viernes, 8 de mayo de 2015

Notas sobre el empoderamiento femenino

Uno de los nuevos fenómenos que se han presentado con mayor fuerza en los albores del siglo XXI es el llamado empoderamiento de la mujer. Sus antecedentes se encuentran en el movimiento feminista que enarbolaran personajes como Simone De Beauvoir, cuyos postulados en el libro “El segundo sexo” involucraron ideas radicales (para su tiempo) que permitieron la conquista de derechos (primero vinieron los políticos, a las que siguieron las conquistas intelectuales que estamos viviendo y las de índole personal, representando en su conjunto el triunfo sobre un sistema de pensamiento que denigraba sus valiosos aportes al entorno social). Esto se ve traducido en una nueva actitud, las mujeres han optado por tomar el toro por los cuernos, pues ahora no necesitan de los hombres para sostener los viejos cánones. Siendo capaces de crear sus propias oportunidades, han demostrado que mediante una buena educación pueden llegar a tener las capacidades necesarias que les permite realizar casi cualquier actividad, con agregados como la pulcritud y meticulosidad. Esto ha impactado en el desarrollo social pues se traduce en términos de producción que determinan el nivel de progreso que un pueblo llega a alcanzar. El posicionamiento sobre bases intelectuales más firmes ha ayudado también a derrocar ideas negativas en la estructura social, pues su cercanía e influjo en la crianza de los hijos, han permitido los cambios de paradigmas que se necesitan para continuar por el sendero del cambio. Muchos son los ejemplos en que la mentalidad práctica de una mujer ha permitido el desarrollo económico de familias enteras, esto se debe a que el orden a que están acostumbradas, se sume a la disciplina y compromiso necesario para que se pueda alcanzar una meta de una forma mucho más contundente. La mujer que encontramos en los albores de este nuevo milenio aspira a cumplir sus sueños, trazándose metas que le demandan esfuerzos físicos y mentales que se han alejado de los convencionalismos que fomentaron las sociedades machistas. Por eso se atreve a avanzar en infinidad de campos, a pesar de las condiciones sociales adversas que muchas veces encuentran. Ellas son el verdadero motor de cambio que ha demostrado que con voluntad se pueden alcanzar muchas cosas. Por eso no es raro que cada vez sean más los nombres de mujeres que se involucran en áreas tan disímiles como las ciencias o la política. Debemos abandonar la demagogia, la igualdad depende de la madurez con que nos enfrentamos a las situaciones convencionales, demostrando que ese orgullo que somos capaces de sentir por una madre, se puede materializar en el cambio de actitud que fomente cada vez más el posicionamiento de la mujer en los altos valores que conducen a la sociedad del siglo XXI.