El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Los Estridentistas II
Una de las premisas que el grupo de los estridentistas siempre sostuvo, era su cercanía a las minorías, que eran las grandes mayorías miserables y explotadas. Por eso el grupo no evade su conciencia social y busca una empatía: “OYE HERMANO/ ¿verdad que escuchas mis gritos?/ ¿verdad que sientes caer mis lágrimas/ a través de la piedra?”.
Afortunadamente la búsqueda experimental de estos poetas se trasciende. Invade rubros de otras áreas para sugerir efectos, tal y como sucede con los pictograma a semejanza quizá de Tablada, otro veracruzano que ya había incursionado en esta área: “sudor/ caricia fría/ y el/ balan/ céo/ de mi/ hamaca” la imagen. El vaivén, son parte de un experimento visual que incluye elementos ambientales.
Y finalmente se caracteriza por la impertinencia, como herramienta para proponer una ruptura profunda, como lo dice Kyn Taniya: “¿Verdad buen hombre de orejas de burro/ que la víbora merece tener su monumento/ en la plaza de la Constitución?” su ácido sentido del humor, lo convierte sin más ni más en uno de los más claros representantes del estridentismo, que de alguno forma recuerda los inicios del grupo que conformaron Lorca, Dalí y Buñuel, que curiosamente se desarrolla de forma cuasi paralela.
El caso de Germán List Arzubide es diferente. En Esquina podemos observar lo que el mismo Maples Arce dice en Margen: “el esplendor mecánico y geométrico del siglo”. Parte de la fórmula que el autor utiliza se centra en la pérdida del respeto, en el ataque suicida que busca un cambio perpetuo. “A Villa lo inventaron/ los que odiaban al gringo”. Hay una evidente liberación en la asociación de imágenes “su tela con hilos de música/ para apresar la mariposa eléctrica”. Finalmente la liberación del lenguaje como propuesta para la ruptura ideológica “Schakespeare hace “mutis” como un personaje.” Llena de fatalismo reflexivo, aquel que orilla a las últimas consecuencias “Hay que tirarse de 40 pisos/ para reflexionar en el camino”.
Salvador Gallardo en El pentagrama eléctrico, nos muestra los primeros frutos de la afinidad que dicho grupo está causando en los jóvenes. A partir de ese momento la innovación se transforma en un lenguaje paradójico. es la representación de lo cotidiano, extraído para sublimarse por un último instante antes de que se pierda en la indiferencia nuevamente “El álbum de las calles/ se enrolla en los motores/ con fugas de los postes/ que escriben sinfonías”.
La música abarca un lugar especial en el pensamiento renovador de los estridentistas como lo muestran Maple: “en tanto que en la orquesta se encienden anilinas/ y bosteza la sífilis entre “tubos de estufa”, y Kyn Taniya: “al ritmo negro de la jazz-bands de Nueva York”. En la representación de un cambio, una identidad rebelde.
Poco a poco la desenfrenada propuesta estridentista fue apagándose. La edad, junto a necesidades económicas y las que más tarde se convertirían en ejercicios de poder político, truncaron un movimiento que en su irreverencia decidió desprenderse de las formas oficiales. Una búsqueda de alternativas paralelas que llevasen al deleite del progreso.
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jueves, 3 de febrero de 2011
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