derechos universales a la transición digna del papel igualitario que hoy en día las mujeres ejercen.
Constantemente son sus propios sentimientos los que se reflejan en sus escritos: en el cuento Primera revelación y la novela Balum Canan describe su experiencia de niña discriminada frente a su hermano; la novela Rito de iniciación, de connotaciones autobiográficas. se enfoca en los conflictos de una mujer que desea escapar de los prejuicios conservadores de la provincia y enfrentar la competencia profesional en la ciudad.
Pero lo más importante de Rosario Castellanos no está en su obra literaria. Su ejemplo de vida profesional, sin duda alguna, es el legado más grande que dejó a sus seguidores. En un país en el que aparentemente es necesario gozar de “favores” de políticos y dirigentes, para obtener un reconocimiento por una labor intelectual, una joven provinciana, se abrió paso con dedicación y tenacidad a lo que muchos considerarían el más osado de sus triunfos, imponerse como un talento, que con dedicación, esfuerzo y una gran fuerza de voluntad, se sobrepuso a los prejuicios de una sociedad que aparentemente no se encontraba aún preparada para recibir con tanta antelación a un talento femenino.
Enfrentarse al machismo de las letras, de la vida cotidiana y de su propia familia, le valió sin duda una de las experiencias más fortalecedoras de su quehacer. El apego a la disciplina, su decisión de ser escritora a pesar de todo y tomarlo como un oficio, le llevaron a decir que “me voy a esculpir aunque me cueste la vida”. Su notable voluntad para llegar a su meta le hacía decir cosas como "me amarraré a la silla a escribir escribir escribir, hasta q me haga poeta".
Su empatía fraterna por los pueblos indígenas, su convicción de la igualdad, que debía reinar entre la sociedad y a la que dirigió buena parte de su crítica, convirtieron en un acto de amor su esfuerzo educador y su imperiosa necesidad por ejemplificar el uso de la libertad para un empoderamiento productivo, la llevó a situarse a lado de grandes luminarias de la literatura como Ernesto Cardenal y Augusto Monterroso.

El ateneo de México

EL Liróforo.
Gabriel Velázquez Toledo
El Ateneo de México*.

García Morales nos presenta en su libro El ateneo de México 1906-1914. Orígenes de la cultura mexicana contemporánea, el sincretismo bajo el que los trabajos de los jóvenes del ateneo de la juventud, sentaron los precedentes de su formación, y los posteriores resultados que, para la intelectualidad mexicana, representaron.
Significativamente, sitúa a Pedro Henríquez Ureña, como uno de los principales promotores del grupo. Su formación en tierras dominicanas, lo transformó en un profundo humanista, cuya percepción intelectual se enfocó en transformar el cúmulo de conocimientos individuales, mediante la formación de un grupo de estudios, que fungió como catalizador de las energías intelectuales de jóvenes promesas de las letras en el país.
La importancia de movimientos literarios, como el propuesto por la Revista Moderna, permitió una concreción de elementos prometedores de aquella generación, cobijados bajo Savia Moderna, la juvenil versión de la anterior, que si bien no resistió a sus intentos de perdurar como una colaboración literaria, sirvió como antecedente a lo que después sería la Sociedad de Conferencias, cuyo ejercicio analítico-crítico, revolucionó el mundo cultural de México en la alborada del siglo XX.
El autor describe, de forma sencilla, en lo que parece más una biografía comentada del Ateneo de México, la forma en que se fueron concretando los esfuerzos del grupo de intelectuales jóvenes, sus paradigmas, estilos y dificultades.
El uso de fuentes directas y de segunda mano, dan con el propósito de sumergir al lector en lo que es el fantástico recorrido del grupo del Ateneo de México, hacia su formación práctica, pasando por la vinculación e importancia que tuvieron en momentos álgidos de aquella época, como lo fue desde la necesidad de transformar el pensamiento filosófico- humanista, hasta el impulso a la Universidad Nacional.
El pensamiento humanístico, la autoformación que se gestaron y su sentido crítico-artístico, son la base para el cambio social profundo, que paulatinamente tuvo efecto en la percepción de todo un país. Más importante aún, en la promoción de una intelectualidad crítica, que transformó la percepción de la labor que los intelectuales de América Latina, llegaron a sostener.
El autor tiene el acierto de dirigir, con la sencillez de su lenguaje, la transformación de la percepción de dichos jóvenes, pues su declaración negativa de solapar al régimen, incapaz de proporcionarles una verdadera educación de calidad, los hizo erigir instituciones; propiciando con esto el derrumbamiento ideológico de un régimen, falto de valores éticos hacia el conocimiento.
El texto es muy sistemático y sumamente referencial, lo que le concede una verosimilitud, pues no expone sus postulados a un simple ejercicio contemplativo, sino que se involucra en el proceso de creación de un movimiento intelectual, desglosando lo que en buena medida, son las razones profundas de los cambios que transformaron al país durante la primera mitad del siglo XX, pues los ateneístas, se transformaron en la influencia del resto de los movimientos intelectuales que le sucedieron.
Caso, Reyes, Vasconcelos, Henríquez Ureña, son sólo algunos de los nombres de aquellos jóvenes, que iniciaron en la pequeña sociedad de conferencias, una travesía por el derecho a la búsqueda del conocimiento. La funcionalidad de dichas estrategias, se encuentran a la vista, pues la transformación que propiciaron, llevaron a lo que actualmente gozamos como individuos en el país. Quizá reconsiderar las alternativas de formación de los jóvenes, dirigiéndolos su tendencia a las humanidades y el arte, podría dar una sociedad mucho más productiva que la propuesta por la tecnocracia.

*Alfonso García Morales. El ateneo de México 1906-1914. Orígenes de la cultura mexicana contemporánea. Sevilla. 1992.

jueves, 6 de mayo de 2010

defensa del goce estético

El Liróforo.
Gabriel Velázquez Toledo.
H.R. Jauss y la defensa de la experiencia estética.
La escuela de Constanza, a la que perteneció Hans Robert Jauss creó una corriente de análisis textual, que se centro en el ámbito de la "negociación" y "oposición" del significado que como observadores del arte, utilizamos. Esto implica que una obra de arte no es siempre aceptada por ser tal, sino que el observador interpreta los significados que le atribuye a aquello que le causa empatía, basado en su cultura y experiencia. La variación de este "fondo cultural" explica por qué algunos aceptan ciertas interpretaciones de una obra de arte y otros simplemente las rechazan. De esto se desprende que la intención del autor puede variar considerablemente de la interpretación que le dé aquel que degusta de la obra
Jauss, en su teoría de la recepción estética, dice que las obras de arte “únicamente existen dentro del marco configurado por su recepción, es decir, por las interpretaciones que de ellas se han hecho a lo largo de la historia”(1992:9). Dicho autor sostiene que la estética, acentúa de manera particular la historicidad y el carácter público del arte, al situar en su centro al sujeto que percibe dicha obra y el contexto en el que éstas son recibidas.
Gozar es la experiencia estética primordial, el arte así entendido, permite un modo específico de libertad, y contiene no pocas virtualidades morales y políticas. La estética es un intento por devolver al arte su dignidad cognoscitiva, en medida que renueva la percepción de las cosas.
El arte representa una estrategia contra la extrañeza del mundo. La desautomatización de lo cotidiano, elemento del que se compone toda manifestación artística, planteado por Víctor Shlovski, de la escuela formalista, se llena de códigos que deben ser decodificados, por medio del goce, a lo que Jauss llama “experiencia estética” exponiendo que: “a una obra de arte tenemos que comprenderla, antes de haberla comprendido” (1992:13).
Los sujetos no sólo experimentan algo acerca de sí mismos en el momento del goce, experimentan lo que es hacer y tener experiencias. Según Jaus, en el comportamiento estético, el sujeto experimenta la adquisición del sentido del mundo, pues la creación se transforma de una subjetivización mental a un objeto. El sentido de la modificación del sujeto que percibe, es apartarse de la orientación rutinaria que se brinda a los objetos.
La admiración o indignación que provocan los objetos estéticos, obedecen a una significación que otorgamos a valores específicos sociales, mediante el contexto en que nos desarrollamos. Aún así, las obras de arte, en su articulación, poseen las claves de la referenciación a la que se debe sujetar su interpretación. Por eso Jauss opina que “las formas del arte registran la historia de la humanidad con mayor exactitud que los documentos”(1992:23).
Actualmente, el significativo atraso en el que las artes regionales se encuentran sumergidos, no son muestra más que de la incapacidad institucional por proporcionar una completa didáctica del aprendizaje. El goce estético se ve limitado a la mera correlación empática de quien gusta del arte. Buscar mejorar dicha relación, implicaría una transformación completa en la ideología social, factor que por sí mismo, representa un atraso generacional con respecto al resto de los países de primer orden, que se encuentran más aventajados en su calidad humana.

Hans Robert Jauss. Pequeña apología de la experiencia estética. Buenos Aires-Barcelona-México. Paidós. 1992.

Comentarios: elliroforo@gmail.com

viernes, 30 de abril de 2010

Mito, realidad y arte

El Liróforo.
Gabriel Velázquez Toledo
Mito, realidad y arte.

La psicología moderna, es la ciencia encargada del estudio de la mente y el inconsciente humano. El Doctor Carl Jung, uno de sus fundadores, nos muestra en El hombre y los símbolos (:2002) que “hay aspectos inconscientes de nuestra percepción de la realidad… cuando nuestros sentidos reaccionan ante fenómenos reales, son trasladados en cierto modo desde el reino de la realidad al de la mente… dentro se convierten en sucesos psíquicos”. Señala también que en ese momento surgen los símbolos en el pensamiento. Se trata de una actividad realizada desde nuestro inconsciente, como asevera Jung, pues la conjunción de valores sociales propicia la creación de un lenguaje común, regido por ciertas necesidades sociales.
La mayoría de las veces el artista otorga valores predeterminados a figuras, ya sean reales o abstractas, transformada en imágenes, que subsiste en el entorno social. El símbolo es así resultado o producto, y acaso causa, de nuestra percepción del mundo, sin que por ello deba suponerse que constituya una copia tangible de la realidad, ya que la atribución del significado en los rasgos principales y más sobresalientes de la realidad percibida, constituye la síntesis eficaz de la observación de los seres humanos.
Joseph Campbell, alumno de Jung, dice en su libro El héroe de las mil caras, psicoanálisis del mito, (1959) que: “la mente corta en forma radical con las actitudes y normas de vida del estado que se ha dejado atrás”(17). Su interrelación con el psicoanálisis se plantea de la siguiente forma “gran número de las imágenes y ceremonias rituales, corresponden a las que aparecen automáticamente en el sueño desde el momento en que el paciente psicoanalizado comienza a abandonar sus ideas fijas de la niñez y a avanzar en el futuro” (17).
Si partimos de la afirmación del mismo autor de que “siempre ha sido función primaria de la mitología y del rito el suplir los símbolos que hacen avanzar el espíritu humano, a fin de contrarrestar aquellas otras fantasías que tienden a atarlo al pasado” (Campbell:1959:18), podemos encontrar la relación directa que el mito posee con la literatura y el arte, convirtiéndose en el antecedente primigenio de cualquier manifestación cultural. Además se debe resaltar que esta experiencia se retoma constantemente para la consciencia y la didáctica social.
La mayoría de las personas, encuentran difícil el estudio profundo de los símbolos que se encuentran depositados en el entorno social, como dice Jung: “la consciencia se resiste a todo lo inconsciente y desconocido” esto es lo que desarrolla una especie de animadversión hacia las manifestaciones artísticas, producto de la manipulación del pensamiento con factores y actuantes, como la televisión y su síntesis de emociones, apreciables con un mínimo de ejercicio intelectual, que desarrolla un rechazo natural a la creatividad.
Los elementos reflejados en los actos artísticos, que se recrean del pensamiento, llevan al análisis consciente del hombre, de su comunidad, su pasado y sus símbolos. Los elementos que se vuelven motivador-transformador del aprendizaje inconsciente, se representan entonces como el examen de la relación del hombre con su propio inconsciente y su entorno. Poco a poco se transforma el pensamiento y se muestra la reestructuración de los valores, intereses y necesidades, que se encuentran en cualquier manifestación de arte.
Por otro lado la relación de los estudios profundos que propone Freud para el inconsciente humano, representa, dentro de la narrativa, una aproximación hermenéutica, que abre las posibilidades de la interpretación de conductas e ideas de un personaje, la relación de este con su generador, la del autor con la sociedad y consigo mismo, así como una infinidad de interrelaciones de las causas que llevan al acto voluntario de generar, todo esto gracias también al profundo conocimiento cultural que debe poseer el analista, pues dichas relaciones son develadas únicamente para los eruditos y académicos.
Una visión de este tipo, puede propiciar en aquel que siente una empatía por las manifestaciones artísticas, una inteligencia emocional mucho más ágil, pues el ejercicio constante de la interpretación conlleva siempre la sublimación de valores, y en cualquier lugar donde este nivel de contemplación se alcanza, goza de una constante paz, pues sus inquietudes existenciales, se satisfacen con la crítica. Para esto, por supuesto, es necesario el impulso a espacios que fomenten dichas fortalezas, pues su ejercicio individual, aunque muy redituable, no ayuda a fomentar las bases de una convivencia social apropiada.

Bibliografía:
Campbell, Joseph. El héroe de las mil caras, psicoanálisis del mito. FCE. México-Buenos Aires. 1959.
Jung, Karl. El hombre y los símbolos. Cátedra. Barcelona. 2002.

Archivo del blog