El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Las relaciones sociales modernas
Es evidente que las relaciones interpersonales de la gente en general han dado un vuelco hacia la individualización, de manera mucho más significativa encontramos esta particularidad en las ciudades. Sin embargo las herramientas tecnológicas han llevado este fenómeno a muchos rincones.
No deja de ser curioso que los seres humanos en su búsqueda de la satisfacción de sus más elementales deseos, ha tenido que idear formas de comunicarse. De ahí nació el lenguaje. De ahí mismo nació también la sociedad. Sin embargo con el paso del tiempo, las hiper-concentraciones sociales han dado en reunir de una forma antinatural, una cantidad desmesurada de personas. En un inicio las alternativas existentes para el desarrollo de actividades afines entre las personas eran sumamente limitadas. Los sistemas de enseñanza eran tan generales que no era común encontrar círculos de intereses específicos, con los que las personas pudieran identificarse.
Hoy el Internet nos permite encontrar, mediante una clasificación y depuración de intereses, personas que se acercan a nuestra forma de ser. Las redes sociales permiten que las personas sean más libres, la manifestación subconsciente de las verdaderas necesidades expresivas, son el reflejo de la conciencia que se ha recuperado a favor del ente social.
Sin embargo más allá de los beneficios que esta herramienta tan útil ha proporcionado a la humanidad en términos de conocimientos y esparcimiento, ha provocado un hondo vacío en la forma en que se interrelacionan hoy en día los jóvenes. Si no es por medio de un dispositivo electrónico, existe una aparente incapacidad para desarrollar una relación, del tipo que sea, con otras personas.
Si a esto sumamos que la grandísima cantidad de personas que viven en las zonas conurbanas provocan un perpetuo estado de psicosis, que en sus máximos grados llevan al desarrollo de estados neuróticos exacerbados mediante los cuales se llega incluso a ataques violentos, como lo demuestran la infinidad de ejemplos de estudiantes que abren fuego en contra de sus propios compañeros, se ven superados por una sociedad que no les brindó la formación requerida para involucrarse interpersonalmente, motivando su aislamiento y provocando con esto un fenómeno que apunta para empezar a mostrar sus primeros estragos en nuestra región, pues la enorme necesidad que los jóvenes han demostrado hacia sus nuevas formas de diversión son preocupantes.
La conglomeración de personas obviamente provoca un estado defensivo de cualquier individuo que decide salir a la calle. Esta persona se estresa por la constante necesidad de cuidar sus espaldas, pues la misma psicosis que la violencia actual provoca, hace entrar en un estado paranoico en el que la salud mental se enfrenta a grandes niveles de estrés, a la par de que su tolerancia para imágenes altamente violentas, provocan un atentado en contra de los valores de convivencia que se debieran estar promoviendo con el fin de promover la armonía.
Dentro de poco la libertad que los medios electrónicos proporcionan, se verán amenazados por un libertinaje, que encauzado por medios masivos de comunicación y en obediencia de intereses económicos muy fuertes, darán como resultado una profunda confusión que ahondará más en la crisis de identidad que sufren los jóvenes de hoy en día.
Lamentablemente no hay posibles soluciones. En Europa existen clínicas de tratamiento para adictos al Internet. La propaganda oficial es ignorada, el mundo laboral y la educación demanda el uso de estas herramientas. Sólo nos queda confiar en los valores que dentro del ente familiar se puedan promover, teniendo especial cuidado en conducir los nuevos conocimientos de los jóvenes hacia necesidades más sublimes que los de la popularidad, como el conocimiento.
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jueves, 3 de febrero de 2011
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