jueves, 18 de abril de 2013

Oficio de Tinieblas. Rosario Castellanos

Sin duda alguna, la mejor escritora del siglo XX en México, es la comiteca Rosario Castellanos. Mal entendida por muchos, más que una feminista, fue una reivindicadora del pensamiento, que no distinguió de géneros, como se le pretende investir. Su magistral forma de escribir sólo es superada por sus ideas. Mujer de amplios estudios filosóficos y literarios, reflejó la cotidianidad chiapaneca por medio de sus paisajes propios de la zona norte del estado, en donde trató los temas indígenas ampliamente, con un sustrato antropológico, que, como rasgo de verosimilitud histórica, volvió sus obras un referente cultural obligatorio para quien quiera entender el pensamiento que priva entre las élites de la región y entre quienes componían las bases de las estructuras explotadas por los mismos, con supersticiones y creencias que agregan un valor humano a su obra. Un ejemplo de lo anterior es la novela Oficio de Tinieblas, a mi gusto una de las mejores que tiene en su haber. En ella el pensamiento caxlán (mestizo) se muestra con su consabida soberbia ante los asuntos del pueblo, el desprecio por los usos y costumbres de los nativos de la región, Rosario traspone una guerra de castas que sucedió en el siglo XIX, en el que se fusiona el pensamiento fantástico con acontecimientos históricos. Cuando Rosario fue niña, presenció muchos de los abusos que da cuenta en la novela, por ejemplo los viajes que a hombros de indígenas hacían rumbo a las haciendas que tenían en otras localidades. Las grandes migraciones eran una muestra del poder caciquil del que daban cuenta los dones, que sometían a sus empresas a todos los lugareños, a quienes enviaban a regiones como la costa, para la cosecha del café y en donde estos perecían por las abruptas condiciones climáticas. Dicho sea de paso, una de las críticas constantes que las sociedades conservadoras del norte del estado oponían al progreso, era precisamente la que implicaba la construcción de caminos y escuelas durante el gobierno de Emilio Rabasa, pues la modernidad les implicaba el rompimiento de sus costumbres caciquiles, en donde la demostración del poder era más importante que la obtención de recursos. Al contar con un sistema de transporte económico (a “lomo de indio” le llamaban), la construcción de caminos implicaba la ruptura con las formas tradicionales de intercambio comercial, un verdadero reta para su autoridad, lo que desató una guerra por el poder que después de la revolución verían coronada con el reconocimiento del movimiento contrarevolucionario conocido como los mapaches, que luchó por conservar los privilegios de los hacendados desde el gobierno. La historia se mezcla con otros acontecimientos, la repartición agraria de la época de Lázaro Cárdenas, es un pretexto para evidenciar y denunciar los abusos que en nombre del estado se cometió en agravio de los campesinos. Sin duda la obra de Castellanos es una gran referente para la situación actual que se vive en el estado, el peligro latente de regresar a las antiguas costumbres caciquiles, decisiones de cúpulas sobre los asuntos sociales, actos públicos para legitimar el poder político, la demagogia, el uso de la fuerza y el denuesto del pueblo, son entre otros, los riesgos de olvidar la historia.

2 comentarios:

  1. Estoy haciendo un trabajo sobre esta obra majestuosa de Castellanos y tu opinión me dio otra perspectiva. Gracias.

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  2. Estoy haciendo un trabajo sobre esta obra majestuosa de Castellanos y tu opinión me dio otra perspectiva. Gracias.

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