jueves, 17 de marzo de 2011

Maldita justicia poética. Mamachula Omar Navo

Gabriel Velázquez Toledo
El Liróforo
Maldita justicia poética. Mamachula Omar Navo

Situar a un escritor dentro de una corriente estética que lo defina como partidario de un conjunto de ideas raras, requiere de mucha experiencia académica, o bien de conocer al autor. Afortunadamente yo lo conozco. La poesía del Navo tendría que colocarse en el punto medio entre lo cursi-emo y lo anarquico-ranchero. Lo primero por su romanticismo de ensueño que hace sentir una nostalgia ácida y lo segundo por la voz profunda de la conciencia, la identidad sin fronteras.
Desde que le entramos al plaquette percibe uno las ganas de provocar “Soy un columpio sin límite de velocidad para el adulto que llevas dentro”(3). Huidobro inicia Altazor con un viaje en paracaídas que le representa el futuro contacto que una realidad que pierde sentido. El Navo pierde el sentido antes de que la realidad llegue, lo pierde con la inocencia placentera del juego, en una complicidad de peligro “seguro”, con el seguro defecto de la humanidad, pues el poeta cabe en la descripción de Jack O´connell en su libro El palacio del Porno de uno de sus protagonistas “Era uno de esos hombres que tenían la mala suerte de juntarse con imbéciles, justo en el momento en que están realizando algo estúpido”.
Pero en sus momentos de soledad tiene el atino de escribir. La trasposición de la infancia a los niveles de perversidad adulta, enciende una llama morbosa que hace rebuscar en los detalles, en donde se encuentra una melosidad “ándale quiéreme ¿sí? Debería de estarte diciéndote ya mismo”(5), que lo vuelve demasiado humano.
Pero si buscamos saber las razones de ¿Porqué debó de leer Mamachula del Navo? Les daré unas pistas que observé:
1).- La sensibilidad a la súper-realidad que se encuentra a cada rato y en cada lugar en que se para el autor, genera una empatía a reflexiones que explican lo que nunca se dice y sólo se descubre en un momento de intimidad: “te moriste porque quisiste, te secaste como una flor (las flores siempre saben cuando secarse)”. La magia de la sabiduría popular en manos de un cultivador de letras visceralmente despreocupadas.
2).- Por la voz que permite un nivel de intimidad. Podemos decir que es un hechizo de identidad, lanzado justo en el momento en que la viva voz del autor, libre, natural, espontanea, con acento norteño chistoso, casi casi como oír a un piporro poeta, les da vida.
El poema Me junto con un chingo de locos “que traen un arcoiris/ bien apretado en el puño/ pa cuando vengan malos tiempos/ Que escriben libros/ para que lo lean los ciegos/ en un mundo de tuertos/ Que hablan mucho de mujeres/ y ninguno tiene novia/ Que creen que la noche termina/ a las 10 am. del otro día” Es una muestra de la cadencia que provoca la poesía del Navo, que sustrae a la sencillez, a la sonrisa por la identidad que provoca hacia las reflexiones aparentemente ingenuas: “Que consideran a las cantinas templos de la sabiduría (jedi)” esconden un encanto por la vida, libre de prejuicios “Que piensan que soy un pinche cursi…” y le vale madres.
3).- Una vez que logre capturar su emoción lanzará una especie de reto a quien corresponda “Te propongo buscarnos en este libro, en el que estamos y somos como dos páginas distantes que nunca serán rotas para ser leídas juntas”.
Con este evento literario que presenta la Cofradía del hiato, como parte de la Expresión literaria del grupo Casa Tomada, se presenta públicamente una literatura que pretende desnudar a las letras de su sentido solemne, para acercarlo a las personas, volverlo un rumor, una idea, como Mamachula de Omar Gámez Navo.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

jueves, 10 de marzo de 2011

Bruno Traven y Mariano Azuela.

Gabriel Velázquez Toledo
El Liróforo
Bruno Traven y Mariano Azuela.

Principalmente la procuración de principios, derivados de las ideas que se proclamaron como sustento de los acontecimientos violentos desencadenados en la Revolución Mexicana, tras la evidente necesidad de romper con los paradigmas establecidos en los regímenes anteriores a los levantamientos de la segunda década del siglo XX, como fue la legitimación de un cambio socialmente aclamado, llevó a reforzar los primeros brotes intelectuales en que la ideología del progreso, fue puesta en función en contraparte de la obsoleta ideología positivista que aún se sostenía en la educación.
Cuando Bruno Traven llega a México se encuentra con que el cambio pujante en el país, tras las aportaciones vasconcelistas a la educación, le hicieron comulgar, dada su ideología política de izquierda, con las acciones que en ese momento emprendía el gobierno “La última gran revolución en México no sólo liberó al indio, también liberó al niño”. Observó una vuelta a las tradiciones de una cultura, que de alguna forma no se había perdido, y encontró en su impulso, un estímulo a las ideas que compartía “Así, algunos maestros y un buen número de personas interesadas, tuvieron la idea de abrir escuelas en las cuales los niños pudieran desarrollar su sentido artístico, de una manera completamente nueva y realmente revolucionaria”.
La reestructuración de los valores, dirigidos al sustento ideológico del régimen revolucionario, permitió el surgimiento y exaltación de obras que representaran los intereses del estado, como parte de una fórmula de legitimación institucional, sustentada en esos nuevos valores.
Seguramente la discusión que se originó con la popularización de la primer novela de la revolución, Los de Abajo, no hubiese sido suplida por alguna otra obra que conservara características similares, pues lo que devela la polémica que se originó, es la búsqueda emprendida en pos de obras que pudieran adaptarse de alguna forma al aparato ideológico que el estado estaba impulsando y a sus intereses (como derribar los antiguos valores del régimen porfirista) “mariano Azuela publicó sin pena ni gloria la novela Los de abajo en El Paso, Texas, hacia 1916”, no fue sino varios años después que dicha obra fue exaltada, a la par del triunfo de la revolución, pues era necesario un sustento ideológico que legitimara las acciones que emprendían.
Evidentemente para la obra dicha polémica representa la exaltación de la obra “de la revolución”, lo que devela un interés por su consumación “al mismo tiempo estaba en juego el tópico de lo viejo contra lo nuevo, de los antiguos contra los modernos, en el que siempre lleva ventaja lo novedoso, máxime si se trata de la vertiente oficial”, aparentemente se ignora su actitud desencantada, su posterior consagración demuestra que su “descubrimiento casual” llevó siempre algo de intenciones políticas perfectamente definidas.
El periodo comprendido entre 1910 y 1930 definió a la sociedad mexicana. El punto en que Travens y Azuela se encuentran literariamente, tiene que ver con un estilo desencantado de la guerra. Propulsan, como críticos y reformadores del pensamiento, una nueva búsqueda social, en la que sea posible encontrar valores que persisten en el pensamiento profundo del pueblo. Las obras de ambos se encuentran en un marco referencial del pleno convencimiento ideológico social, dirigido a una lucha que tiene ante todo a su más grande enemigo en el que fue su primer propulsor, el estado.
La obra de ambos escritores se encuentra muy actual, la sensibilidad con que se captura la inconformidad y la degradación humana, son un ejemplo (actual) de la barbarie que llega a construirse en planos ideológicos deformados, como terminará siendo el mismo régimen que se implantó posterior a la revolución.

martes, 1 de marzo de 2011

Murales vs Plotters

Gabriel Velázquez Toledo
El Liróforo
Murales vs Plotters

Hace algunos años a muchos de nosotros nos tocó ser testigos de una gran epidemia de grafitis que aparecían por todas las casas de la ciudad. La revuelta de los llamados “skatos” daba inicio hace más de diez años, copiando los modelos europeos y americano para manifestar sus inquietudes en pintas.
Poco a poco fueron evolucionando sus técnicas hasta lograr la creación de una manifestación artística callejera que recuerdan por su técnica y colorido a los murales. Aunque no lo son todos, muchos de estos jóvenes continúan con su guerra de contaminación visual destruyendo las fachadas de las personas, no así un grupo de jóvenes que poco a poco han ido manifestándose por toda la ciudad con pintas de bardas de muy buena calidad.
Por el otro lado la incursión de los modelos tecnológicos en la escala de una apresurada tendencia a la modernización, llevan a desfasar a los rótulos por lonas impresas con cualquier cantidad de diseños y con la precisión que ostenta las grandes impresoras industriales que han inundado a la ciudad con cientos de lonas. En otras palabras, basura difícil de deshacerse de ella una vez que cumple su utilidad.
Si salimos a la calle parece una guerra extraña entre los métodos artesanales que se acercan rápidamente a convertirse en manifestaciones artísticas de un alto nivel estético y una saturación de mensajes que pretenden vender un producto o servicio de mercado.
La profesionalización del primer ejercicio creará artistas y líderes de la comunidad que manifestarán sus inquietudes con una técnica que se irá perfeccionando con el paso de los años, la sobre explotación del segundo hará que la ciudad se vea envuelta en una nube de vinil que a muchos podría recordarle aquellos tiempos en que las campañas políticas utilizaban gallardetes para inundar cualquier rincón de la ciudad.
Sin embargo la guerra no terminará en eso, los jóvenes que desean iniciarse en la pintura callejera continuarán violentando los espacios públicos y privados, sin un mínimo respeto por la propiedad. Las personas cada vez más recurrirán a lo más fácil, un diseño de computadora poco innovador que utilizará imágenes de internet para saturar la percepción de las personas.
Las grandes ciudades del mundo han logrado un equilibrio, permitiendo que las nuevas tecnologías, como el internet, conglomeren grupos de interés común de jóvenes que simplemente necesitan una guía, que pueden ser los mismos jóvenes que tienen una experiencia, de tal forma que vayan creándose escuelas independientes.
Los nuevos materiales que constantemente salen al mercado incluyen productos biodegradables, no contaminantes, los cuales probablemente sean auxiliares en el tratamiento de desechos de las orbes.
Cualesquiera que sean las soluciones, ambos son parte de un conglomerado social que empieza a despertar a la conciencia del uso de estrategias de manifestación popular, de las que se debe estar muy pendiente, pues antes de convertirse en un problema de contaminación visual mayor, deberán de promoverse ciertos valores entendidos sobre su uso, para lo que será necesario intercambiar puntos de vista y promover el sentido de la responsabilidad, para que terceros no sean perjudicados.

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