jueves, 19 de abril de 2012

El Liróforo Gabriel Velázquez Toledo Rodulfo Figueroa. Romanticismo vs modernismo Segunda entrega José Emilio Pacheco en su antología del modernismo, hace notar que, debido a la métrica y vocabulario con que se escribieron los poemas modernistas, son relativamente fáciles de reconocer. Pero indica también que el término “carece de toda connotación tangible. Es una voluntad de situarse en el ahora, de encontrar el estilo de la época. Modus hodiernus, lo moderno son los usos y costumbres de hoy, un hoy que no se parece al ayer y necesariamente diferirá del mañana.” Es de esta forma que el modernismo se abre camino en la confluencia de ideas diversas, la fusión de pensamientos y tendencias, por eso “el modernismo une la solitaria rebeldía romántica, la música de la palabra aprendida en los simbolistas y la precisión plástica tomada de los parnasianos. No es un simple reflejo de la poesía europea: asume características propias y arraiga en la tradición barroca española. La originalidad consiste en crear lo inesperado con la materia de lo existente.” Evidentemente el fin del siglo XIX trae consigo un vertiginoso devenir de avances tecnológicos, que implican la transformación de la percepción. Los adelantos, que por medio del comercio comenzaron a introducirse en las sociedades hispanas, es otro de los eslabones que se puso al alcance de los jóvenes académicos que surcaban por las universidades, esto incluye por supuesto la circulación de ideas a través de la literatura. Las revoluciones del mundo, en el que se debe incluir el progreso tecnológico, científico e ideológico, encontraron en medio de las inquietudes y el ánimo de trascendencia de los estudiantes, quienes históricamente han sido el receptáculo de las ideas de cambio, el caldo de cultivo adecuado para sumar adeptos a los nuevos planteamientos que circulaban por toda Latinoamérica. Sin embargo es necesario explicitar que la reacción modernista no fue dirigida contra el romanticismo en su esencia, sino contra sus excesos y contra la vulgaridad de la forma y la repetición de lugares comunes e imágenes acuñadas como clichés que la vulgarización de su ejercicio le acarrearon. En el caso de Rodulfo, la introducción de los regionalismos, así como la aproximación a imágenes bucólicas, a la par de la insistente proyección ideológica, revelan su perfil cercano a lo modernista, especialmente en sus últimos años creativos, en los que dejó fluir nuevas formas de expresión de temas que se encontraban ausentes como sucedió con La Zandunga y Olvido. Otra de las características que el modernismo adquirió, fue el rompimiento del canon del “retoricismo seudoclásico”, que a decir de Henríquez Ureña, tuvo “anquilosado el verso dentro de un reducido número de metros y combinaciones” (1954, 14). Como se puede observar en sus principales representantes Rubén Darío y Manuel Gutiérrez Nájera, cobraron nueva vida algunas medidas y estrofas que fueron anteriormente cultivadas por los clásicos españoles. Rodulfo Figueroa como parte de la crítica que recibiera de Próspero Calderón en 1890 de la publicación Guatemala ilustrada, dice de Olvido al leer el poemita Filosófico moral intitulado ‘El Olvido’,” poemita que sin embargo intenta una ruptura de estructuras poéticas convencionales. Debemos recordar que sus primeros versos, que compila en la libreta Íntimas de 1884 a 1890, Rodulfo escribe desde joven, ordena sus versos de tal forma que pareciera identificar variables y constantes en estos, por tal razón divide esta libreta en dos que intitula Versos I y Versos II, de lo que más adelante daremos cuenta porque ayuda a identificar la transición por la que Rodulfo atraviesa en su proceso creativo. Próspero Calderón en su crítica de 1892 dirá que: “’el Olvido,’ tiene mucho de bueno: hay descripciones sencillas y notables; lecciones provechosas y versos fluidos y sueltos. El canto 3° principia muy bien.” Rasgos en común que reconocen una influencia modernista. Esta relación con las formas y la ruptura de los esquemas canónicos, son parte medular de la influencia que posteriormente llevaría al reflejo del movimiento literario que en los años 50 del siglo XX revolucionaría la forma de escribir en Chiapas. Comentarios: eliroforo@gmail.com Blog: elliroforo.blogspot.com

jueves, 12 de abril de 2012

Rodulfo Figueroa. Romanticismo vs Modernismo Primera entrega. Durante mucho tiempo se ha sostenido una postura, por parte de la crítica local, que ha tratado a Rodulfo Figueroa respecto a la inclinación vanguardista del poeta. Aquellos que hemos podido leer uno de sus textos, la parte crítica (por lo general el prólogo), vemos que le han ubicado entre un romanticismo tardío y el naciente modernismo de fines del siglo XIX. La mayoría de sus críticos muestran una inclinación reiterada de estas dos posturas marcadas, sin embargo vemos un conjunto de especulaciones que se han dado especialmente en el marco del prólogo o introducción que sus compilaciones han ofrecido al público. El modernismo es la literatura que corresponde al mundo “moderno”, a las sociedades transformadas por las revoluciones social, industrial, científica y tecnológica. Así el modernismo no podía darse en el ámbito castellano hasta que existiera una base mínima de modernidad en los procesos socioeconómicos, una burguesía en ascenso, grandes aldeas que empezaran a convertirse en grandes ciudades. Para Max Henríquez Ureña en su libro Breve historia del modernismo de 1954 “El vocablo modernismo fue empleado para señalar, desde temprano, el movimiento de renovación literaria en la América española”. Y hace hincapié en el hecho de que el último cuarto del siglo XIX significó la transformación del pensamiento social, con la introducción de una conciencia que pretende romper los paradigmas establecidos en Latinoamérica. Esto se alcanzó gracias a una “revolución literaria”, debido a un fenómeno global propiciado en la región por una necesidad de desembarazarse de las estructuras ideológico-políticas de la colonia. Por otra parte, el movimiento romántico tiene sus propias características que le posicionaron como el movimiento artístico de mayor aceptación en occidente. En un primer momento representó la elegancia de la forma, la explosión del discurso retórico, que posteriormente caería en una vulgarización de la forma, pues la complejidad que adquirió el manejo del discurso retórico y su evidente dificultad para reproducirlo, le volcaron en un abaratamiento de las formas, ideas, temáticas y discursos. América terminó siendo un “área experimental” en que el modernismo encontró el eco de las tendencias literarias que predominaron en Francia a lo largo del siglo XIX: el parnasianismo, el simbolismo, el realismo, el naturalismo, el impresionismo y más próximo a su labor creativa con tintes regionales que apenas comienzan a identificarse como parte de sus características, el romanticismo, como dice Ureña “cuyos excesos combatía, pues los modernistas no repudiaron el influjo de los grandes románticos, en cuanto tenía de honda emoción lírica y de sonoridad verbal”. Este abuso poco a poco fue volviéndose un punto crítico, al grado de ser el catalizador del sentimiento desencantado que acelera el distanciamiento generacional y polariza las tendencias creativas. Esta conciencia ignorada se alimenta del desprecio que las élites dirigen al pueblo en general, otro de los factores que llevaron a la independencia de las antiguas colonias españolas de América. El arte busca aproximarse a una reivindicación ideológica, buscando alternativas de convivencia, la reconfiguración del paradigma social, la ruptura con el confort y finalmente a la explosión de la idea de crear por la necesidad de hacerlo y no por insertarse en un mercado burgués creciente “el arte por el arte”. Es decir la transformación de un pragmatismo que se vuelve una conciencia. Rodulfo Figueroa en buena medida recupera esta tendencia humanista que se fusiona con el reacondicionamiento social que presencia en su época, implicando con esto el inicio de una ruptura con los valores estéticos canónicos. Sus expresiones regionalistas, que incluso posee buena parte de vocablos indígenas, su gusto por formas complejas, hermanadas con lo barroco y lo sencillo, “fugaz” lo bautiza él mismo en escritos perfectamente numerados en la libreta original del mismo nombre. Estos son en buena medida los indicadores del rompimiento con la escuela romántica tardía, práctica de sus primeras creaciones, de lo que posteriormente se puede percibir un cambio conforme madura su estilo. En un segundo apartado daremos cuenta de la forma en que Rodulfo Figueroa se inserta en el paradigma del modernismo y los efectos que esto tuvo en la poesía de Chiapas durante el siglo XIX.