jueves, 24 de septiembre de 2009

¿Porqué un taxista gana más dinero que un profesionista?

El Liróforo.
Gabriel Velázquez Toledo.
¿Porqué un taxista gana más dinero que un profesionista?

¿Cuál es el trasfondo de una sociedad en que un no profesionista ganarse la vida con una mínima preparación académica, y hasta llegar a percibir mayores ingresos, que quienes han dedicado una buena parte de su vida a su educación profesional?
Según resultados oficiales de la ONU, México es uno de los lugares más hostiles para el desarrollo de una labor profesional. Entre mayor sea el nivel de estudios de una persona, mayores posibilidades hay de que no pueda obtener un empleo que esté acorde a sus capacidades.
Cuántos no hemos sufrido en carne propia las injusticias derivadas de la incompetencia laboral. Hay muchos motivos, desde la falta de exigencia de un nivel de preparación mínimo, como lo hace la iniciativa privada, hasta el producto de los famosos compadrazgos o el miedo de aquellos que fungen como jefes, quienes en su ignorancia suponen que la contratación de personas competentes significa el fin de su “poder” (llamándole así a las facultades que se le otorgan para coordinar una labor), pues siempre es más difícil someter a aquellos que en uso de su conocimiento reclaman derechos provenientes de su eficiencia.
¿Por qué debe ser necesario estar más de ocho horas en una oficina, pretextando el excesivo trabajo que se acumula? Un equipo laboral efectivo se traduce en el verdadero empleo de las facultades para las que se contratan y no en el chacoteo mañanero y la abulia. Todo deriva de la mediocridad que los mismos jefes permiten, porque simplemente ignoran por completo cómo enfrentarse a una labor profesional o las bondades de a organización que las personas preparadas pueden aportar a una tarea. Sólo digo que esas ocho horas de trabajo bien ordenadas, se traducen la mayoría de las veces en eficiencia.
Acostumbrados a la mediocridad, vemos a quien se dedica al transporte público ganar en una jornada lo mismo que un profesionista de licenciatura, a un malabarista de esquina lo mismo que aquel que pretende aportar algo a su Estado y la cultura, mediante la investigación. Vemos emigrar a quienes tienen doctorados porque las universidades han creado mafias llamadas sindicatos, que protegen derechos de sus afiliados, permitiendo con esto tener una cómoda posición en la que no es necesario continuar con una superación personal o colectiva.
Es mala la costumbre que hay de premiar a la mediocridad y a la ignorancia, siempre y cuando se vuelvan un voto útil. Ésta es la base del escalafón burocrático. Por sorprendente que parezca, más de treinta mil maestros están comisionados a labores sindicales en vez de dedicarse a dar clases. Nuestras universidades no cuentan con programas verdaderos de investigación y edición, pero sí con un aparato burocrático monstruoso que absorbe una buena parte de su presupuesto, que bien podría dedicarse a la investigación.
Este problema es de todos. No sabemos levantar la voz para lo que legítimamente debe otorgarse como herramienta de prosperidad social. El ejercicio de las competencias se supedita al poder. Nadie debe ser más competente que el jefe, es decir, es mejor contratar incompetentes para llenar un ego lastimero que retrasa la labor para la que se crea una institución.
El problema no es el Estado sino sus trabajadores. Si a cualquier institución pública se le realizase una prueba de facultades, saldrían en un noventa por ciento reprobados. No es posible que sigamos subestimando el valor de a educación, ni el llegar a inconformarnos por el cinismo con que nos presentan resultados diariamente de lo que no está bien en nuestra estructura social, y peor aún no hacer nada.
Si en nuestro medio social continúa la idea de que en el camino podremos aprender a realizar una labor, entonces no entiendo para qué impulsar que los jóvenes abarroten las universidades en busca de un conocimiento que socialmente pareciera no es necesario.
Dudas y comentarios: elliroforo@gmail.com

1 comentario:

  1. No podría estar más de acuerdo contigo gabriel, si bien pienso que todo aquel que se esfuerce y trabaje duro tiene derecho a una recompensa monetaria por su trabajo, también opino que el profesionista, y máxime aquel que ya lleva sus años ejerciendo su pasión, debería tener un ingreso decente y que no implicara esclavizarse con un horario, pero como bien haz dicho, en México se recompensa la mediocridad y la ignorancia/corrupción de los jefes, suelen ser un obstáculo para el desarrollo. Pobre de nuestro país...

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