jueves, 1 de marzo de 2012

Marzo Negro

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Marzo Negro
La serie de protestas que ha originado en el mundo el cierre del servidor de videos en internet “Megaupload”, está dejando ver reacciones que se concatenan, impactándo no sólo mediante la sobresaturación de plataformas de algunas instituciones oficiales, acto mediante el cual pueden extraer información codificada y que comunmente son provocados por inconformes llamados “hackers” o “ciber piratas”, sino además en las redes sociales, que trascienden iniciativas civiles para boicotear los grandes sistemas de consumo.
La sedición social, que se ha creado como respuesta a los múltiples intentos que se han comenzado a gestar para “controlar el internet” (léase Ley PIPA, SOPA, SINDE) bajo el alegato de “piratería” y “conspiración”, dirige sus baterías a la desestabilización de los márgenes de ganancia que las grandes empresas de la música, la televisión y el cine, buscan generar, mediante el boicot al consumo de los productos originales que ofertan.
Dentro del mundo voraz en que nos encontramos inmersos, el ingenio con que fácilmente pueden evadirse los candados con que los grandes dueños del dinero tratan de impedir el consumo “ilegal” de sus productos, revela que la gente está al borde del límite de su tolerancia. La campaña desarrollada en las redes sociales “Marzo Negro” dirige sus baterías al “margen de beneficios” que en razón del informe económico mundial, pretende impactar, manifestando su protesta en el agujero de ganancias que, de ser respetada en su totalidad una convocatoria de esta envergadura, sería observada por todos los gobiernos del mundo.
La defensa de los derechos civiles ha dado un nuevo frente ¿Hasta donde podemos ver, oír o manifestar nuestras inquietudes con el derecho a la libertad, que se ha englobado en el marco de los derechos humanos universales? Muchos gobiernos persiven que, regularmente, las manifestaciones culturales de protesta, llevan intensiones de desestabilizar al sistema, plenamente conscientes de las arbitrariedades que dicho sistema practica. Es por eso que deciden actuar de forma unilateral y prepotente, pretendiendo castigar a aquel que, opinando en contra de desiciones que considera imposiciones, se sale del margen de la “ley”. Es por eso que ahora se pretende establecer un límite a las manifestaciones que se dan libremente en el internet, antes de que se desborde el ejercicio civil del usufructo de sus derechos.
El máximo ideal de una democracia es autoregirse, transportarse al nivel individual de la conciencia. Manifestaciones como “Marzo Negro” nos llevarán a comprender de qué forma estos llamados generales a la desestabilización del sistema económico, puede impactar en las desiciones que los gobiernos mundiales tomen a futuro. Muchos podemos entrever una advertencia: “No se tolerará la presión de ninguna industria a favor de una ley que censura al internet”.
Otra vez estaremos ante medidas de resistencia civil, en el máximo orden y más importante aún, en paz. Los nuevos métodos de presión social, de los que estamos recobrando conciencia, deberían ser tomados en cuenta en razón de ser más importante la libertad y soberanía, que la imposición y el autoritarismo. Lo único que lograrán provocar con la aplicación de leyes de veto de contenidos, será una polarización entre los grupos privilegiados y el pueblo.
El consumismo es un juego de dos, el que vende y el que compra. Sólo que ahora quien compra no está tan a gusto navegando entre programaciones mediocres y sin contenidos. Queremos más y mejor. Y ya vendrán los tiempos en que el internet se encargue de conducirnos por más y mejores universos virtuales, de lo contrario movimientos como la primavera árabe y los ocupas en Estados Unidos, serán cada vez más recurrentes.

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