miércoles, 26 de mayo de 2010

El ateneo de México

EL Liróforo.
Gabriel Velázquez Toledo
El Ateneo de México*.

García Morales nos presenta en su libro El ateneo de México 1906-1914. Orígenes de la cultura mexicana contemporánea, el sincretismo bajo el que los trabajos de los jóvenes del ateneo de la juventud, sentaron los precedentes de su formación, y los posteriores resultados que, para la intelectualidad mexicana, representaron.
Significativamente, sitúa a Pedro Henríquez Ureña, como uno de los principales promotores del grupo. Su formación en tierras dominicanas, lo transformó en un profundo humanista, cuya percepción intelectual se enfocó en transformar el cúmulo de conocimientos individuales, mediante la formación de un grupo de estudios, que fungió como catalizador de las energías intelectuales de jóvenes promesas de las letras en el país.
La importancia de movimientos literarios, como el propuesto por la Revista Moderna, permitió una concreción de elementos prometedores de aquella generación, cobijados bajo Savia Moderna, la juvenil versión de la anterior, que si bien no resistió a sus intentos de perdurar como una colaboración literaria, sirvió como antecedente a lo que después sería la Sociedad de Conferencias, cuyo ejercicio analítico-crítico, revolucionó el mundo cultural de México en la alborada del siglo XX.
El autor describe, de forma sencilla, en lo que parece más una biografía comentada del Ateneo de México, la forma en que se fueron concretando los esfuerzos del grupo de intelectuales jóvenes, sus paradigmas, estilos y dificultades.
El uso de fuentes directas y de segunda mano, dan con el propósito de sumergir al lector en lo que es el fantástico recorrido del grupo del Ateneo de México, hacia su formación práctica, pasando por la vinculación e importancia que tuvieron en momentos álgidos de aquella época, como lo fue desde la necesidad de transformar el pensamiento filosófico- humanista, hasta el impulso a la Universidad Nacional.
El pensamiento humanístico, la autoformación que se gestaron y su sentido crítico-artístico, son la base para el cambio social profundo, que paulatinamente tuvo efecto en la percepción de todo un país. Más importante aún, en la promoción de una intelectualidad crítica, que transformó la percepción de la labor que los intelectuales de América Latina, llegaron a sostener.
El autor tiene el acierto de dirigir, con la sencillez de su lenguaje, la transformación de la percepción de dichos jóvenes, pues su declaración negativa de solapar al régimen, incapaz de proporcionarles una verdadera educación de calidad, los hizo erigir instituciones; propiciando con esto el derrumbamiento ideológico de un régimen, falto de valores éticos hacia el conocimiento.
El texto es muy sistemático y sumamente referencial, lo que le concede una verosimilitud, pues no expone sus postulados a un simple ejercicio contemplativo, sino que se involucra en el proceso de creación de un movimiento intelectual, desglosando lo que en buena medida, son las razones profundas de los cambios que transformaron al país durante la primera mitad del siglo XX, pues los ateneístas, se transformaron en la influencia del resto de los movimientos intelectuales que le sucedieron.
Caso, Reyes, Vasconcelos, Henríquez Ureña, son sólo algunos de los nombres de aquellos jóvenes, que iniciaron en la pequeña sociedad de conferencias, una travesía por el derecho a la búsqueda del conocimiento. La funcionalidad de dichas estrategias, se encuentran a la vista, pues la transformación que propiciaron, llevaron a lo que actualmente gozamos como individuos en el país. Quizá reconsiderar las alternativas de formación de los jóvenes, dirigiéndolos su tendencia a las humanidades y el arte, podría dar una sociedad mucho más productiva que la propuesta por la tecnocracia.

*Alfonso García Morales. El ateneo de México 1906-1914. Orígenes de la cultura mexicana contemporánea. Sevilla. 1992.

No hay comentarios:

Publicar un comentario