jueves, 20 de octubre de 2011

Garufa vos sos un caso perdido....

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Garufa vos sos un caso perdido…

Y aún no me hago a la idea de que el escritor con más amigos escritores en Tuxtla Gutiérrez, Cintalapa, Tolán y sus alrededores, decidió guardar por un tiempo la pluma.
Seguramente ya se encontró con el Quincho y platican de lo mal que escriben los jóvenes porque ya no saben beber bien, y de leer ya ni se diga, porque “qué esperar de quien no pueden escribir bien ni un mensajito de celular”.
La última vez que lo vi, permanecía impasible, con una sonrisa que denotaba su optimismo porque las cosas saldrían mejor. Nada podía ser peor.
Muchos nos enteramos tarde. Don Cenizo se retiró, sin avisos ni parafernalia. Simplemente no volveremos a oírlo contar cuentos, con esa maestría de viejo lobo de mar que sabía cuando modular su voz para mantener al espectador en el filo, que si ya conoces la forma en que el Dandy Pérez perdió en su debut como boxeador, o de cuando se enfrentó en enero con el Perico Gámez, y ninguno de los dos ganó.
Como Homero, inmortalizó a su pueblo con el sabor de quien supo contemplar la vida. En más de una ocasión nos decía que no estuviéramos perdiendo el tiempo escuchando historias, porque ya vendrían los tiempos de contarlas “Pero primero hay que vivirlas”.
Cuando le conté que también quería ser escritor me dijo “a ver onta lo que escribes”. Me dio vergüenza, me las aguanté y le di mi libreta con pendejadas y desaciertos de estudiante. Se rió un poco, la cerró y se dio la vuelta. Volvió con Don Cenizo y Doce Más, un libro viejo que no había reeditado en aquel entonces, me leyó un par de historias, reímos y luego arremetió “vas mejor que cuando yo empecé”.
Ese era Ulises Mandujano, el inmortal Che Garufas, comandante en jefe de los bolonautas y gerente de conocido nosocomio que luchaba por liberar a sus parroquianos del estrés, la tristeza y la depresión, aquel que no temía compartir sus escritos porque, me dijo también una vez, “la única forma de ser bueno es siendo humilde y recibiendo las críticas de los lectores”.
Generaciones de artistas que emergían desde sus más extrañas fortalezas, fueron a despedirle. Más de uno pensó que lo apropiado era despedirle con aplausos, decirle que seguiremos encontrándolo en las historias que nos legó y que es el momento de volverse leyenda.
De mientras Che no te llevas nada porque nos dejaste todo en tus historias, que ahora circulan de mano en mano, hasta volverte una figura de culto, igual que Joaquín, igual que Rodulfo; que los jóvenes querrán conocer, porque no todos los días se pudo conocer a un escritor de los buenos, menos que viviera en esta ciudad, en que nunca pasa nada, y que no tuviera la pose engreída del “artista”.
Gracias don Ulises, fue un honor aprender de usted.

2 comentarios:

  1. Es una lástima, pero el destino, dicen, es el mismo par todos.

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  2. No tengo palabras para expresar lo que me han hecho sentir tus palabras... transmiten sinceridad.... y poesia... Gracias por tomarte un espacio para escribir pensando en mi papá.
    Petrona Mandujano

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