jueves, 6 de enero de 2011

La libertad de expresión y las redes sociales.

La libertad de expresión y las redes sociales.
EL Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo

Curiosamente en el mundo hay una nueva tendencia global, que ha conseguido cientos de millones de adeptos, son las famosas “redes sociales”, el equivalente a poseer una personalidad cibernética en un mundo compuesto únicamente de ideas.
Tan sólo la red social Facebook tiene más de 500 millones de usuarios, lo que le convierte potencialmente en una herramienta con muchas aristas, que va desde el vulgar chisme, al uso comercial y por supuesto a nuevas formas de entretenimiento y convivencia social.
Las opiniones que en estos espacios se vierten, poseen un impacto cada vez mayor, pues son observadas por cientos de cibernautas que están conectados en un mismo espacio, opiniones que pueden ser reenviadas y potencializar su efectividad, incluso cuando han pasado de moda es posible rescatarlas con sólo saber utilizar un buscador que se incluye en el mismo servicio de estas páginas. La opinión de una persona, bien fundada y con un lenguaje contundente, se reproduce cientos de veces en grupos que se crean con la intención de congregar personas con afinidades cercanas a las suyas.
La libertad de expresión en el mundo ha encontrado un agente que aún no ha podido ser censurado del todo, pese a que redes cibernéticas de policías y hackers están al acecho de estos espacios, algunos se han vuelto tan famosos a nivel mundial, que son sin duda un referente de ciertos panoramas y acontecimientos, presentando pruebas veraces y contundentes en lo que podemos llamar la más grande victoria de la expresión: la información en las manos del pueblo.
Y para ejemplo tenemos lo que ha sucedido con wikileaks, su fundador Julian Assange enfrenta un juicio en Europa en lo que claramente es una provocación para evitar que su página continúe vertiendo material sumamente interesante y controversial, sobre los procedimientos no tan correctos tanto políticos como económicos, de muchos países en sus relaciones diplomáticas. Algunos incluso tienen que ver con opiniones y acciones en conflictos bélicos, que develan procedimientos crueles y crímenes de lesa humanidad. Ahora sus colaboradores están siendo perseguidos por el gobierno norteamericano, quien ha sido el principal afectado, mientras que él permanece en arresto domiciliario en Inglaterra, por un cargo de abuso sexual en Suiza.
Una virtud de las redes sociales es el enfrentar. La información y pruebas se presentan a los ojos de todos para que viertan una opinión. A veces es una foto, otras un video o un enlace. El pensamiento crítico que se ha despertado en las personas que utilizan constantemente el internet, las ha llevado a reunirse en pequeños grupos que se conectan los unos con los otros, a conveniencia, con la idea de que cualquiera pueda observar lo que en una intimidad se comprende como propio.
¿Es correcto entonces que los grandes poseedores del poder, se encarguen de la eliminación de sus detractores, cuando lo único que hacen es develar procedimientos poco éticos de los que ellos mismos son propulsores? Una persona ética no tiene porqué preocuparse cuando se le injuria, una embestidura moral lo protege en el inconsciente colectivo, pues es usualmente el referente inmediato de conducta.
Para el siglo XXI los valores de convivencia han cambiado. Somos una sociedad que se rige por la ley del más fuerte, donde se privilegia la inteligencia, el ingenio y la perspicacia. Pero es esta última la que origina mezquindad, comportamiento poco asechable que origina profundas lagunas en el estatus de civilización. La fuerza se impone a la razón y se privilegian intereses. Así la guerra se desata ahora entre la legalidad y la legitimidad.
El pensamiento humano puede cambiar con mucha rapidez, lo que no cambiará tan fácilmente son el cúmulo de convicciones que se le han enseñado desde pequeño al ciudadano. Valores puros que tratan de configurar una convivencia social armoniosa. De esta forma las masas cada vez son más cercanas a este tipo de espacios, en donde la denuncia tiene un sentido profundo, no se queda en la mera provocación, ni se organiza maquiavélicamente, es la conciencia espontánea que provoca una inconformidad ante cualquier desavenencia. La intolerancia social que ha encontrado un canal por donde catalizar energías. Quizá es tiempo de que aprendamos a comprender este lenguaje y canalizarlo a la resolución de expectativas y dificultades.

Comentarios: elliroforo@gmail.com