jueves, 19 de agosto de 2010

Imposible. Víctor Molina

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
IMPOSIBLE. Víctor Molina

Los cursichorosdelaeyaculaciónprecos, son la propuesta alternativa al ejercicio libre y espontaneo de la poeticidad. Aunque de profundas raíces divergentes al discurso común, su naturaleza le vuelve un objeto crítico de una perspectiva que por clasificación social está en el estrato más rechazado: Lo Nako.
Víctor Molina salió mitad chilango, mitad chiapaneco, aunque ya se quedó de este lado, por el que se le inclina la balanza, modelo 84, ya un poco traqueteado por el uso, es uno de los principales artífices de la creación de Falsines como “Sangre yugular” y la “Jeringa”, además de incansable promotor de la editorial por internet “La tortillería”, en cuya colección se encuentran textos de buena parte de los autores falsineros de la ciudad.
El Artnako, como lo bautiza Armando Vega-Gil, es la expresión popular, expuesta al desencanto de los transeúntes cotidianos. Víctor Molina recupera esa esencia y trae una propuesta alternativa al discurso poético común. Desde la portada del libro (hecho completamente de forma artesanal en los talleres editoriales “independiente y clandestino”), que bien lo transforma en un objeto de colección, equiparable a una pieza rara, de museo (pues como dice el Navo, puedes enseñarlo a las visitas y presumir que es el libro más raro de tu colección), es recurso de una propuesta creativa, que parte del “Hazlotúmismo”.
Los choros del Molina, son certeros, como pequeñas saetas que se te clavan incómodamente en la espalda, allá los brazos no las alcanzan. Son parte del desencanto, del degenere, de lo cotidiano que una ciudad absurda deja de prestar atención, porque está ocupada en satisfacer sus propias necesidades. Es la queja fastidiada de tantas vacas sagradas de la poesía. Con orgullo puede decirse que su transgresión textual es para obligar a la lectura en voz alta, a recuperar la vida de esos signos impresos, más allá de la pura conciencia individual, que bien puede ignorar su verdadero sentido. En voz alta seduce, en voz alta recuerda que los poetas se extinguieron hace mucho tiempo, o por lo menos pasaron de moda y que ahora nos quedan algunos pocos profetas que lanzan sus hechizos sobre las conciencias que se detienen un momento a escucharles.
Por eso Molina prefiere hacer choros. Ser poeta compromete a saber de literatura. Pero el choro solamente compromete con la verdad que observa aquel que aspira a ser un albañil de la palabrería. Aprendiz es su condición permanente, sus construcciones verbales llevan a recordar la sencillez de la naturaleza humana y la complejidad de sus acciones.
La alternativa del proyecto editorial de la Casa Tomada, es propuesta como un parteaguas a las formas de entretenimiento social de que disponemos. La actividad, el movimiento, son parte fundamental para la creación de vínculos entre ideas, que arrojan un ejercicio crítico y la motivación, por parte de los jóvenes, de experimentar con el arte, la libre manifestación de las ideas. Así pues pretende volverse promotor de ejercicios inteligentes y propositivos.
El Próximo sábado será la presentación en sociedad del libro IMPOSIBLE, en la Casa Tomada, a partir de las 20 hrs., ofreciendo para tal ocasión el preestreno de los Chiapanacos, los choros de Armando Lira (Toluca), Omar Navo (Nabavaxia, Sonora), Antonio Reyes Quijote (Tapachula). Todo esto para dar testimonio del inicio de un esfuerzo colectivo por traer a la luz los textos de los autores “underground” de la urbe Tuxtleca.

jueves, 12 de agosto de 2010

Omar Gámez el Navo

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Omar Gámez “Navo”

Como salido de la adaptación de un guión de Ray Bradbury, el 9 de Agosto de 1978, en medio de la nada, en Navobaxia, Sonora, nació Omar Gámez. Alejado de libros, en el campo árido, viajando largos tramos hasta la escuela, lejos de la familia, como una buena canción cardenche, el Navo pasó buena parte de su infancia entre Navobaxia y Huapabampo, donde cursó sus primeros estudios.
Su espíritu impetuoso lo llevó hasta la capital para estudiar Comunicación, pero en vez de enfocarse en estudio, terminó por ser fundador del movimiento que Joel Verdugo habría de bautizar antropológicamente como la tercera generación del “Pluma Blanca”, exclusivo bar con tendencias de centro cultural alternativo, en Hermosillo, ubicado a unas cuadras de la UNISON. Este centro periférico de artistas, marcó a la generación joven de escritores, que acudía al intercambio de ideas, en el marco de una convivencia con escritores consolidados.
Desde recepcionisto en un hotel durante la prepa, reportero del semanario “de acá”, Falsinero (con “el expresivo” informativo de corte Zapatista y “Ahuizote” más bien rocker), vendedor de pintura, mesero en un bar norteño los fines de semana, hasta consolidarse hoy como bibliotecario y escritor. Cada una de sus actividades, se han prestado para su ejercicio literario, de donde en buena medida retoma sus textos, alternando esto con los recuerdos de las cosas que escucha: “Me gusta mucho escuchar a la gente, siempre tienen muchas cosas interesantes que les han sucedido y necesitan decirle a alguien”.
“En aquellos tiempos en el barrio, mi frase siempre era Daría y haría cualquier cosa por una mujer y un poco de dinero, verás que una vez hasta vendí un poco de sangre por unos pesos”. Publicado en antologías de narradores en su natal Sonora, ha logrado consolidar un estilo que llama “cronicuentos”. “Yo sabía hacer crónica periodística y quería escribir otras cosas, pero no sabía, entonces decidí fusionar estilos, seguramente lo de cronicuentos lo tomé de algún otro lado, pero no sé de dónde”.
Su libro “Al contado” le ha consolidado en los circuitos de presentaciones literarias en festivales como las “Horas de Junio” en Hermosillo, así como en Tijuana y por supuesto Chiapas. La calidad de su obra ha recogido múltiples elogios, que van desde su estilo sencillo y concreto, pasando por su ritmo, humor negro, y basto cúmulo de experiencias, que reflejan en su descripción, una realidad próxima, que exhibe verdades ignoradas por la sociedad apática, que se conforma con simplemente no ver.
La influencia del rock, conjugada con una gama de autores que conjugan experiencias bárbaras, como Bukowski, Roberto Bolaños y hasta Chalino, a quien se le dedica una historia en el libro, generan textos crudos, que sin miramientos ni escrúpulos, se encuentran con la develación de un testimonio de protesta contra el absurdo de lo real, que siempre supera a la ficción. Esto le ha valido ser “el segundo mejor escritor del pueblo, después del señor que escribe los epitafios”.
Sin embargo, hay una característica que vuelve al Navo un gran promotor de la literatura. El ejercicio de la lectura en público, que ofrece siempre la exquisitez de la picardía de un autor que es consciente del dominio que tiene sobre su obra. Desde que la lectura empieza, todos los que se encuentran en el recinto guardan silencio y observan con atención los detalles de la narración, que con tono norteño y poco sereno, más a lo piporro que a lo Octavio Paz, les roba sonrisas de complicidad y gozo.
Esta vuelta a la oralidad literaria, ha sido una de las acertadas claves que han llevado el ejercicio narrativo de Omar Gámez, a encontrar ecos en autores de renombre, como Armando Vega Gil, que en meses anteriores estuvo en la capital para presentar dicha obra. Actualmente enfoca sus esfuerzos a la creación de 5 novelas, de las cuales ha comenzado la primera y no tiene idea de qué sucederá con las demás, “serán producto de una amarga experiencia literaria que me ha comprometido con un ejercicio constante que exponga lo real inmediato”. Además estará presentando su libro en Yucatán, Puebla y su natal Navobaxia.

Comentarios elliroforo@gmail.com

jueves, 5 de agosto de 2010

El Pinche Quijote

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Antonio Reyes Quijote

En Chiapas existen un sinfín de escritores. No es un fenómeno moderno. Incluso es muy sabido entre la gente que si alguien arroja una piedra, seguramente golpee a un poeta. Eso ilustra la sobrepoblación de escritores que tenemos en el estado. Afortunadamente no todos publican, aunque no pocos lo intentan.
La escritura es una cuestión de perseverancia y estilo. Fuera de una moda, una raza de escritores suburbanos, se ha mantenido obstinado a los medios alternativos. Antonio Resyes Carrasco alias “El Quijote”, es un escritor Tapachulteco, nació un 4 de junio de 1978, probablemente en un día lluvioso e intempestivo, y de ahí agarró su modo. “Empecé escribiendo canciones, cambiando letras a las rolas en inglés que no entendía y haciéndolas mías”. Forjado al amparo de los falsines suburbanos (el mismo producía “El ejercicio de lo absurdo”), como sangre yugular, sinético marginal, popotito 22, la jeringa, ha creado una reputación como escritor de lo que Miller llamase la “Literatura del YO“.
A la par de su carrera como comunicólogo, fiel a sus principios literarios, dedicó buena parte de sus esfuerzos al periodismo, aunque sin empacho comparte sus humildes esfuerzos por hacerse de un poco de dinero “sí, pues fui también mesero de hipocampos, cargador de cemento, donde me corrieron porque me acusaron de que llegaban abiertos los bultos jaja y hasta cantante, con un éxito que más o menos suena todavía en la Casa Tomada que se llama: Cuando vienes rasurada lo hacemos mucho mejor”.
Una mala racha lo hizo alejarse un poco del circuito literario, para el cual planea su regreso con la reedición de la noveleta “El Hiato”, como parte de una trilogía que trabaja. “Actualmente mi chamba de vendedor de lotes a perpetuidad, me orilló a refugiarme en la literatura. Ahí nació la idea del segundo libro de la trilogía. Me dedico a escribir obiturarios irresponsables, que colecciono como anécdotas para la historia, que va a estar plagada de escenas monstruosamente reales, ajenas”.
Diego Arbit (reconocido escritor independiente argentino) dijo sobre “El Hiato” en su página de internet que “Es una de las mejores novelas que he leído”. Repleto de una necesidad por exaltar la extracotidianeidad que fingimos no ver a nuestro alrededor, Antonio Reyes es un cronista de nuestro tiempo. Su obra ha alcanzado un punto de madurez, que le ha vuelto exquisito.
Sin inhibiciones, el ejercicio grotesco de las pasiones humanas, nos enfrentan con una realidad animal que constantemente renegamos. Ahí es donde interviene el Quijote, para robarse las escenas de una literatura crítica sobre lo cotidiano. Es el mundo de los jóvenes, de los inadaptados, de los rechazados. Es el retrato del instante en que demonios de Eros y Tánatos copulan alrededor de conciencias jóvenes e incautas, que se pierden en laberintos de placer. El festín de la mentira y el exceso. La inconsciencia.
La obra de este escritor está en la página de internet de “latortillería” y “páginadeloscuentos” y muy pronto veremos publicada su obra en la editorial Klandestina, así como también se le puede encontrar en los recitales de los juelees en Casa Tomada y en su mail: quijotesco4@hotmail.com
Comentarios: elliroforo@gmail.com