El camino al empoderamiento.
Históricamente el movimiento de la defensa de los derechos de las mujeres, ha sido un tema cercano a las tendencias progresistas de los países. Sólo las grandes mentes son capaces de concebir un cambio en la percepción social como prioridad del trabajo de más alto perfil, que pueda a exaltar valores que le comprometen y hermanan en una unidad social, que busca el avance de los grupos menos privilegiados hacia una condición de vida digna.
El concepto de la mujer tierna, amorosa y dócil, es un constructo ideológico del patriarcado y nunca ha penetrado del todo en el inconsciente colectivo de la humanidad. En cambio las diosas que habitan en este mismo inconsciente colectivo son mujeres fuertes, poderosas. Los pueblos nunca le rinden culto a las mujeres débiles, dóciles, tiernas y amorosas. Únicamente adoran a lo que podemos considerar como “diosas fálicas”.
Las divinidades femeninas de las mitologías pre-patriarcales son fálicas. Ejemplo de esto es la figura de la poderosísima Tonantzin Coatlicue, (la de la falda de serpientes). En la mitología grecolatina habitaron Atenea, Artemisa, Hestia, Afrodita, Démeter y Cibeles:
Con el fin de propiciar un desarrollo igualitario actualmente se ha pugnado porque las mujeres logren alcanzar los más altos puestos legislativos, para alcanzar la paridad de género y conseguir con esto que se equiparen los valores con que se someten a consideración las decisiones en el interior de nuestro Estado y en la opinión directriz que se emite ante la sociedad como normas de conducta.
La reformulación de dichos escenarios políticos, incluiye en las negociaciones a las mujeres, equilibrando los puntos de vista e intereses nacionales en lo que claramente representa un avance en la búsqueda de la igualdad. Así se ha procurado mantener dichas disposiciones, a pesar de que ciertos grupúsculos han intentado sabotear los derechos que con tanto esfuerzo se han conquistado, tal fue el caso de las tan recordadas diputadas “juanitas”, que gracias a la intervención del bloque organizado de mujeres en el Congreso de la Unión, se logró evitar, bajo la enmienda de que el desagravio y la violencia no deben imperar como normas de conducta civilizada en país que se jactó, alguna vez, de privilegiar los principios de los ciudadanos. Por el contrario el diálogo y las propuestas son las que hablan por las mujeres que han empeñado su palabra en desarrollar su potencial para ver beneficiado con esto a las regiones que representan pues la representación de toda mujer será con base en su capacidad humana e intelectual y entrega a los principios fundamentales de la patria. Es todo esto de vital importancia para el país, que se encuentra urgido de propuestas que sumen a la convivencia y no de propuestas separatistas y creadoras de focos de violencia, como las que se desarrollan en algunas políticas federales (como podemos observar la tendencia al incremento de la violencia por la guerra de Estado que vivimos actualmente contra la delincuencia organizada).
Derrotar el conservadurismo y el machismo que aún impera en nuestra sociedad no es cosa fácil, pues la respuesta de las mujeres ante los retos del siglo XXI ha sido paulatina, su efecto podrá admirarse en su conjunto dentro de algunos años, que logre consolidarse, mientras tanto es resaltable que en la industria se empiece a preferir el trabajo de las mujeres por ser más pulcro y comprometido, valores que si continúan incrustándose en la sociedad, alcanzarán resultados de forma más inmediata pues el compromiso de elevar la calidad de vida de nuestra entorno, sólo se garantizará mediante el trabajo y el progreso.
jueves, 7 de julio de 2011
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