viernes, 4 de mayo de 2012
¿Quién gana en el ajedrez? 1
Gabriel Velázquez Toledo
El Liróforo
¿Quién gana en el ajedrez?
Primera entrega
Si tratamos de entender el significado de los símbolos que en el juego ciencia se manejan desde una antigua tradición, podemos encontrar una lucha permanente entre los elementos polarizados que se predisponen en un tablero de 8x8 casillas. Aún en estas polarizaciones, la jerarquización se da representando aspectos característicos del ente humano, como la fuerza, astucia, precisión, que forzan a direccionar las acciones individuales para conformarse en una unidad mayor, la de la estrategia que lleva a la victoria.
Aunque los juegos de tableros y piezas se encuentran en la mayoría de las culturas en el mundo, el ajedrez que conocemos encuentra sus antecedentes más cercanos en la India, donde lo llamaron Chaturanga (cuatro fuerzas), pues las fuerzas militares conocidas hasta el momento en el ejército hindú eran carros de guerra, elefantes, caballería e infantería.
EL juego que ilustra una conquista por medio del dominio de posiciones estratégicas, tiene una particular recepción en todo el mundo, al grado del desarrollo de un culto.
Antes de emprender una campaña, es necesario comprender algunas cosas, tener una labor del reconocimiento. Si a esto sumamos la proyección de operación geométrica, podremos anteponer movimientos que prevean escenarios, provean autoprotección, mediante la interrelación de las capacidades de cada trebejo que se despliega en el tablero, pronosticando secuencias de movimientos, poniendo en la balanza las consecuencias de acciones emprendidas y la cautela para conducir prudentemente el desenlace de los propósitos a corto, mediano y largo plazo.
Pero a más que el desarrollo de algunas habilidades por medio de asumir retos, la disciplina y voluntad vuelven al ajedrecista constante en la suministración de las mismas, el desarrollo de la intuición y los sentidos, se someten a una racionalización, para transformar la abstracción de los símbolos en la objetividad de argumentos depurados por el uso sincrético del lenguaje.
En este punto y con el fin de poder desarrollar una explicación del valor simbólico que los trebejos tienen, es ineludible persistir en la necesidad de recuperar los significados primigenios de las palabras, así como el valor con que socialmente se aceptaron dichos símbolos de forma original, y que por la vulgarización de su sentido, han imposibilitado formular perspectivas más apropiadas para componentes del ajedrez.
Peón. Cada una de las piezas que componen el entramado, está elaborada a partir de los diversos poderes que componen un estado. En igual número que las de mayor valor (8) para la organización inicial del juego, se encuentran los peones, como el eslabón más débil, en ocasiones sacrificable a cambio de posiciones y la más de veces posiciones estratégicas que sostienen posteriores acercamientos. Estos representan a la fuerza inferior, que avanza con una corta visión y siempre hacia adelante, con la esperanza de transformarle, al llegar a su meta contraria, en una pieza más poderosa o crucial para el triunfo.
Si colocamos al ajedrez en una perspectiva ontológica, podemos equiparar a esta fuerza con la de los sentidos. En lo individual cada peón o “soldado de a pie” tiene un ínfimo valor, pero al inicio del juego su posición es infranqueable porque son una misma fuerza, así lo es también su avance organizado. Las certezas en los hombres devienen de la misma forma de la afirmación de los sentidos, las verdades se corroboran y transforman en unificadores de la realidad, del escenario que somos capaces de percibir.
En una segunda entrega podremos continuar con el análisis simbólico de algunos elementos que posee el ajedrez, como sus trebejos.
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