El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Benito Juárez, Francmasón
Dentro de poco se ha cumplir un año más del natalicio de Benito Pablo Juárez García, uno de los más grandes presidentes de México. Hace poco revisando algo de su biografía me encontré con un dato que me pareció sumamente interesante y que expone Wenceslao Vargas: Juárez es el personaje más importante dentro de la masonería mexicana de ayer y de hoy.
El autor del artículo “Juárez Masón Yorkino” acerta al comentar que es frecuente escuchar en las logias que Juárez haya sido el primer presidente masón de nuestra República o que Juárez haya sido el fundador de un Rito Masónico. Pero según Wenceslao Vargas, principal historiador que se ha ocupado del tema, ninguna de las dos afirmaciones es cierta “baste decir que antes que Juárez fueron masones, entre otros, Guadalupe Victoria, Gómez Farías, y la gran mayoría de la veintena de presidentes que le precedieron”.
Salvador Borrego en América Peligra, indica que Juárez “se inició en la masonería cuando era estudiante de leyes en Oaxaca, en 1827 a los 21 años de edad. En la época de Poinsett (1825-29) fue masón del rito yorkino y después habría obtenido el grado noveno (el más alto) en el Rito Nacional Mexicano. El 15 de enero de 1847 (41 años de edad, Margarita Maza 21, cuatro de casados, año de la invasión norteamericana) fue iniciado en este rito en la Cámara de Senadores que a su vez funcionaba como templo masónico”.
Sin embargo nos quedan muchas reflexiones que solventar. Juárez y la masonería fueron atropellados por la “modernidad”, que por muchos años fue impulsada por el PRI en el gobierno y que recientemente los grupos de ultraderecha se han encargado de menoscabar. De eso pocos masones se acuerdan cuando es momento de la foto de aniversario en el parque o monumento.
Más importante que su filiación ideológica es la congruencia con que Benito Juárez se condujo cuando la patria así lo necesitaba. Un hombre que no tuvo miramientos a la hora de otorgar libertades individuales, impulsar las leyes de reforma, reconocer el carácter universal de la libertad de culto y devolver al pueblo lo que por tantos años le fue arrebatado por la religión católica, pero que tampoco estuvo dispuesto a permitir que el extranjero y el cobarde se apoderarán de un país que había sido brindado en prenda a los conquistadores franceses.
Sin duda alguna un hombre de la altura moral de Juárez, que nos representa la consumación máxima del esfuerzo de un hombre humilde que siempre aspiró a alcanzar los lindes del conocimiento y que consiguió logros que muchos hombres “privilegiados” de hoy simplemente denostan porque se contraponen a sus intereses, debería de ofendernos.
Pocos son los hombres que, con una conciencia libre y un espíritu de justicia, luchan por sus ideales, menos aún aquellos que actúan congruentemente, apuntalando sus ideas, palabras y acciones. Y muchos han sido los intentos en los últimos tiempos por minimizar al Benemérito de las Américas, menoscabar sus acciones y reaccionariamente acusarle de ser lo contrario a ellos.
Claro que las instituciones cambian, muchos son los años transcurridos desde que la masonería dejo de ser noticia común para replegarse a sus recintos y continuar en paz con sus actividades. Muchos más desde que los grandes hombres que esa institución forja, dejaron de proclamarse como tales en público. Sin embargo ante los embates de un conservadurismo ramplante que defiende su “autonomía” mediante la violencia ¿con cuanta buena voluntad no pediríamos convertirnos en uno de estos hombres de bien, que tanto necesita la patria?
viernes, 9 de marzo de 2012
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