jueves, 11 de junio de 2015

Slavoj Zizek 'Sobre la violencia'

Slavoj Zizek es un filósofo, sociólogo, psicoanalista y crítico cultural de Eslovenia. Su obra integra fundamentalmente el psicoanálisis con el marxismo, y en ella destaca una tendencia a ejemplificar la teoría con la cultura popular. Utiliza la teoría psicoanalítica lacaniana como un arma para analizar la política internacional, considerando a la sociedad en su conjunto. En su libro Sobre la violencia (2009, edit. Paidós), se enfoca en lo que denomina violencia subjetiva, que identifica como sistemática y la define como aquella que es provocada por el Estado, la que origina indefensión e impotencia en los ciudadanos, por las condiciones precarias, el uso del lenguaje y la agresión que sus instituciones fomentan en los burócratas que denigran al ciudadano promedio, lo que repercute en terminar hartos reproduciéndola a su manera (físicamente), lo que transforma dicha violencia en objetiva, recrudeciendo una lucha que origina marginales, enemigos del estado y del establishment. Es así como lo expresa: “la violencia subjetiva es simplemente la parte más visible de un triunvirato que incluye también dos tipos objetivos de violencia. En primer lugar, hay una violencia «simbólica» encarnada en el lenguaje y sus formas, la que Heidegger llama nuestra «casa del ser»… esta violencia no se da sólo en los obvios casos de provocación y de relaciones de dominación social reproducidas en nuestras formas de discurso habituales; todavía hay una forma más primaria de violencia, que está relacionada con el lenguaje como tal, con su imposición de cierto universo de sentido. En segundo lugar, existe otra a la que llamo «sistémica», que son las consecuencias a menudo catastróficas del funcionamiento homogéneo de nuestros sistemas económico y político.” El sistema político y económico, tan agresivo en nuestros tiempos, privativo de lo ‘bueno’ y lo ‘malo’, lidera los cánones del status quo, que la mayoría de las veces es ofensivo por su imposibilidad de ser alcanzado. Las constantes señales de violencia son actos de crimen y terror, disturbios civiles, conflictos internacionales que son seleccionados por empresas noticiosas para provocar efectos en sus consumidores, es decir manipulan sus sentimientos (razón por la que nos ofende que agredan a una revista como Charlie Ebdo y no que mueran miles de personas en medio oriente por grupos fundamentalistas). Por eso Zizek nos invita a distanciarnos, para ver más allá de lo evidente, el trasfondo y por eso debemos “apartarnos del señuelo fascinante de esta violencia «subjetiva», directamente visible, practicada por un agente que podemos identificar al instante. Necesitamos percibir los contornos del trasfondo que generan tales arrebatos. Distanciarnos nos permitirá identificar una violencia que sostenga nuestros esfuerzos para luchar contra ella y promover la tolerancia”. Aquí la cuestión está en que las violencias subjetiva y objetiva no pueden percibirse desde el mismo punto de vista, pues la violencia subjetiva se experimenta como tal en contraste con un fondo de nivel ‘cero’ de violencia y en un país como el nuestro es imposible por lo menos tratar de concebir las mejores condiciones para realizar un análisis. Es una perturbación del estado de cosas ‘normal’ y pacífico. Sin embargo, la violencia objetiva es precisamente la violencia inherente a este estado de cosas ‘normal’. El autor nos comenta que “La violencia objetiva es invisible puesto que sostiene la normalidad de nivel cero contra lo que percibimos como subjetivamente violento. La violencia sistémica es por tanto algo como la famosa «materia oscura» de la física, la contraparte de una (en exceso) visible violencia subjetiva.” El único que se beneficia con esto es el estado, las instituciones provocan niveles de violencia que explotan como una neurosis colectiva, con resultados como los que podemos observar en este momento (panorama al que nos hemos acostumbrado) con elementos de la fuerza pública resguardando a los comercios, radiodifusoras y demás oficinas privadas, que están encargados de generar los diversos tipos de violencia (económica, auditiva, visual, intelectual) a la que nos tienen acostumbrados. Comentarios elliroforo@gmail.com

jueves, 4 de junio de 2015

‘Para ser novelista’ de John Gardner

Para cualquier joven que pretende comenzar en el difícil arte de escribir, existen cientos de trampas que le desvían de su intención a la primera de cambios, como el supuesto de que para ser escritor hay que acercarse a los malos hábitos que escritores como Hemigway o Fitzgerald, por mencionar sólo un par de ejemplos, se pregona exaltaban sobre el consumo de alcohol, nada más falso, baste decir que Hemingway tuvo en Gertrude Stein, una de las más afamadas críticas de arte de su época, a una inigualable lectora que le sensibilizó sobre mejoras que debía emprender en su estilo. La gran mayoría asistirá a un taller en el que, si bien le va, el intercambio de opinión sobre sus ejercicios narrativos le permitirá irse dando cuenta de los errores que comete y el impacto que sus historias generan, esto cuando el tallerista tiene bases firmes sobre la teoría narrativa, caso contrario el riesgo de disipar el esfuerzo y desorientar el entusiasmo en torno a la adopción de técnicas literarias es muy grande. Sin embargo la idea de que la literatura, y el arte en general, dependen de un arranque de inspiración, está fuertemente arraigada, suponiendo que la verdadera obligación de un artista es crear obras maestras que impresionen a propios y extraños, nada más alejado de la realidad. El famoso escritor norteamericano Raymond Carver, en la introducción al libro Para ser novelista de John Gardner, a quien considerase su maestro, dice que “'Gardner tenía por principio básico el de que el escritor encontraba lo que quería decir en el continuo proceso de ver lo que había dicho. Y a ver de esta forma, o a ver con mayor claridad, se llegaba por medio de la revisión. Creía en la revisión, la revisión interminable; era algo muy serio para él y que consideraba vital para el escritor en cualquier etapa de su desarrollo como tal. Y nunca perdía la paciencia al releer la narración de un alumno, aunque la hubiera visto en cinco encarnaciones anteriores”. Los norteamericanos están convencidos de que el oficio de escritor puede ser aprendido, es por eso que fomentan la pedagogía de la narrativa, en la que se da una mayor importancia al reconocimiento de la forma correcta de escribir junto con la sensibilidad de poder captar escenas que provoquen la empatía del lector. Con más de una decena de premios Nobel en su haber, algo deben saber sobre el tema. Y es que a diferencia de los latinoamericanos, quienes han hecho valer su experiencia en el extranjero, principalmente en Europa, antes que su formación en sus propios países, los norteamericanos tienen toda una serie de talleres y cursos formales de la universidad que forjan a los nuevos valores en el difícil arte de la escritura. Uno de los notables escritores que realizó algunas obras al respecto fue John Gardner, quien dedicó parte de su obra a sentar las bases para que los jóvenes tuvieran el conocimiento con el que pudieran enfrentarse a los desalentadores inicios de una carrera que exige compromiso con uno mismo, pues los estándares de calidad son autoimpuestos. Entre Yourcenair, Borges o Faulkner y autores como Carlos Cuauhtémoc Sánchez o Isabel Allende hay un mundo de diferencia que radica en la meticulosidad con la que escriben, calculando efectos y contrastes, pero principalmente la capacidad de ser autocrítico.

Algo sobre novela neopoliciaca Latinoamérica

Edgar Allan Poe es considerado como el primer escritor que trató una historia de misterio utilizando a un detective, Dupín, quien resuelve un caso de asesinato, convirtiéndose de esta forma en el padre de un género que a un siglo y medio de distancia, se ha dividido en tantas vertientes como el culto por la violencia y la degradación así lo permiten: el género de la literatura de detectives. La novela negra, conocida como Noir, o bien Hardboiled en Estados Unidos, es la evolución contemporánea de aquellas antiguas novelas de detectives, tan característica de los Ingleses, quienes dejaron una serie de personajes icónicos de la mano de Conan Doyle, Chesterton y Agatha Christie. En el siglo XXI la violencia deviene en lugar común para la literatura, sobre todo la hispanoamericana, rodeada de acontecimientos violentos que encuadraron la segunda mitad del siglo XX (como las dictaduras militares y los intentos por organizar revoluciones que en más de una ocasión rindieron frutos). No obstante lo anterior la reflexión sobre la violencia no es reciente ni privativa de los contextos hispanoamericanos. Casi un siglo atrás en Inglaterra y Estados Unidos tuvo un boom al convertirse en una respuesta a la invasión capitalista y sus efectos sociales adversos. En Norteamérica la prohibición del consumo de Alcohol desató la andanada de grupos delictivos que se volvieron íconos gracias a personajes como Al Capone, lo que sugirió el nacimiento de un género (Pulp) que se permitía la descripción de esa vida oscura que contrastaba con el afamado sueño americano y que rompió con la fantasía de que el crimen era un fenómeno aislado, que a los buenos ciudadanos no tocaría nunca. Para ubicar conceptualmente a la violencia el filósofo Slavoj Žižek (Eslovenia-1949) hace un análisis sobre la diferencia entre la violencia subjetiva y la sistemática, la provocada por el Estado que origina indefensión e impotencia en los ciudadanos que terminan hartos reproduciéndola a su manera (físicamente), con lo cual se explica cómo manifestaciones estéticas como la literatura noir, pulp, el harboiled e incluso la narco novela, cuya crítica constante es su aparente ‘ligereza estilística, argumental y simbólica’, no son otra cosa que el reflejo de un sistema corrompido en sus procesos y las consecuencias sociales de ello. Los subgéneros de la narrativa latinoamericana, por lo menos los más frecuentes en las primeras décadas del siglo XXI, encuentran en lo neopoliciaco una vertiente que, sin censura, permiten el reflejo de lo que se ha venido presentando en estos países, con toda su crudeza (aún así difícilmente la ficción de dichas obras ha superado la realidad de países como México). Las características de la novela negra, la narrativa de fronteras y la denominada narco novela, utilizan marcos referenciales que se incrustan dentro de la denuncia social, los escenarios siempre son oscuros, la corrupción, la falta de escrúpulos y moral, la violencia y el crimen, se asocian a una realidad que se muestra en los medios de comunicación convencionales como fantasía, familiarizando a las personas con un fenómeno social que a lo mucho origina morbo entre los consumidores de noticias que no encuentran diferencia entre una matanza de estudiantes y el videojuego Call of duty. Ya no existen personajes súper dotados que son capaces de resolver cualquier misterio por medio de la lógica, antes bien son arquetipos del ciudadano promedio que por alguna desavenencia se encuentra en una encrucijada. Los autores de estos géneros ponen en tela de juicio la forma en que se desarrollan las actividades criminales impunemente, en estas obras tampoco serán encarcelados los delincuentes, los ricos serán despóticos, los políticos líderes de organizaciones criminales y el resto de los mortales sólo piezas del ajedrez que son removidas cuando terminan de ser útiles (¿Algún parecido con la realidad?). Algo tiene el género que grandes escritores como Borges y Chesterton guardaban una especial deferencia a los mismos, quizá esa sencillez, de la que ahora muchos autores (buenos y malos, prodigiosos y mediocres) se valen para ganarse un lugar en los anales de las librerías, que permite profundizar y familiarizarse con temas que por lo regular, simplemente nos parecen ajenos de la realidad en que vivimos.

viernes, 8 de mayo de 2015

Notas sobre el empoderamiento femenino

Uno de los nuevos fenómenos que se han presentado con mayor fuerza en los albores del siglo XXI es el llamado empoderamiento de la mujer. Sus antecedentes se encuentran en el movimiento feminista que enarbolaran personajes como Simone De Beauvoir, cuyos postulados en el libro “El segundo sexo” involucraron ideas radicales (para su tiempo) que permitieron la conquista de derechos (primero vinieron los políticos, a las que siguieron las conquistas intelectuales que estamos viviendo y las de índole personal, representando en su conjunto el triunfo sobre un sistema de pensamiento que denigraba sus valiosos aportes al entorno social). Esto se ve traducido en una nueva actitud, las mujeres han optado por tomar el toro por los cuernos, pues ahora no necesitan de los hombres para sostener los viejos cánones. Siendo capaces de crear sus propias oportunidades, han demostrado que mediante una buena educación pueden llegar a tener las capacidades necesarias que les permite realizar casi cualquier actividad, con agregados como la pulcritud y meticulosidad. Esto ha impactado en el desarrollo social pues se traduce en términos de producción que determinan el nivel de progreso que un pueblo llega a alcanzar. El posicionamiento sobre bases intelectuales más firmes ha ayudado también a derrocar ideas negativas en la estructura social, pues su cercanía e influjo en la crianza de los hijos, han permitido los cambios de paradigmas que se necesitan para continuar por el sendero del cambio. Muchos son los ejemplos en que la mentalidad práctica de una mujer ha permitido el desarrollo económico de familias enteras, esto se debe a que el orden a que están acostumbradas, se sume a la disciplina y compromiso necesario para que se pueda alcanzar una meta de una forma mucho más contundente. La mujer que encontramos en los albores de este nuevo milenio aspira a cumplir sus sueños, trazándose metas que le demandan esfuerzos físicos y mentales que se han alejado de los convencionalismos que fomentaron las sociedades machistas. Por eso se atreve a avanzar en infinidad de campos, a pesar de las condiciones sociales adversas que muchas veces encuentran. Ellas son el verdadero motor de cambio que ha demostrado que con voluntad se pueden alcanzar muchas cosas. Por eso no es raro que cada vez sean más los nombres de mujeres que se involucran en áreas tan disímiles como las ciencias o la política. Debemos abandonar la demagogia, la igualdad depende de la madurez con que nos enfrentamos a las situaciones convencionales, demostrando que ese orgullo que somos capaces de sentir por una madre, se puede materializar en el cambio de actitud que fomente cada vez más el posicionamiento de la mujer en los altos valores que conducen a la sociedad del siglo XXI.

jueves, 30 de abril de 2015

Del aquí a las letras. La crónica literaria de Jorge Ibargüengoitia

Antes que nada vale la pena resaltar que la actividad periodística siempre ha estado cercana a la literatura. La publicación periódica de crónicas es un excelente ejercicio narrativo que permite desarrollar la destreza necesaria para pasar a géneros más complejos. Así, escritores como García Márquez, Julio Cortázar o Henry Miller, Hemingway y hasta Bukowsky, deben al ejercicio periodístico su buena condición narrativa. Como se puede atestiguar en su obra, Ibargüengoitia se vale de anécdotas que parten de sus memorias y se transforman, a la luz de una reflexión, en material presto para el sarcasmo, pues su humor y agilidad narrativa exhiben las acciones de personas que pertenecen a los más diversos grupos y la forma en que son protagonistas de escenas sumamente cotidianas, tanto que son un retrato de la realidad que caracteriza al momento que trata en sus textos. El uso de su maravillosa capacidad de observación, es otra de las claves que desarrolla de una forma muy interesante (en lo literario obviamente), pues la precisión de ciertos instantes son claramente reveladores, en cuanto a la importancia que el autor otorga al objeto o personaje en cuestión, con la finalidad de facilitarle a los lectores la atención en su texto, vinculando la anécdota a la acción y propiciando una brutal sinceridad, que a algunos lectores nos resulta sumamente atractivos, porque tenemos una empatía por ese sentido del humor oscuro, poco comprensible (producto de reflejar una desgracia ajena, producto del azar o de un error. (Ejemplo: cuando le cae el cuadro a su criada) Sin embargo, para Ibargüengoitia el periodismo fue la puerta de entrada al conocimiento de un país que se encontraba (y al parecer aún continúa en las mismas) rodeado de corrupción. Lo que terminó por hastiarle y buscó reflejar este sentir en sus obras, manifestando claramente una crítica de las costumbres y de las contradicciones entre la modernización y el conservadurismo, entre la norma y las prácticas populares, entre la satisfacción del apetito del individuo y los esquemas sociales que tienden de romperse. Hay una anécdota de cuando escribió Las muertas. En una de tantas entrevistas se remitió a la necesidad de contrarrestar el fenómeno desatado por las publicaciones de carácter amarillista, que explota la desgracia y perversión, dando como resultado la exhibición del México bárbaro, cercano a lo bestial, exaltado por el morbo y llevado hasta fuera del país como un retrato de lo que los políticos inmediatamente trataron de contrarrestar con fuertes inversiones y que Ibargüengoitia criticaría de una forma ejemplar dentro de lo literario (lo que lamentablemente llevó a que pocas personas pudieran percibir la parte crítica disfrazada en el humor. A través de sus letras logra la exhibición de un país que, en el estado de descomposición social en que se encontraba, aún estaba ansioso por descubrir qué tan bajo era capaz de llegar. ¡Oh sorpresa! Ibargüengoitia transmite esta imagen pero con el entendimiento de la razón humana, fuera de prejuicios, y además lo hace de una forma despreocupada, logrando su cometido de hacer olvidar lo inhumano de revistas como ¡Alarma! Es necesario recordar que Ibargüengoitia también siguió la tendencia de la novela policiaca, que actualmente encontramos reflejado en la escuela de Jhon Reed, Truman Capote y Rafael Bernal, utilizando la fuente periodística para retratar personajes muy cercanos a quien los lee, retomando el valor del testimonio que deja y enriqueciéndolo con un ejercicio hiperbólico, característico de este tipo de literatura. Volviendo a su actividad periodística, en el caso concreto de la crónica podemos disfrutar y tratar de emular como ejercicio individual, el uso del antecedente, la mayoría de las veces una anécdota propia, sometida al juicio de una opinión que conlleva una intención de ironizar (y al ser de Guanajuato buena parte de estos juicios los conduce hacia los fundamentalistas religiosos que abundan en la región del bajío) (las fiestas religiosas). Debemos recordar también que el periodismo, como técnica narrativa, debe orillarnos a la construcción de escenarios claros, con acciones precisas y personajes claramente identificables, a través de la respuesta de las añejas preguntas Qué, Quién, Cómo, Cuándo, Dónde, Porqué, Para qué. Para el momento en que el autor escribe (de los 50 a los 80) se tiene la expectativa del desarrollo gracias a la industria armamentista que de una guerra a la otra le dio cierta estabilidad al país, fue una época de modernización económica y social que nunca pudo concretarse, repleto de una falsedad política y un onírico futuro. Alguien debía encargarse de desenmascarar las falsas pretensiones del partido nacional, que por su deber institucional intentó (e intenta todavía) hacernos creer que vivíamos en la prosperidad, ese alguien casi siempre ha sido un artista valiente que se manifiesta de forma simbólica a través de su arte y en este caso, de un periodista metido a escritor.

El periodismo está de luto

El ejercicio periodístico ha confundido su labor (quizá a propósito) con el de la mercadotecnia. Los medios informativos son, por lo menos en nuestro país, la mejor plataforma de proyección de la imagen de personajes, proyectos, destinos y cualquier producto que se necesite posicionar en las preferencias de los consumidores, que como responde la lógica, se convierten en realidad en el valor primordial del negocio. Pocos son los medios que realizan investigaciones, muchos menos los que con objetividad presentan los acontecimientos, las columnas de opinión se utilizan para golpear a los agentes ajenos al poder (que se compra con dinero) y aunque el internet ha venido a contrarrestar buena parte de la influencia que ejercen los aparatos profesionales de difusión de imagen, aún a cuenta de saturar el medio, poco pueden hacer en contra de quienes están facultados para jugar con las normas de convivencia que nos rigen, pues la continuidad se garantiza con prebendas. Ayer murió uno de los periodistas icónicos de nuestro país, el mítico Julio Scherer García, el que se enfrentó al poder cuando no quizá supeditarse a su dominio. Junto a otros grandes que se han ido, como Vicente Leñero, el país enfrenta una crisis de credibilidad, la manipulación de la información beneficia a las cúpulas, los únicos a quienes les conviene la desinformación, pues el conocimiento es poder y permite mover al titiritero los hilos con que se desencadenan acciones calculadas. El ejemplo crítico que esta generación de periodistas nos brindó, contrasta mucho con el estatus que guardamos como el país con las peores condiciones para ejercer el periodismo (baste decir que hace unos días un periodista que además se ganaba la vida manejando un taxi, fue desaparecido en Veracruz por un comando armado). El reciente ataque al semanario Charlie Hebdo en Francia nos muestra una acción inmediata de una gendarmería altamente eficiente y preparada, el crimen está siendo investigado, han identificado a los agresores y seguramente harán pagar a los culpables. En México nos queda la impresión que tras cada crimen que se realiza contra los periodistas, tienen la intervención de fuerzas que prefieren eliminar a esos elementos incómodos que enuncian verdades que en el fondo exhiben un entramado de complicidad haciendo eco del viejo adagio “Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”. El sistema actúa sometiéndose al poder, que debiera ser ejercido por el pueblo pero que se guarda en las manos de unos cuantos. La impunidad está garantizada, aunque el pueblo clame justicia ¿hasta cuándo?

Periodismo de investigación

Tomar los postulados de la ciencia y la academia para la investigación, como lo son la veracidad de las fuentes, la metodología, información relevante, etc. y aplicarlos en otras ramas del saber, en este caso el periodismo, da como resultado un ejercicio crítico, que no se somete a la subjetividad de las opiniones personales, sino que se obliga a interpretar una serie de datos que se han sistematizado. El reciente caso de obvias violaciones a los derechos humanos, de libertad de expresión y en especial, para la sociedad, de atentar contra la necesidad de estar oportunamente informados sobre los actos y procedimientos que esferas del poder tan lejanas como absurdas, cometen diariamente, ejerciendo una especie de privilegio que le permite alejarse de las sanciones que por ley debieran castigarse, no es más que el reflejo de una sociedad sometida a una dictadura disfrazada de mecanismos sancionadores que eliminan sistemáticamente a las voces críticas, con tal de no ver alterados sus actos. ¿Qué es lo que tanto molesta al Estado de Carmen Aristegui y su equipo de investigaciones especiales? Debemos tener claro que la masa crítica de personas que utilizan las redes sociales, son el contrapeso a la postura oficialista que las empresas televisivas adoptan. El México inconforme que sale a las calles a protestar contra la forma tan burda en que el aparato institucional falta a su deber (por tener sus titulares y equipos de trabajo intereses en ocupar otros escaños del mismo aparato), tiene a su peor enemigo en el México de los conformistas, que impasibles, desde su casa, observan cómo todos estos actos se desarrollan, tergiversados por los noticieros que mantienen las líneas editoriales a conveniencia. Así es, justo como lo develó el guión de la película “La Dictadura Perfecta”, no somos más que el producto que las grandes empresas de comunicación ofrecen a sus patrocinadores. La develación de actos de corrupción en los que se encuentran involucrados una parte del ejecutivo federal, que provocaron a su vez la debacle de proyectos que implicaban el uso descarado y poco justificado de enormes cantidades de dinero, como el del tren rápido, o la casa blanca, así como los procedimientos con que se han otorgado los cargos del poder judicial y la ausencia total de protocolos para la investigación profesional de casos de encubrimiento de matanzas como la de Tlatlaya y Ayotzinapa, han originado una crisis de credibilidad en el gobierno, justo unos meses antes de las elecciones, que serán además acompañadas por todo un sistema de denuncias virtuales que los ciudadanos (que no el INE) están decididos a implementar, quizá no para derrotar al sistema, pero sí para exhibir la podredumbre sobre la que está montada nuestra “democracia”. Ahí es cuando las voces críticas deben ser acalladas, para evitar que sigan sistematizando la información mediante iniciativas ciudadanas como la de Mexicoleaks, la plataforma ideada para exhibir de forma discreta las pruebas que sobre los manejos de los erarios y bienes del país se están realizando. En un país corrupto, donde su máximo líder presenta los principales conflictos de interés, se desarrolla la política de someter a sus ciudadanos. En un país en que reina la corrupción, el flujo de inversiones que se esperaba con las nuevas reformas, no llega todavía porque la corrupción y la violencia han refrenado el ánimo de los empresarios que, no sin buenas razones, ven con desconfianza la rentabilidad de un negocio que no es capaz de garantizar siquiera una estabilidad. La idea que los políticos tienen sobre el sistema, con su despilfarro y alejamiento de la realidad, con sus reformas de escritorio y con niveles educativos tan pobres, obliga al uso de estrategias que, podríamos suponer, están ideadas para que el imaginario popular las olvide con un próximo escándalo.

El ataque a la libertad de expresión

El ataque a Charlie Hebdo conmocionó al mundo periodístico. La bandera de la libertad de expresión se ha enarbolado en la defensa de una publicación satírica que no en todos los casos logra su cometido de divertir, a la par de lanzar una crítica mordaz al sistema político-social que impera en Francia. El humor ácido, mordaz, se asocia más a la burla que a la intelectualización de ciertas situaciones. Esa es la razón de que muchas de sus caricaturas se ven como altamente ofensivas cuando se dirigen a un público lego, que no comprende el trasfondo de la imagen que se publica y se queda en la superficialidad de un mensaje que se distorsiona fácilmente, a conveniencia de quien se supone ofendido. No es ético burlarse de la ignorancia, es más fácil que educar. Los sistemas sociopolíticos y culturales se arraigan en formas de pensamiento que difícilmente cambian, aunque las críticas de occidente pretendan moralizar a sus adeptos, condicionándolos a señalar las deficiencias e intolerancia que medio oriente desarrolla como sistema de convivencia, la respuesta se produce mediante la violencia. El repudio de oriente al occidente es por su sistema de consumo voraz, el de occidente a oriente por su fundamentalismo, que cierra las puertas a la extracción de los recursos naturales que poseen. Actualmente una nueva hipótesis empieza a tener eco entre las comunidades virtuales. Paul Craig Roberts analista de política internacional señala que “la Policía encontró el documento de identidad de Said Kouachi, muy cerca de la sede de Charlie Hebdo, en la misma escena del tiroteo, hecho que recuerda a los supuestos culpables del atentado a las Torres Gemelas (los pasaportes aparecieron intactos entre las ruinas de los edificios)”. ¿Casualidad? Además todos los participantes en el tiroteo fueron eliminados sistemáticamente, sin brindar la oportunidad de que alguno atisbara razones sobre lo sucedido. Un fenómeno que acompaña a la guerra contra el terrorismo (inaugurada por los Norteamericanos) es la declaración bélica dirigida a los países presuntamente responsables, como producto de una cadena de acontecimientos que en el rubro social, crean una conciencia de necesitar protegerse contra el “enemigo”. La islamofobia tiene el sello de los complots creados por el FBI y la CIA, que sirvieron para crear y consolidar la amenaza terrorista como algo real, no sólo para los estadounidenses, sino también para el mundo “civilizado”, con sus viejos enemigos como los Chinos y los Rusos o sus nuevos enemigos, los Yihaddistas que logran burlar al aparato de inteligencia del país más poderoso del mundo. Más indignación suscitó que al día siguiente se reportaran miles de muertos, también en un ataque subversivo pero en Kenia y que los países que claman justicia contra sus agresores no sean capaces de decir nada. ¿Doble moral? Tenemos indignación porque mueren periodistas en un ataque pero no por la eliminación masiva de personas en un país que muchos no ubican ni siquiera en el mapa. Por cierto otro dato curioso el policía francés encargado de la investigación del ataque se suicidó recientemente, lo que agrava aún más el asunto y hace suponer que el atentado podría ser preparatorio de una operación de guerra (otra más) o incluso la creación de nuevas leyes que atentan contra la libertad de los ciudadanos de aquel país. Si esto resultara cierto por un momento, me pregunto entonces ¿Quién es el que verdaderamente atenta contra la libertad de expresión y si la libertad tiene límites?

Voy a dar un pormenor

Omar Gámez es un escritor que hace algunos años se nutrió literaria(y literal)mente en nuestro estado por casi diez años. Volvió a su tierra con la nostalgia de dejar todo lo que había logrado. A finales del 2013 corrió la noticia de que el Navo volvía a las andadas, recuperado anímicamente resultó ganador del concurso del Libro Sonorense en su categoría de crónica. Un año después se cumplieron las expectativas de ver impreso por fin Voy a dar un pormenor, aún a pesar de la burocracia cultural y sus cientos de trabas. Transcurrieron otros seis meses y vicisitudes dignas de contarse en otro espacio para tener al fin mi propio ejemplar y apenas unas horas para dar cuenta del libro. Sumergiéndome en la lectura caigo en cuenta que la clave para escribir buenas crónicas es vivirlas. Es por esto que la conformación del texto permite al lector impregnarse un poco de esa imagen desgarradora que son los trozos de realidad del pasado, que tratan de borrarse de la ciudad con sus motores de automóviles llevándose entre las ruedas los recuerdos del porvenir, pasando a toda velocidad sobre nuestro olvido, sepultándolo entre partículas de smog y caminos de asfalto. Detenerse un momento a contemplar cómo se transcurre la vida, le permitió al escritor Omar Gámez la posibilidad de crear una serie de textos que compilan anécdotas de un pasado que en poco se diferencia del presente. Las desgarradoras imágenes suburbanas y rurales nos acercan a los sucesos que para los críticos están al filo de la posmodernidad, pero para quienes son partícipes simplemente atañen a la subsistencia. Sobrevivir o morir. Morir lentamente, a pesar de seguir vivo, como el escuadrón de la muerte que a orillas del pueblo se sientan a tomar alcohol con toloache para que seguir inmersos en su realidad sea un poco menos doloroso. Su dominio sobre el detalle se ha perfeccionado, la técnica entrañable que ha sabido desarrollar en los años incluyen un sentido del humor peculiar, indispensable para un buen escritor, que se vale de la ironía para transformar un prostíbulo en un campo experimental de estrategias de mercado para atraer a nuevos clientes, porque los otros, los constantes, han encontrado nuevos placeres en las drogas baratas que como el foco, revoltijo de cualquier cochinada como raticida y solvente, ya no cruzan la frontera y se quedan para desgraciar a los clientes que prefieren esos goces efímeros por sobre los de la carne. La realidad siempre supera a la ficción. Las crónicas de Omar Gámez nos dejan claro que la falta de sentido, de un destino que nos conduzca a pesar de todo hacia algún lugar, es parte de la cotidianidad en la que se imbuyen los personajes, que son tan reales como cualquier vecino que mata sus tardes en la cantina porque para él ya nada tiene sentido. El sentido local de pertenencia que arraiga a los personajes a una ciudad o a un pueblo determinado, queda rebasado ante la fuerza de los temas que aborda (la locura, la desventura, el desamor, la amistad y la fidelidad), tan universales como la necesidad del ser de encontrarse un sentido.

Colección Letras sin papel

El ejercicio editorial digital ha comenzado a capitalizar la atención que los smartphones han agregado a esta era tecnológica que acerca al internet y posibilitan el acceso a información como nunca antes lo había soñado el hombre. Muchas de las grandes editoriales han mudado sus contenidos completamente al internet como el Wall Street Journal. Pero no sólo los gigantes de la información se han apropiado de esta tecnología. Todos (llámense empresas, institutos de educación e inclusive estructuras de gobierno) siguen las tendencias del uso de portales interactivos, con la finalidad de eficientar procesos mediante la sistematización de información. Pues bien la Universidad Autónoma de Chiapas no es la excepción. La implementación de un programa editorial digital está abriéndose camino en la tan competida carrera de publicaciones académicas. Ha consolidado herramientas de divulgación de la ciencia como la revista digital que aloja en su sitio Espacio I+D. Innovación más Desarrollo. Éste es un afortunado botón de muestra de lo que las políticas de Acceso Abierto han logrado en las instituciones de educación superior. Dichas políticas son globales y están enfocadas a la difusión y divulgación de los resultados que la investigación desarrollada por los académicos de las universidades, tenga, mediante la apertura (a la comunidad mundial), de los resultados de las investigación que están desarrollando con la finalidad de que su exhibición libre permita el desarrollo, a su vez, de más conocimientos. El papel de los editores en las publicaciones digitales es, hoy más que nunca, una actividad que depende en buena medida de la sinergia con la que correspondan los investigadores de alto prestigio, sus colegas, que deben estar dispuestos a cooperar de forma voluntaria a la legitimación de un conocimiento, y al instinto académico que desarrolle el editor mismo, pues de su gestión de contenidos depende el desarrollo de la divulgación que la información tenga. Las universidades están comprometidas desde sus funciones elementales a la transferencia de conocimientos y tecnologías, que aplicadas al entorno y dirigidas por sus altos especialistas, favorecen los avances en niveles y calidad de vida de los habitantes de la región. Las condiciones de publicación y certificación de contenidos se ha vuelto compleja, sin embargo es algo de lo que nuestro estado en lo particular no puede prescindir, pues ahí se encuentran las oportunidades de desarrollo de actividades que se representan en muchas ocasiones como ventanas de oportunidad para muchos. Es por eso que la UNACH lanza al ciberespacio una serie de publicaciones valiosas, que por sus contenidos ameritan su difusión en versiones descargables que acerquen a los usuarios a la labor que los autores están produciendo. En esta ocasión el número de febrero de la revista digital incluye dos libros que tienen un enfoque didáctico-pedagógico disciplinario el primero se titula La errata en el Crucigrama del Dr. Antonio Durán Ruiz, que es un acercamiento crítico a la obra de varios escritores y que bien puede ayudar a un estudiante en el desarrollo de la crítica literaria y el trabajo de investigación Manejo agroecológico de la nutrición en el cultivo del cacao de la AUDES Cacao-Chocolate, dirigida por el Dr. Orlando López Baez, en donde se da cuenta de los procesos que dicho cuerpo académico está teniendo en la implementación de nuevos conocimientos científicos a la producción de Cacao en la región. Ambos textos están disponibles para descarga en la sección de documentos académicos de la Revista digital, en la página www.espacioimasd.unach.mx y son totalmente gratis para ser consultados en internet o descargados a dispositivos.

La errata en el crucigrama

La Universidad Autónoma de Chiapas ha dado inicio a un proyecto de edición de libros digitales que acercan el conocimiento que se produce al interior de dicha institución, materiales que por su calidad merecen ser divulgados a la comunidad con la intención de testimoniar de qué forma la investigación puede repercutir en el medio social y la forma en que la disposición libre de los mismos pueden incentivar en los estudiantes y público en general una conciencia crítica. El investigador y doctor en letras por la universidad de Valladolid Antonio Durán Ruiz ha publicado de manera digital su libro La errata en el crucigrama, con la intención de permitir a los estudiantes de letras, y en general a los entusiastas de la literatura, sostener un acercamiento crítico a intrigantes aspectos de la obra de algunos autores como es el caso de los narradores Guillermo Fadanelli y Lewis Carroll, y de los poetas José Gorostiza, Rosario Castellanos y claro, no podía faltar, su paisano Joaquín Vásquez Aguilar. Durán Ruiz es un investigador entusiasta que ha colaborado en el rescate y difusión de la obra del poeta Joaquín Vásquez Aguilar con la edición crítica de sus poemas en En el pico de la garza más blanca (2010) y personajes que gracias al imaginario colectivo han transformado su presencia en el estado, como sucedió con José Alfredo Jiménez en su afamada visita a Acala en la década de los setenta, de la que da cuenta en el libro El Rey en Acala. La historia verdadera de José Alfredo Jiménez en Chiapas, en coautoría con otro de los investigadores que más peso tienen en el panorama de la crítica literaria, el Dr. José Martínez Torres. Alejandro Mijangos, al respecto de la introducción de este libro, escribe que “cada obra literaria referida, son el pretexto y punto de partida para reflexionar sobre el sentimiento de pérdida, la nostalgia humana del origen como añoranza de un país sin mapa, la repulsiva identificación del hombre en el espejo cóncavo del monstruo, la pulsión de muerte y demás miserias emocionales en que se debate el sujeto”. El resultado del análisis que emprende es producto de la fusión de teorías literarias con las que desnuda la estructura de las obras y de un acercamiento desde la perspectiva del ser de Jacques Lacan para quien el Objeto perdido “…es la ficción fundamental. Cuando el hombre cree encontrarlo se estrella contra su apariencia: no es lo que perseguía. La Cosa sólo concede lo ilusorio del mundo” esto arroja como resultado la certeza de que el vacío y la soledad son inmutables en la creación pues “El hombre tiene hambre de plenitud, está insatisfecho con su realidad y la constancia de su descontento es el arte”. La descarga del libro está disponible de forma gratuita en la página de la revista digital universitaria Espacio I+D en: http://espacioimasd.unach.mx/e-books/resena-errata.php una obra que no se pueden perder.

El crimen como modelo estético

En la actualidad suponer que el crimen es uno de los paradigmas favoritos de los ciudadanos podría sonar a una exageración, pero si recapitulamos en la historia moderna podemos darnos cuenta de la forma en que el culto a lo prohibido y la oportunidad de crear un mercado, se han vuelta parte de nuestro modelo de consumo. El crimen está en todos los ámbitos de la cultura: los video juegos Grand Theft Auto, la música, la literatura o el cine, sin dejar de pensar en programas de televisión como CSI o Dexter, entre muchos otros, nos hacen pensar en ¿hasta dónde podemos llegar con este culto? La influencia de personajes asociados al crimen organizado ha sido controversial. Jack el destripador dio pie a una ola de entusiastas de las ciencias forenses quienes llegaron a incluir a literatos que en aquel momento estaban de moda, para tratar de resolver la identidad del asesino, Al Capone hacía gala de su poder y riqueza al aparecer retratado con personajes de suma importancia de la política norteamericana, el padre de los Kennedy siempre fue señalado por su relación con grupos de contrabando de alcohol en los tiempos de la prohibición norteamericana. En América latina esto no ha sido la excepción, Pablo Escobar, la Reina del sur y muchos otros han sido vanagloriados por las telenovelas y series de televisión como personajes a quienes se debe admirar (¿sino para qué son reivindicados públicamente?), de la misma manera que sucedió con el Chapo Guzmán a quienes incluso se les adjudica la fama de ser personajes caritativos, que ayudan y defienden al pueblo. ¿Qué tiene que suceder en un país para que los criminales ocupen el lugar que le corresponde al Estado? Los altos índices de corrupción colocan a los políticos a la altura de estos delincuentes que obtienen obscenas cantidades de dinero por la corrupción coludiéndose ambos grupos. Se ha generalizado tanto este modelo que ya no escandaliza a nadie. Reina el cinismo, la impunidad se sostiene porque se castiga al peón y se deja al rey disfrutar de sus riquezas, con la finalidad de guardar las apariencias. Los grandes delincuentes están libres porque tienen el poder económico, lo que garantiza una alianza con los poderes fácticos para no ser perseguidos, sino antes bien premiados. Todas estas estructuras, han sido retomadas desde mediados del siglo pasado por el movimiento hard boiled que en Estados unidos gracias a personajes como Dashell Hammet y Raymond Chandler, comenzaron a exhibir el trasfondo que existía detrás de esas grandes empresas que son el crimen organizado, el asesinato, tráfico de personas y estupefacientes, el resultado es que ahora hay una híper explosión de recursos que tienen que ver con estos temas, al punto de que lo único que falta es la transmisión en vivo de crímenes que deben resolverse en línea con la participación de un auditorio. Ya Thomas de Quincey había relatado en su texto ‘El asesinato como una de las bellas artes’ que la relación estética del crimen con sus espectadores estaba arrojando una visión más exigente del crimen en los rotativos por parte de estos, que en realidad era producto del ocio. La visión moderna del crimen ha dado paso a una complacencia preocupante, si alguien nos dijera que de un laboratorio ha sido robado un aparato altamente radioactivo con que una cédula criminal podría contaminar los mantos acuíferos de algunas ciudades, seguramente reaccionaríamos de la misma manera en que lo hicimos hace algunos días cuando esto sucedió en Tabasco, no hubo psicosis colectiva, ni siquiera una respuesta distinta al alarmismo a que nos tienen acostumbrados los pésimos noticieros de televisión, incluso a más de uno le parecería una pre cuela del clásico de los videojuegos Resident Evil. Realidad vs Fantasía, no importa cuál gana si a fin de cuentas son parte de un lucrativo negocio que nos muestra lo peor de nosotros como algo lo suficientemente morboso como para ser distinguido.

Benito Juárez y la influencia del pensamiento Liberal en el siglo XIX

La lucha que se presentó en el siglo XIX entre liberales y conservadores, fue determinante para la definición de lo que hoy conocemos como los Estados Unidos Mexicanos. En particular el enfrentamiento que sostuvieron en el plano ideológico la pujante francmasonería, que se alimentó de los triunfos que en Francia (en la revolución) y Estados Unidos (en su independencia) tuvieron en el siglo XVIII y la iglesia católica, poseedora de ciertos privilegios en los virreinatos de la Nueva España. Podemos comprender lo sucedido en aquellos años estudiando la historia de la Independencia y de la Reforma. La francmasonería en México fue una de las pocas instituciones que se atrevieron a sostener una división entre el estado y la iglesia, lo que propició la invasión francesa y el establecimiento de un emperador. Los pensadores progresistas se valieron de la organización que la masonería les mostraba, aunado a una liberación del ser en varios niveles, para poder construir nuevos cánones que acercaran a los ciudadanos a tres principios claves en esa orden: Libertad de pensamiento y palabra, igualdad ante la ley y en el trato social, y fraternidad que hermanándose con la justicia, representaban el ideal del pueblo de México, que buscaba consolidarse como una nación independiente. Una de las mentes más importantes y que se ha destacado por su herencia liberal, que aún perdura en el espíritu de nuestra patria es Benito Juárez, quien a decir de Carlos Francisco Martínez Moreno en su artículo Benito Juárez: ¿Más que un aprendiz de masón? Y publicado en la revista EN-CLAVES del pensamiento, año II, núm. 3, junio (2008: 127-146) obtuvo los más altos grados que el Rito Escoces y el rito Mexicano otorgan. Esto testimonia la forma en que un pensador y líder político como Benito Juárez utilizó lo aprendido en las logias francmasónicas para declarar leyes y principios que concedieron a los ciudadanos de México un estatus que hasta entonces no les era reconocido. Los antecedentes que dan cuenta de la forma en que los valores de dicha institución se llevaron a todos los rincones de américa, están en el movimiento de la Ilustración, mismo que dio fin a siglos de lo que comúnmente se conoce como oscurantismo. Este movimiento se fortaleció a raíz del escepticismo religioso y la lucha por la libertad de pensamiento, que fue una de las banderas que mayor interés despertó entre grupos de innovadores, científicos y pensadores en Europa. Las exigencias en aquel entonces eran por la libertad de pensamiento, de prensa, de reunión y asociación, de conciencia religiosa, etc., criticando las lacras y la putrefacción de las instituciones políticas y religiosas, consideradas caducas, proponiendo un grupo de francmasones, organizado por el médico Julián La Mettrie, la edición de la Enciclopedia, uno de los más grandes legados de la humanidad. La ideología progresista revolucionaria de los ilustrados penetró no solamente a Norte América, sino también a los países coloniales latinoamericanos y despertó el ánimo de estos pueblos oprimidos para luchar por su libertad, a pesar de las precauciones y las barreras que levantaban el clero romano y los gobiernos que veían perder su dominio sobre la sociedad. Un ejemplo de cómo los ideales que ostentaba la masonería influyó en las instituciones de los países que tuvieron en su dirección a reconocidos francmasones, lugares en donde se instauraron democracias que facilitaron el avance de muchos pueblos, se puede ver en el juramento de los Caballeros Racionales, grupo masónico que tuvo como principal función crear logias en Sudamérica, englobando a las mentes progresistas más influyentes bajo una misma bandera: Nos prometes, bajo tu palabra de honor, que nunca reconocerás por gobierno legítimo de tu patria, ni por Gobierno de los pueblos hermanos que luchan por la libertad, sino a aquellos que sean elegidos por la libre y espontánea voluntad de los pueblos... Nos prometes además, que pretenderás por cuantos medios estén a tus alcances, a que los pueblos decidan por el régimen Republicano, que según los testimonios de todos nuestros hermanos de las épocas antepasadas, es el más justo y más conveniente para la Humanidad en general y según nuestro sentimiento y nuestra convicción es el más adaptable para los gobiernos del Continente Americano La masonería no sólo instauró un estado en el que se sentaron las bases para un país moderno, construyó también un sistema liberal, que hasta el momento continúa siendo agredido en algunas ocasiones y transformado en otras. Entre los principios más importantes que Juárez utilizó, y retomó de su formación como masón, podemos ver: La libertad de credo: Los francmasones son respetuosos de las creencias individuales que cada uno tiene y si bien deben creer en un ser supremo, es debido a la exigencia de tener una referencia de la regulación superior que modula sus actos. La libertad de expresión: durante cada una de sus reuniones están obligados a mantener el respeto a las opiniones adversas a las suyas, así como a tener alocuciones moderada, en las que expresan sus puntos de vista y afinan su propia filosofía. La igualdad de derechos: si bien la institución se divide en grados, todos sus miembros tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones, con la conciencia de que la falta de uno es de alta repercusión para el resto. La democracia: la alternancia periódica de sus representantes y funcionarios ha sido una de las claves que permiten erradicar los caudillismos, aunque saben reconocer el liderazgo nato de alguno de sus miembros, este nunca realizará un acto en la representación de estos, sino se encuentra avalada por la asamblea a que pertenece. La fraternidad: Hay una causa común que los hermana y ésta es la búsqueda de un conocimiento que los transforma en mejores seres humanos, para poder servir a la sociedad, pues es parte de su filosofía distinguirse por sus acciones y actitud, positiva para el entorno que le rodea. Claramente existen otros valores que se pueden sacar a relucir, pues los pensadores liberales de la época intentaron inculcar en la sociedad que para poder ser libres completamente, era necesario transformar la manera de pensar, orientándola a una crítica que construyera los nuevos cimientos de una nación que nació en los albores del siglo XIX.

Para que no olvidemos quién era ese Che (a don Ulises Mandujano)

Una vez les pregunté a los amigos de mi madre que dónde se reunían los intelectuales de la izquierda en la ciudad. Todos hicieron mutis. Sólo uno me dijo: Ve al Che Gabo, seguro que ahí te encuentras alguno con el que puedas platicar. -¿El Che? -Sí, el Che Garufas ¿no lo conoces? Ya estás en edad de entender esas cosas. -Tenía 19 años, por lo que por lo menos legalmente estaba en lo cierto y aunque a mi madre no le causó gracia estaba de acuerdo que era mejor estar ahí que en algún lugar de esos que ponen música para que no escuches ni tus pensamientos. Indagué por todos lados. No necesité llegar tan lejos, en la carrera me dieron santo y seña de dónde estaba el lugar (a unas cuadras del Jaime Sabines) así que nos armamos de valor (y algunos pesos) y nos lanzamos a la aventura en compañía del Pollo. No sé si estaban los grandes intelectuales de la izquierda, pero sí estaban los más nobles y alegres seres humanos que rodaban sobre la órbita de un personaje magnético que nos preguntó: ¿Y ustedes qué de dónde salieron? -De allá de literatura. -¿Dicen que puro malviviente llega ahí, es cierto? -Pues menos de los que se suponen, pero habemos algunos. Le causó gracia, fue por dos chelas y regresó con limones, cacahuates y un libro. -Les voy a leer algunas cosas, a ver qué les parece literatos. Así comenzamos, nos reímos mucho y entre mesa y mesa volvía. Le conté que también quería ser escritor, entonces me dijo: -A ver onta lo que escribes. Aunque me dio vergüenza no era suficiente pretexto, saqué mi libreta y se la di. Me llevó otra cerveza y volvió con Don Cenizo y Doce Más, un libro viejo que no había reeditado en aquel entonces, me leyó la verdadera historia de la cocha desenfrenada y al final arremetió “vas mejor que cuando yo empecé”. Muy probablemente no era cierto, pero todos necesitamos un empujón de vez en cuando. Con el tiempo nos confesó que Quincho le enseñó el principio básico de un narrador, con menos más. Sus escritos los pasaba con toda la banda para que se los depuraran. La pulcritud y capacidad de síntesis eran uno de los aciertos que había descubierto y que insistía en que repitiéramos cuando nos intercambiábamos cosas. Fue tanta la confianza que me dio un borrador de su última novela, era una especie de novela negra que le devolví con anotaciones. Nunca imaginé que no vería ese texto publicado que ya tantos codiciábamos. Otro de esos conflictos existenciales que me nacieron de asistir frecuentemente era ¿por qué Che Garufas? Era un tango que decía ‘Garufa, vos sos un caso perdido’ eso y su clara empatía por los movimientos sociales, de lo que daba testimonio su cantina, eran el nombre perfecto para un lugar al que llamaba El che era todo un caballero dando a la galantería Quijote con cientos de sanchos que aguardaban turno para servir de escuderos cuando la ocasión lo demandara. Un caballero pues, nunca permitiría a una mujer pagar sus viandas, quien quiera que fuera su acompañante debía pagar por ella el atrevimiento de llevarle a un lugar como el suyo. Así que para salir del paso era necesario cooperarse antes de pedir la cuenta, de lo contrario uno desgastaba el bolsillo por toda la pandilla. Los escritores de mi generación le debemos mucho (el Navo, el Kijote, Pulido), yo le quedé a deber tres cervezas. Y en especial, fue el lugar que sin pensarlo dos veces escogí para llevar a una amiga a tomar su primer cerveza. Cuando ella por fin llegó, la recibió nuestro galante gerente que a veces la hacía de mesero y me dijo: Está bonita, se ve de buena familia, no vayas a joderlo todo. Cuando llegaba solo, platicábamos de literatura, nos prestábamos libros, nos presentaba con los demás parroquianos, una vez hasta terminé comiendo pastel de alguien que celebraba su cumpleaños y simplemente no quería estar solo. Gracias a él me quedó claro que la literatura era contar nuestras más profundas inquietudes a través de lo que nos pasaba de forma cotidiana, eso es lo que hizo con Don Cenizo, eso es lo que nos enseñó y se lo agradezco. Una de las últimas veces que conviví con él decidimos hacer un ring literario confrontando al Dandy Pérez contra el Perico Gámez. Los periódicos sensacionalistas al otro día rezaban “Con gran éxito se llevó a cabo la "Pelea del siglo" entre Ulises Mandujano y Omar Navo, en el auditorio del Centro Cultural "Jaime Sabines"”. El réferi era Arcadio Acevedo, quien dijo que se le había denominado así porque los dos escritores, uno de 70 años, Ulises, y el otro de 30, el Navo (suman la pelea del siglo). Este chiste llevaba semanas preparándose, manufactura de don Ulises. Ese era Ulises Mandujano, el inmortal Che Garufas, Conde de Tolán y Marqués del Valle de Cintalapa, comandante en jefe de los bolonautas y gerente de conocido nosocomio que luchaba por liberar a sus parroquianos del estrés, la tristeza y la depresión, el que no temía compartir sus escritos ni sus secretos porque “la única forma de ser bueno es siendo humilde y recibiendo las críticas de los lectores, qué mejor si estos son tus amigos”.

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