jueves, 25 de octubre de 2012

Rumbos de la lingüística

Los estudios modernos de la lingüística en México han ampliado sus horizontes al prestar su atención a fenómenos contemporáneos que tienen que ver con las tecnologías de la información y la comunicación, en parámetros que hoy conocemos como ciberescritura, fenómeno que se ha convertido en una de las clave del cambio paradigmático que se ha experimentado en los últimos tiempos en el habla, no solo del castellano, sino del mundo entero. Alejandro de la Mora en el libro "Rumbos de la Lingüística", editado por la UAM (2010) reúne los esfuerzos de tres generaciones de lingüistas, que estudian los cambios relacionados con la Psicolingüística, Lingüística Antropológica, las Neurociencias Cognitivas y la Lingüística del Texto. La metodología de dichas investigaciones se acerca a técnicas utilizadas en otras áreas de las humanidades, como los emanados de la Filología, que sirve para desentrañar los orígenes de problemáticas que constantemente se presentan en la evolución de textos, pobremente comprendidas en el entorno social, que continúa con su degeneración gracias a las nuevas tecnologías, como los Smartphone, equipos que permiten el ejercicio de la interconectividad digital y la comunicación virtual. La publicación abarca de forma amplia la exploración de diversos fenómenos del lenguaje, donde el estudio de la evolución y desaparición de lenguas nativas (como el zapoteco y el maya) llama la atención, en un contexto social voraz con las formas arcaicas de comunicación, que conglomera centenares de nuevas variantes dialécticas, producto de la interacción social masiva; todo esto visto en su conjunto para comprender que el castellano se relativiza, reproduciendo fenómenos del habla que se dan en el panorama global, en regiones que incentivan la formulación de expresiones que cobran sentido al amparo de variantes dialécticas, adaptando su fonología para cobrar un valor representativo; por eso la semiótica del cambio es una herramienta aprovechada en estos estudios, pues los factores del desarrollo de la lengua y los procesos neurolingüísticos que intervienen, son parte fundamental de un análisis en que la premisa es la variante comunicativa que va en pos de una unificación del sentido y la expresión. La reflexión en torno al desplazamiento y conservación del idioma, da como resultado el estudio del abatimiento de formas verbales, como la mental, la cognitiva y la escrita, que se relacionan con la sustancia y la forma de la expresión, que se transforma en un medio social cambiante y que gracias a su sustancia fónica registra los cambios de expresión, en pos de una comunicación más asertiva, aunque esto signifique su vulgarización, al transformarse en una convención aceptada, pasando por el señalamiento de factores que influyen en otros niveles de los intercambios comunicativos, como el interés, la inteligibilidad y la cortesía. Así, la aplicación de las diversas metodologías que componen el texto, son altamente ilustrativas para el estudioso del lenguaje que busca la forma de explicar el desarrollo de un comportamiento comunicacional maduro, con el que pueda darse un acercamiento a los estudios de la lengua, lo que permitirá más luces en la aproximación de análisis que den cuenta de los factores cambiantes en el proceso expresivo. Sin embargo, para aquellos que en un ejercicio cultural buscan expandir sus horizontes, este texto les permitirá comprender la razón de diversos fenómenos del lenguaje y cobrar conciencia de cómo, al introducírsele variables producto del contexto social, influyen en el comportamiento de las personas, relativizando su actividad o señalando la contundencia que una forma de expresión consciente, congruente y clara, tiene a la hora de comunicar nuestras ideas y sentimientos, desentrañando el ejercicio de la expresión, que para el observador será posiblemente un complejo entramado, que requiere de factores que se concatenan para producir el sentido de lo que queremos expresar.

jueves, 18 de octubre de 2012

Teoría de los Sentimientos. de Carlos Castilla

Teoría de los sentimientos; de Carlos Castilla Tenemos por sentado que el ser humano es social por naturaleza, pues ha comprendido que es la forma en que puede satisfacer sus necesidades de una forma sencilla, valiéndose del trabajo colectivo especializado. Su ideal es conducir su esfuerzo (trabajo) para alcanzar, con su perfeccionamiento, el progreso. Pero en este inter, se enseña a conducirse en la interacción social. Se inventa formas de transmitir conocimientos, encausar esfuerzos y manipular situaciones. Al no existir un ideal que integre las necesidades de todos los seres, la satisfacción del deseo conlleva a conductas que se clasifican por los impulsos que las producen. No toda interacción es racional, por el contrario, hay una fuerte necesidad de que la relación entre el sujeto y el ambiente sea efectiva, lo que lleva a una constante actividad cognitiva. Sin embargo la vulnerabilidad que la obsesión con el deseo le produce al ser humano, crea una dificultad para controlar lo que la posesión o el absoluto rechazo del objeto, produce, llevando a un nivel cultural la adquisición de ciertas manías, que alimentadas por el medio, producen estrés y diversos desórdenes mentales. Carlos Castilla dice de los sentimientos lo siguiente: “Lo que los antiguos llamaban las pasiones del alma, no son, en definitiva, sino modulaciones del deseo”. En su libro Teoría de los sentimientos (2010), realiza un ejercicio de identificación de los momentos en que encontramos el impulso para hacer algo, de tal forma que, como seres racionales, podemos tener el control de nosotros mismos y las situaciones que nos rodean. No hay sentimiento, hay sentimientos. En cada momento experimentamos variables en la intensidad de la percepción sobre una situación, por eso nuestra reacción puede direccionarse mediante el control de los mismos, lo que puede alcanzarse con el reconocimiento interno de los motivos que originan toda la reacción. Sin embargo esto implica un ejercicio perpetuo de autoreconocimiento, pues las mismas variables pueden introducirse por la interacción a la vez de identificarse como un posible motivo de conductas. El poder de discernir le ayuda al hombre a elegir las situaciones en que quiere estar inmerso. Carlos Castilla nos conduce por toda una investigación en profundidad de lo que conforma la esencia misma del ser humano. Misma que ha dado paso a conductas aceptadas socialmente, a la comprensión de la psicología de las masas, al aislamiento de determinadas anomalías patológicas. El hombre se crea por influencia de su medio, hereda fobias y filias y aletarga su pensamiento porque así conviene a intereses. La educación es deficiente en aspectos tan básicos como la ética, porque el dominio de uno mismo puede producir grandes cambios, que permiten salir de los parámetros convencionales y a partir de la reflexión individual.

viernes, 5 de octubre de 2012

A cada quién su estilo

A cada quién su estilo La búsqueda emprendida por un artista para direccionar su obra según sus necesidades profundas de expresión, da un conjunto de unidades peculiares, a las que se nombra estilo. En general es una palabra que constantemente utilizamos en nuestro lenguaje, sin embargo no todos entendemos lo que dicha palabra en realidad significa. Y no es que sea nuestra culpa, si en perspectiva observamos que ni los teóricos de la estilística saben ponerse de acuerdo en qué es lo que define a un artista. Quizá es el medio social, su filosofía, bagaje cultural y necesidades comunicativas, quizá son sus traumas de la infancia, problemas emocionales o sentimientos desvirtuados, perversiones, filias y fobias las que direccionan dichos rasgos, quizá lo es todo. Cuando un artista logra concentrar en su esfuerzo una intensidad alta, ha sabido dar al traste con el primer elemento necesario para el arte, la sensibilidad. Cierto es que el ejercicio de la voluntad y la disciplina constante, conducen también a grandes resultados, pero nada que pueda llegar a considerarse como verdaderamente sobresaliente. La mayoría de las veces una obra de arte, para ser considerada como tal, se ve subyugada al medio social y sus necesidades inmediatas. Esto otorga al arte un valor más que numerario o simplemente estético, lo vuelve un símbolo de la revolución mental. La complejidad simbólica es apreciada en tanto que sea contundente, provoque rupturas y abra los ojos a las masas, caso contrario cae en el opuesto, la prostitución de los altos valores en aras de sostener sociedades enajenadas, en los niveles de conformidad adecuados para que su manipulación continúe siendo relativamente sencilla. Nuestra mente constantemente se somete a una saturación de imágenes y elementos informativos que la saturan, por eso los contenidos de los medios de comunicación masivos suelen ser digeridos. La era de la tecnología ha ahondado en este problema, es preferible la información inmediata, que ha sustituido casi por completo a la investigación profunda. El internet facilita a la sociedad estar informada, salvo que esta ha preferido el uso de los canales con los que se encuentra familiarizado, centrando su atención en un puñado de fuentes que aún controlan las preferencias de los consumidores, convirtiéndose en su público cautivo permanente. Es justo pensar que cuando uno asiste al arte, se hace para encontrar una voz. Quizá conduzca por nuevos senderos, exprese una emoción o un sentimiento, o simplemente comparta una experiencia, el caso es que dicha búsqueda brinda la oportunidad de una reconfiguración de la realidad inmediata. Cuando el efecto poético-estilístico termina, el regreso a lo cotidiano transforma la experiencia en algo imprescindible, capaz de propiciar en la conciencia el espíritu de la libertad. Este fenómeno se ha complicado en los artistas jóvenes, no leen, no investigan, no saben de las normas que pueden definir de forma original sus aspiraciones. Más aún aquellos rasgos que definirán una identidad. La crisis de valores ahonda en la relativa conciencia colectiva. Los rasgos esenciales de la creación son al unicidad, organicidad y la singularidad, aunque se deben de tener en cuenta los aspectos accidentales que envuelven a la obra, como son los factores ideológicos, sociales, históricos, lingüísticos, políticos, filosóficos, etcétera, pues son los elementos empáticos de los espectadores. El objeto del análisis de la crítica en este contexto es a partir de la propiedad de la misma obra, la búsqueda de lo poético, es decir aquello que hace de ellas una construcción artística, el sistema expresivo particular de cada obra en el que estribará su carácter estético. Así podemos suponer que el estilo es la peculiaridad del artista, su originalidad expresiva –formal y significativa-, el uso especial y específico que hace de la lengua con que expresa su arte y que será producto de un sinfín de experiencias que necesariamente tienen que experimentarse para demostrar una madurez que cause empatías en las personas y con esto el germen de un pensamiento crítico que constantemente exija más y mejores obras, con el fin de producir un consumo inteligente.

jueves, 4 de octubre de 2012

El Futuro del libro

¿Qué competencia es capaz de sostener el libro en contra de otras ofertas de ocio y cultura? En perspectiva el internet, los videojuegos, la televisión, incluso la música y el cine, tienen una economía de contenido, los mensajes suelen construirse con la intención de alcanzar un impacto inmediato. El libro compite exigiendo un esfuerzo intelectual y de concentración. Sin embargo a diferencia de las otras alternativas que pueden surgir, el libro tiene la atención preferente de subsectores, lo que le implica satisfacer necesidades e intereses diversos, como el académico, intelectual o simplemente de esparcimiento, generando una identidad entre dichos subgrupos y un tácito reconocimiento a la sabiduría que los temas tratados proveen. La digitalización de los órganos de información, entretenimiento, cultura, e incluso de la educación, plantea un nuevo escenario de competencia. Las posibilidades de que la lectura se adapte a los nuevos medios y acompañe a la evolución de la tecnología que pueda servir para reproducirla, es de vital importancia para su supervivencia en la supremacía del conocimiento. Las nuevas tecnologías e internet facilitan que cualquier persona, con el mínimo conocimiento, sea capaz de llevar a cabo la producción y promoción de un libro. Sin embargo no significa que cualquiera pueda convertirse en un editor. El papel del editor es cada vez más importante en un mundo en el que el exceso de información, provoca contenidos dudosos. La autoedición es una alternativa que ha permitido la aparición de modelos literarios novedosos, permitiendo que los valores se transgredan, desestigmatizando las normas tradicionales y adueñándose de una voluntad de crear sin restricciones ni parámetros de ningún tipo. Así el incremento abrupto de contenidos, refuerza el valor del papel del editor, pues la certificación de calidad sirve de referencia y garantía a un lector comprometido con una necesidad particular de aprender. Los autores han encontrado modelos para acercarse a un público cautivo; ellos asumen todo el proceso editorial: corrección, edición, difusión. Sin embargo no todos los autores tienen la capacidad ni el tiem¬po y re¬curren a servicios editoriales de terceros para determinadas tareas asociadas al proceso editorial. El libro tradicional sigue teniendo la mayor cuota de mercado, ofrece una gran facilidad de acceso a sus contenidos a través de librerías y bibliotecas; sin embargo el año 2011 fue clave en la producción editorial, ya que es el primer año que se publican más textos digitales (con el respectivo registro) que impresos en el mundo ¿un primer síntoma de una inevitable extinción? Los románticos podrán continuar con la acumulación de libros, pero la red dispone cada día de mayor cantidad de contenidos y es la principal forma de acceso a los mismos. Por eso se crean constantemente formas de acceso claras y sencillas, incluso más ágiles para los lectores, que ahora se hacen de nuevas herramientas. Hace 10 años la lectura gratuita estaba disponible solamente en las bibliotecas, lo que le valía el reconocimiento de templo del saber; ahora la red ha venido a desbancar dicho estatus. No deja de tener sus dificultades, por ejemplo el eterno dilema de la calidad de las traducciones se amplía al no tener, la gran mayoría de las veces, una referencia sobre quién es el traductor, su compromiso con el trabajo y conocimiento del tema, etc.; valor que le concede un plus a un editor, pues se trata del profesionalismo de un trabajo respaldado. Se ha construido un mercado dependiente de las formas gratuitas, que no gozan de un respaldo (por ejemplo la fuente wikipedia no siempre ofrecerá veracidad en sus contenidos, pues está sujeto a la colaboración de sus participantes). Los estudiantes depositan su confianza en la red para su preparación intelectual, a riesgo de no discernir los contenidos de forma adecuada y devaluar con esto la calidad de ciertas publicaciones. Los grandes medios de comunicación tratarán siempre de centrar el ánimo del consumidor en la lectura de entretenimiento, sin valorar otros tipos de contenidos, obedeciendo siempre a su conveniencia. Los libros dedicados al ocio tienen muchos productos sustitutivos, las fuentes de conocimiento por otro lado, no dejarán por el momento de servirse de esta forma, aunque la hibridación y la explotación de complementos multimedia, refuercen los procesos y las nuevas formas de conocimiento.