jueves, 13 de diciembre de 2012
Anarquía
En el siglo XIX, los grupos anarquistas de Europa pretendieron desestabilizar a los gobiernos de las naciones, bajo ideales que involucraban una máxima libertad y el rompimiento de la obediencia hacia la burguesía, lo que consideraban la esclavitud moderna, para así llegar a la instauración de un sistema social que pretendía subsistir sin tener una figura de autoridad, mismas que, argumentaban, estaban creadas para el beneficio de algunos cuantos.
El pasado primero de diciembre, los grandes medios de comunicación hicieron eco de la existencia de cédulas que en el cerco del palacio legislativo de San Lázaro, pretendían evitar la consumación del acto constitucional que se estaba realizando en ese momento.
Las imágenes muestran a jóvenes tomados de la mano realizando su protesta de manera pacífica. Contingentes de sindicalistas se sumaron a las protestas, así como grupos de personas que mostraban su simpatía manifestando su apoyo de diversas formas.
Del otro lado de la cerca, grupos de jóvenes con palos, piedras y cadenas, irrumpieron en la escena, captados por los centenares de cámaras, agrediendo a las fuerzas públicas, sin recibir una respuesta.
Esta llegó minutos después de que los disturbios habían terminado. Sin embargo, dato curioso, la confusión entre vandalismo y anarquismo se dio en los medios de comunicación como parte de la línea que los mismos granaderos confiesan deben impedir, de tal forma que terminaron volviéndose la misma cosa.
Todo aquel joven que se atreviera a manifestar verbalmente su indignación, por la forma en que actuaron las fuerzas del orden público, fueron detenidos arbitrariamente. Los provocadores desaparecieron con la misma facilidad con que llegaron, los estudiantes, hoy, pagan el precio.
Los gobiernos, opresores por naturaleza cuando de perder intereses de quienes les apoyan para llegar a su puesto se trata, no dudaron en utilizar los recursos al alcance, el uso de las fuerzas policiacas contra el pueblo y la dudosa aparición de civiles que con los característicos cortes de cabello de estas instituciones, se agruparon para detener a ciudadanos y romper con las protestas legítimas que una parte de la sociedad, sumamente inconforme con la forma en que desde hace muchos años se instaura por la fuerza el sistema de gobierno, estaba manifestando.
La supuesta aparición de grupos que pretende desestabilizar la paz social, fueron el pretexto ideal para el uso excesivo de la fuerza, la represión y el autoritarismo, que cerró el ciclo de un gobierno caracterizado por la intolerancia, pero que dio inicio a otro, con los indicios de un maquiavelismo y falta de escrúpulos, equiparables a los peores tiempos del viejo régimen.
Solamente la educación de la sociedad puede propiciar un cambio real. Los valores deben sostenerse en la conciencia de las personas para poder enfrentar los nuevos retos de la administración pública. El futuro demanda que se de un cambio de las figuras que controlan el sistema, de tal forma que se eviten las figuras heroicas que presumen, vienen a salvar al status quo.
Las conciencias de los jóvenes rechazan a la autoridad, porque la imagen les representa todo lo que desprecian, pues tienen claro que los altos valores que unifican a la sociedad, como la comunidad de intereses, han sido depuestos por los de las élites. Serán ellos los que tengan en sus manos el futuro, el estudio dará los argumentos y las nuevas herramientas tecnológicas aportarán las evidencias necesarias que propicien los cambios necesarios. No es una anarquía, es la búsqueda de la libertad.
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