jueves, 28 de junio de 2012

Conciencia y Voto

El Liróforo Gabriel Velázquez Toledo Conciencia y voto Por mucho tiempo hemos supuesto que votar, no es más que una forma de convalidar un sistema corrupto, que por conveniencia preferimos mantener, amén de sostener la ley del mínimo esfuerzo como nuestro particular privilegio ciudadano. Hasta que la palabra Democracia volvió a causar furor, porque es la única alternativa que tenemos en nuestras manos para cambiar los paradigmas sociales en que vivimos La apatía de los ciudadanos es la fórmula ideal que permite a determinados grupos de poder, que ahora gracias al internet y las redes sociales han quedado plenamente exhibidos por el pueblo, disponer de los recursos que el estado privilegiadamente posee para atender las demandas sociales. Hoy vemos, más claramente que nunca, que los juegos del poder llegan a niveles de manipulación y coacción gigantescos, donde los millones son lo importante. Los intereses generados entre élites de empresarios y políticos, sobre los recursos de los pueblos, han descompuesto el estado y nos han llevado a esto que vivimos. Violencia, muerte, destrucción, corrupción, no tienen por qué ser parte de nuestra cotidianidad. Por el contrario esta debería ser sinónimo de paz y prosperidad. Cuando el pensamiento progresista de la sociedad se despierta con esta exigencia, comienza una lucha entre opuestos. Los unos que intentan mantener sus privilegios, los otros que buscan un mejor mañana, arrebatando de las manos de unos cuantos lo que legítimamente le pertenece a todos, el derecho de vivir dignamente. Entre otras demandas, la gente exige seguridad, educación de calidad, conectividad y acceso a la información. Cualquier político medianamente inteligente podría darse cuenta que, más que continuar enajenando las conciencias con prácticas poco ortodoxas donde pretenden regir la administración pública, para llenar sus expectativas, deberían utilizar la oportunidad histórica de hacer algo por su patria. Pero para muchos de ellos solo es una oportunidad de sentirse importantes, sin concernir que la historia termine colocándoles, en la gran mayoría de las ocasiones, en el rincón del olvido. Los movimientos estudiantiles sin duda alguna han sido una gran sacudida al stablishment del sistema en México. Han demostrado que los gobiernos deben abrirse a la ciudadanía y permitir su participación, retomar sus propuestas y validar las opciones que presentan, muchas veces desde una perspectiva más profesional, conscientes de las necesidades que les motivan. No llegan muy lejos con los famosos compadrazgos, sino con la inteligencia de alcanzar una activa gestión de alternativas que permiten mejoras constantes en la forma de convivencia, lo que retribuye en los niveles socio-económicos y estabilidad. Sea cual sea el resultado del próximo 1 de julio, México se queda con una conciencia despierta. Los estudiantes velarán por su futuro exigiendo más y mejores condiciones para desarrollarse. Las campañas de voto nulo perdieron su efectividad al desenmascararse la conveniencia que este trae consigo para determinados partidos políticos, a quienes se les permite continuar con sus prácticas corruptas mediante la indiferencia. Ahora, a muchos más les queda claro que la única forma de impulsar los cambios que nuestra sociedad requiere, es mediante el voto. Es la única herramienta legítimamente ciudadana que nos han concedido. El crecimiento de este nivel de compromiso, nos orilla también a retomar nuestras responsabilidades para con la vida democrática del país. Vigilar y atestiguar los comicios, crear una red ciudadana anti-mapachismo, e involucrarse en la toma de decisiones y porqué no, en la reconfiguración de los valores, que fortalezcan la democracia como la forma activa parar la participación colectiva en la toma de decisiones, que se refuerce y no que se denoste. Está en juego nuestro futuro, por eso hay que tomarlo en nuestras manos y acudir el próximo domingo a producir el cambio que necesitamos. Comentarios: elliroforo@gmail.com

jueves, 14 de junio de 2012

Los debates

Los debates En una democracia todos tienen voz y voto. La información es el vínculo mediante el cual podemos tener empatías por ciertos proyectos, ideas que nos identifican y que gracias a las redes sociales podemos encontrar con relativa facilidad. De la misma forma, la difusión de las propuestas de los candidatos a puestos de elección popular, son el organismo ante el cual vertimos nuestro sentido crítico y por lo consiguiente, la preferencia por un proyecto que se acerca a nuestras necesidades y conveniencias sociales inmediatas. En un debate se expresan puntos de vista, se proponen acciones y se buscan simpatías hacia un determinado proyecto que engloba un plan de desarrollo y políticas sociales. Un candidato debe expresar claridad y seguridad, para efectos de crear en el espectador, la sensación de dominio de los temas que trata. Ponderar sus propuestas por sobre descalificaciones, demostrar madurez y sensatez, inteligencia y conocimiento. El propósito de la parafernalia que hoy en día rodea los debates de los candidatos políticos (los pocos que han permitido) tienen el efecto de un espectáculo. Los elementos que rodean dicho acontecimiento están preconcebidos para desviar la atención de los espectadores. Y funciona, solo que hoy las redes sociales permiten reorientar el enfoque cuando caemos en estas distracciones y recuperar críticamente los fragmentos que despiertan nuestra atención. Por eso menospreciar este fenómeno en los cálculos electorales es un error. El movimiento #YoSoy132 ha provocado una sacudida al sistema, con lo cual se propicia que buena parte de los usuarios de las redes (tan solo en Tuxtla hay más de 140 mil usuarios de facebook) promuevan el fenómeno de periodismo digital 3.0 que propicia la interacción entre informante-población. La denuncia de imposiciones por parte de los grandes consorcios que pretenden modificar la conducta de las masas a través de contenidos basura, donde ser “bonito y/o estúpido” está de moda, ha repercutido a tal grado, que se vislumbra una legitimización del derecho ciudadano al voto. Obviamente también a escoger libremente a sus gobernantes. Vivimos tiempos de cambio. Vivimos una globalización que entra en plena primavera mexicana. La sociedad se manifiesta. Su indignación llegó hasta el límite de no permitir ser parte del engaño en que han pretendido mantenerles inmersos. La gente en las calles se atreve a manifestarse, levantar su voz. A desmentir, a denunciar. Todos debemos debatir las ideas, los proyectos, intercambiar opiniones para, de esta forma, tomar en provecho las aportaciones que nos ayudan a retroalimentar posturas, en pos de alcanzar un consenso que nos beneficie, sin privilegiar a grupos mediante influencias perversas. Hoy la sociedad en el país ha descubierto que el internet es la gran ventana al mundo. Podemos denunciar en el instante mismo en que se comete un abuso, vigilar los recursos públicos, a los funcionarios y sus formas de administrar a las instituciones. Nunca antes la sociedad se había involucrado tanto en los procesos internos del Estado. Bienvenidos al siglo XXI. Uno de cada cuatro habitantes en Tuxtla entra a las redes sociales. Debemos interpretar que se busca romper la inercia de permanecer enajenado, mediante nuevas formas de entretenimiento que exigen un ejercicio de calidad. Aún falta medir los alcances que puede llegar a tener este fenómeno en el entorno de quienes están inmersos en el mundo virtual y el impacto real que tenga.

La guerra contra la libertad de pensamiento.

La guerra contra la libertad de pensamiento. ¿Qué es lo legítimo cuando una protesta se desencadena? El descontento social crece, las manifestaciones de inconformidad se han multiplicado. Millones trabajamos en condiciones poco favorables para un desempeño óptimo de nuestro esfuerzo. México está en crisis y cayendo. Aportamos impuestos que se dispendian en viajes y lujos de las élites. Y en medio de todo esto, la voz de los jóvenes que están hartos de ver la ferocidad con que han devorado nuestras vidas, acusados constantemente de procurar las condiciones para desestabilizar nuestro status quo. Piensan que si ignoran lo que pasa, evitarán que les afecte. Nuestro estado de descomposición es producto de la corrupción. Los grandes medios de comunicación intentan desviar la atención, para que impunemente puedan hacer lo que les conviene. No importa el daño que producen sino el beneficio que reciben. Las redes sociales son ahora parte fundamental en el ejercicio de nuevos medios informativos y de comunicación. La constante experimentación, exaltación de frases e imágenes que causan un impacto inmediato, han dado un impulso a la manifestación pública. En poco tiempo ha dado salida al cúmulo de frustraciones de generaciones completas. El escenario cambió en un par de meses, en una implosión que provocó que el pueblo sea cada vez más exigente, pues es la herramienta que se encarga de desenmascarar profundas verdades, escondidas debajo del mismo manto de corrupción en que mantienen escondidos sus intereses. Pretenden acallar las voces, perpetrando muestras de intolerancia y castigos punibles a los ciudadanos que señalan los errores, dispendios y abusos, lacerando, lo que en una democracia participativa es uno de sus principales ejes, la libertad de expresión. La sociedad teme actos represivos en su contra si decide hablar. Utilizan la intimidación, para buscar imponer su voluntad. Menospreciaron el valor de la organización popular. Mientras el internet sirvió para mantener enajenados a todos sus usuarios, no importaba lo que quisieran hacer con él. Después del fenómeno que la Ibero provocó con su muestra de valor, se fortalecieron empatías. Hace poco en un intento más por desestabilizar el movimiento juvenil de #YoSoy132, se dio difusión a un montaje a muchas voces de un rompimiento de jóvenes que trataron de formular lo que llamaron Generación MX. Cada vez que intentan emprender una nueva estrategia para desestabilizar a los muchachos del movimiento #YoSoy132 se fortalecen, porque la fuerza que tienen radica en el manejo c ágil de las herramientas digitales que tienen a la mano. Una vez rebeladas las identidades de quienes crearon la Generación MX, el intento por desestabilizar el legítimo movimiento apolítico quedó al descubierto. Y es que poco se puede ante la experticia de los muchachos, en especial cuando los cuerpos de “inteligencia” de sus opositores, no muestran tal, al no prever las consecuencias de mostrar ansiosamente su necesidad de crear una cara ad doc a sus intereses. Los estudiantes de hoy son los futuros poseedores de la estructura social que les heredaremos. Están buscando transformarla para aplicar una visión humanista, que permita una interrelación más fructífera, que permita poner al alcance de todos, las mismas oportunidades de información y educación, que a fin de cuentas sostendrán la base del pensamiento común que nos identifique como mexicanos. Ejercen su derecho a la libre expresión y nos han dado una gran lección de civismo. El siguiente paso para los políticos de hoy, será dar el ancho a las nuevas expectativas que se están creando.