jueves, 12 de septiembre de 2013

La Aparente desaparición del Festival Rosario Castellanos. El estado de la cultura en Chiapas

La celebración del 150 aniversario del natalicio y el centenario del asesinato de Belisario Domínguez ha servido como un pretexto para las instituciones culturales, que al amparo de esta figura han simulado una serie de celebraciones en su honor (concursos de oratoria, presentaciones de libros), sin presentar trabajos nuevos y originales de lo que debió ser una planeación anticipada para los festejos, lo que hubiera permitido la difusión de dichos materiales y no la reimpresión de un par de textos que, no negando su valor, no dejan de representar un síntoma de la situación en que la cultura se encuentra. La celebración nacional del mártir comiteco ha desviado la atención de la situación real que acontece en el estado con respecto a la cultura. Los diversos festivales culturales son opacados cada vez más con las populares fiestas de cada ciudad, lo que deriva en una inversión de cientos de miles de pesos para traer a los Tigres del Norte y Espinoza Paz, al costo de suprimir toda actividad artística de los programas oficiales de los ayuntamientos. De forma discreta el festival Rosario Castellanos fue desaparecido, por lo menos esa impresión se tiene cuando las fechas en que típicamente se celebraba (25 de mayo y 7 de agosto, correspondientes a su nacimiento y muerte) pasaron sin ser recordadas por las instituciones culturales del gobierno del estado. De la misma forma poco se sabe sobre el destino de otros festivales que significaban las pocas ventanas abiertas para apreciar un poco de arte y cultura de calidad. Otras son las instituciones que se empiezan a ocupar de desarrollar actividades de calidad que involucren al arte y la cultura, en especial las universidades icónicas del estado (UNACH y UNICACH) pero esto no es suficiente. A esto se abona que no existe una política integral para la creación de espacios alternativos o independientes que puedan desarrollar actividades culturales y al famoso desfalco de recursos que involucró a los becarios del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico en su anterior emisión, programa que había sido borrado del mapa y que la actual administración estatal, en un acto de sensatez, decidió volver a impulsar. Como muchos otros temas de carácter social, el arte y la cultura guardan un papel inferior en las prioridades de los gobiernos, no es una situación exclusiva de nuestra ciudad o nuestro estado, los recursos asignados a las instituciones que preservan estas actividades se vuelve un botín más, se designan personalidades ajenas a los ramos para que funjan como funcionarios, con la única intención de cubrir cuotas políticas y no teniendo en cuenta su capacidad gestora, lo que ha sucedido incluso con la administración de espacios públicos como los teatros y bibliotecas, en los que ya no se observan las actividades que antaño tenían asignadas. No somos un estado que precisamente consuma arte, porque no existe una oferta, no hay compañías teatrales o de danza, más que los mismos grupos que se sostienen con su propia voluntad, los escritores y artistas plásticos se desentienden porque no quieren ser asociados a políticos que les son sinónimos de corrupción y prefieren por lo consiguiente mantenerse de forma independiente. Hay toda una imagen pervertida que se asocia a las instituciones oficiales, que produce, por lo menos, desconfianza y apatía. Un pueblo con hambre no puede siquiera aspirar a tener actividades que cultivan el espíritu y se necesita de voluntad para ser partícipes del cambio que necesita nuestra sociedad, a lo que siempre abonará el arte, una de las razones por las que no se puede permitir que desaparezcan estas celebraciones.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Ficcionalización de la realidad

Hace un par de días en las redes sociales se publicó en tiempo real que se había presentado una balacera por la madrugada en un bar al oriente de la ciudad, le dispararon a un sujeto, quizá un pleito cantinero que terminó drásticamente cuando uno de los protagonistas se dirigió al baño y el otro lo agredió con un arma de fuego. La cosa no termina ahí, las noticias que el twitter proveía mostraban fotografías de un taxi volcado. Algunos aventuraban que el agresor trató de huir en su auto y golpeó al transporte, el choque con el taxi dejó en malas condiciones el suyo, por lo que le disparó y huyó. Otros testimonios decían que aún horas después, el cuerpo del taxista seguía en el mismo lugar, sin que autoridad alguna lo moviera y mostraban una fotografía de lo más morbosa. Esto, que más bien parece una escena sacada de una novela, es lo que en la literatura se conocería como ficcionalización, pues los actos irracionales son considerados como alejados del ideal social, en los cuales se privilegia la inteligencia, sello característico de los seres civilizados. Una agresión, la imposición de una voluntad por medio de la violencia, seguida de otra, como producto de la impotencia u ofuscación, es la muestra de que los actos sucedidos hace un par de días, que la violencia es una opción en nuestra ciudad y se ha sucedido constantemente. Los noticiarios se encargan de proporcionar imágenes de cómo en la sociedad se ejercita la impunidad, obtenida por la fuerza. Las películas y series nos muestran muy diversas formas en que se puede actuar inteligentemente para alcanzar los fines perversos, utilizando el terror y la violencia, así que nadie se sorprende de lo que pasa, lo ven como algo normal. Desde muy jóvenes aprendemos a asociarnos con la violencia, los videojuegos, figuras de acción, incluso algunos juegos infantiles y modas como el de los brabucones (bulling), esto deja el mensaje en el inconsciente de los jóvenes que el más fuerte es el que manda. Los periódicos, radio, televisión, puede realizar una presión similar y destruir la carrera de una persona, a través de la percepción que se puede tener, ejercitando con prepotencia una violencia verbal que destruye de la misma forma que la física, la estabilidad emocional de una persona. Sin embargo es lo malo lo que se imita. No existe el manejo de la tecnología ni las posibilidades de las nuevas herramientas de la información, las que vemos desplegarse en el ámbito local para perseguir criminales. El espionaje obedece a motivos políticos exclusivamente, pues a las autoridades les interesa más lograr desacreditar a una persona que potencialmente puede ser un líder social, basado en chantajes, que en obedecer a las demandas de justicia que la sociedad exige. Los inicios de esta ficcionalización implican que poco a poco irá aumentando, sucesos que cada vez tengan menos sentido, actitudes sociopáticas que lacerarán el tejido social hasta desintegrar la confianza que existe entre habitantes de una misma región. ¿El precio por ser una gran ciudad? Esto y la falta de visión es lo que no permite percibir que las cosas puedan mejorar en algún momento. Por otra parte el nuevo añadido que la sociedad comienza a utilizar como una herramienta que desvela la ineficiencia de las autoridades, especialmente el twitter, ha exhibido en diversas ocasiones que no son confiables sus criterios. La falta de profesionalismo y la protección que es bien sabido se brinda a ciertas élites, como las políticas, encubriendo crímenes, no brindan un futuro favorable, por el contrario, parecen garantizar más y mejores capítulos de las novelas de la vida real, que se dan en esta ciudad en la que desde hace tiempo, dicen los taxistas que deambulan por las noches, suceden cosas raras sin que nadie haga nada.

La conciencia

En las últimas fechas muchas ciudades del mundo han mostrado nuevamente su capacidad de indignarse de las actitudes de sus gobernantes, que se caracterizan en lo general por el abuso del poder, como es el caso de Río de Janeiro y El Cairo. Ésta capacidad deviene de un ejercicio intelectual en el que se contrastan los valores de la sociedad con lo que sucede a su alrededor. La palabra conciencia, del latín conscientia, significa “conocimiento compartido” y se define en general como el conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo y de su entorno. También se refiere a la moral o bien a la recepción de los estímulos del interior y el exterior. La conciencia es la guía de los seres humanos, se erige como juez de las acciones. La voz interior se muestra inequitativa cuando es convenientemente ilustrada. De esta deviene el conocimiento de lo bueno y lo justo. Por eso es indispensable que podamos conocernos a nosotros mismos, pues es la base del deber y del derecho. Podemos entender que la consciencia es una fuente del conocimiento reflexivo, el mejor y más elocuente auxiliar del hombre, porque le traza el camino por el cual puede llegar a ser útil a sus semejantes, labrando su propia dicha. Sin embargo la educación, enfocada en la formación de un pensamiento autómata, permite moldear a las personas para realizar lo que se le ordena sin despertar la conciencia, pues representa el riesgo de la formación de comunidades críticas y se muestra siempre falseada por las preocupaciones, lo que la transforma en algo capaz de obnubilar los instintos sociales que exaltan los valores de convivencia como el honor, la virtud y la justicia. La conciencia permite conocer las facultades intelectuales y morales del individuo, lo que provoca la resistencia, en todas las circunstancias y en la medida de sus fuerzas, a la ignorancia y la ambición, tan perjudiciales para el ideal del progreso. De la misma forma, la voz interior de la conciencia puede ser ignorada. Nunca obedecerá a intereses que no sean los más sublimes, que elevan los ideales humanos. Hay enfermedades del tipo psiquiátrico que transforma la voz interior y la tergiversa, permitiendo actuar de una forma instintiva, para perjuicio de la humanidad. Se debe comprender que la conciencia es una facultad inherente al ser racional para normar sus ideas y actos. Mientras la conciencia de aquellos que tengan la capacidad de indignarse ante los más bajos actos, que lastiman nuestra dignidad humana, continuarán presentándose las manifestaciones populares, pues es una forma natural que tienen los pueblos de hacerse escuchar. Sin embargo el papel de los gobernantes, que debieran estar claros de atender a las necesidades generales de los pueblos, es totalmente contrario, pues muestran su intolerancia y falta de disposición para mediar y gestionar ante las voces críticas que señalan sus defectos. Quizá los gobernantes tendrían que entender que todo empieza con un simple análisis de conciencia, antes de dirigirse al despropósito de anteponer sus propios intereses.

Publicidad engañosa

El siglo XXI trajo consigo una avalancha de tecnología, que representa una revolución de la información en muchos sentidos. Aprovechada por todos aquellos que descubren sus bondades, las tecnologías de la información y de la comunicación se aprestan al servicio de quienes tienen una visión pragmática de los negocios. Las técnicas comerciales que se utilizan en las redes implican una inusual invasión a la intimidad a la que no estábamos acostumbrados pero que poco a poco empezamos a hacerlo. La idea de éste negocio es que el servicio se brinda a expensas de que seamos sus leales consumidores, es un verdadero privilegio el poder acceder a contenidos sin tener que ser víctimas de la enfadosa publicidad que las páginas de internet colocan en sus espacios. El funcionamiento básico de dichas páginas se centran en que, en realidad, los usuarios son la mercancía que venden a grandes empresas, éstas contratan servicios publicitarios que los consumidores deben ver como pago por el uso gratuito, aunque en realidad nos convertimos en espectadores de una desmesurada avalancha de información que nos es totalmente inútil. Para eso las empresas de software se han enfocado en direccionar aquellos lugares que visitamos desde nuestros navegadores, a un centro de control que les permite depurar información y mostrarnos lo que creen que puede llamarnos la atención. En pocas palabras están forzando nuestra atención a cosas que no necesitamos. Quienes mayor uso han hecho de estos servicios son los políticos, más que las empresas y las marcas, lo que despuntó en las campañas del año pasado. El Facebook, Outlook y demás servicios de redes sociales, nos muestran los rostros de los nuevos políticos que están ansiosos de posicionarse como un producto, antes bien de demostrar que tienen un trabajo sólido y confiable que le conviene a la sociedad. Todo se ha transformado en un asunto de mercadotecnia, en el que poco importa la calidad humana del personaje que se promociona en turno. Se ha dejado ver que hay un cambio generacional entre la clase política, ahora son rostros jóvenes, aunque en realidad los apellidos revelan que son las mismas familias que ya antes nos han comprado con espejitos y “programas de asistencia”. Pero no siendo suficiente la saturación de imágenes a manera de publicidad, ahora nos victimizan en el mundo real, colocando un sinfín de anuncios, carteles, bardas pintadas y cualquier cantidad de información falsa en los medios de comunicación, para asegurarnos que tal o cual propuesta es la correcta, justificar que la actitud que se toma en contra de los que no están de acuerdo con ésta es la que debe darse en respuesta a los desmanes que son capaces de crear y que la única solución por la paz de todos es la represión (muy a propósito de lo que ahora estamos observando en la ciudad de México), porque son los traidores a la patria los que se oponen al cambio y sólo de esa forma se les puede enseñar a mantenerse quietos. El internet brindó la idea a estas nuevas generaciones de políticos, de que podían salir a las calles y ahora nos saturan visualmente con campañas huecas que en realidad sólo convalidan lo que todos sabemos, detrás de la imagen hay un cuantioso negocio que pretende capturar nuestra atención para manipular a la sociedad. Los publicistas utilizan los postulados de Goebbels que tan buenos resultados le dieron en la Alemania Nazi “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”, así que no tienen empacho en mostrarnos una ciudad que “avanza” si con ello logran mantener en el poder algunos años a quienes les llenan los bolsillos.

Los medios de comunicación ante la resistencia Civil

Los cambios brevemente anunciados de forma oficial por el gobierno, pero largamente denunciados por algunas voces de la izquierda considerada radical, tantas veces acalladas por los gigantes de la comunicación, han causado un caos que difícilmente se hubiera podido predecir. Bajo el discurso del “bienestar nacional” se han venido promoviendo cambios que más bien parecen introducir una tendencia privatizadora de servicios y recursos. Lo anterior tiene dos interpretaciones, por un lado la de aquellos que están de acuerdo en elevar los niveles de calidad mediante la contratación de servicios, con la posibilidad de exigir cuando éste reduce su calidad o cambiar definitivamente de proveedor, esto se aplica incluso a la educación, la salud, la energía eléctrica, la telefonía y cualquier otro servicio que sea imaginable. Esto requiere de un ingreso fijo que permite de forma holgada mantener un ritmo constante de gastos por consumos. Por el otro lado se encuentra la población que no cuenta con las posibilidades de absorber los gastos que le permitan mejorar sus condiciones de vida, aquellos que viven con menos de 50 pesos al día y que no pueden aspirar asistir a un hospital de 5 estrellas, comprarse un iphon o asistir al Tec de Monterrey. Las tendencias que las reformas traen, han violentado los derechos laborales, pero la sociedad civil no dimensionó lo que estas podrían ocasionarles, por eso no tuvo capacidad para manifestar su repudio por cambios que, en esencia, restan derechos que las luchas obreras y sindicales habían legado. En el caso que vivimos actualmente con los profesores manifestándose en 22 estados de la república, podemos observar que los cambios verdaderos de las políticas educativas están enfocadas a restarle poder a un sindicato, pero en esencia no se ve una intención de favorecer a la educación, privilegiar el espíritu crítico y de conocimiento o romper los paradigmas de la tecnocracia. En una sociedad informada no se permitiría que la manipulación de los medios de comunicación surtiera un efecto como el que estamos viendo al polarizarse nuevamente la sociedad con los que apoyan las voces que se levantan y los que desprecian que su comodidad se vea interrumpida. El linchamiento mediático sirve para que la sociedad direccione su enojo y frustración, muestran a un par de conductores frustrados mentando madres porque nada le salió bien en su día, transeúntes que apenas y pueden articular una frase coherente y juzgan con su ignorancia lo que no comprenden, les llaman flojos, mediocres y revoltosos. ¿De qué otra forma podrían hacerse escuchar los maestros sino es como lo están haciendo ahora? Se burlaron de ellos con mesas de atención a sus demandas que no tenían más intensión que serenar los ánimos, sus demandas no fueron atendidas. Luego vendrán encarcelamientos, represión y discursos mediáticos que exculpen a los funcionarios que, en cumplimiento de su deber, indiquen de qué forma deben guardar silencio, antes de que la siguiente reforma esté lista y el descontento popular se encuentre en una misma vía. Los cambios son necesarios en cualquier parte, siempre encontrarán resistencia, sin embargo la imagen popular de que los gobernantes son personas insensibles que actúan para el bienestar del país imaginario en el que viven, beneficiándose junto con sus amistades, sin tomar en cuenta al pueblo, seguirá, a menos de que empiecen a demostrar que lo sustancial de un cambio en la política es que la sociedad se vea beneficiada y esto sucederá cuando su poder adquisitivo encuentre un equilibrio con las necesidades que le demanda la cotidianidad.