jueves, 26 de julio de 2012

Crónica de un boicot anunciado

La caída en los niveles de raiting en los conglomerados informativos nacionales, así como de sus diversos programas de entretenimiento, es producto de la complicidad que de forma cínica revelaron los intereses de sus dueños, en contubernio con algunos actores políticos, exhibidos en su apoyo descarado a políticos, que reveló claramente los acuerdos que beneficiarán a la larga, mediante contratos, exención de impuestos y acuerdos que mantienen al país en el peor de los rezagos. La indignación de la sociedad recae en que la manipulación informativa ha afectado de forma profunda nuestra convivencia social, al grado de ahondar de nueva cuenta en las diferencias tangenciales que existen en nuestro país, polarizándolas y creando la conciencia de actores que despreocupadamente atentan contra los intereses de la nación, mismos que se vuelven privilegios para algunos. Si tomamos en cuenta que los niveles educativos, en especial los públicos sufren de graves deficiencias formativas y que los niveles socioeconómicos no han tenido avances sustanciales ni perceptibles, es fácil comprender porqué la parcialidad informativa ha indignado a buena parte de la población. En especial a los jóvenes, que teniendo en sus manos las nuevas herramientas de comunicación, han logrado crear una red informativa que llega a millones de conciencias. En buena medida, la predecible firma que el ejecutivo sostuvo hace algunos días, con el tratado que inpone límites al libre ejercicio comunicativo del internet (ACTA), va orientado a la necesidad política de poner un freno a los ímpetus juveniles en particular y sociales en general, que atinadamente han señalado irreverencias y autoritarismos de los gobiernos, que áun no encuentran la fórmula para competir en contra de la tecnología. Para prueba, la manifestación que en Guanajuato fue grabada por estudiantes, demostrando la estrategia que la policía siguió para provocar a los manifestantes, que exigían libertad de tránsito y expresión, evidenciando un maquiavélico plan para desprestigiar el movimiento, tachándolos de irreverentes, soecez y alteradores del orden. En México el fervor religioso y deportivo permite la espontanea voluntad de manifestarse públicamente, no así la indignación y la dignidad, que rápidamente se tachan de irrelevantes. Es por eso que una de las estrategias lanzadas desde las redes sociales, va direccionada al boicot del consumo de productos que se anuncian en las grandes cadenas de televisión. “Apaga la tele y prende tu mente”, “Televisa te idiotiza” y “Sociedad organizada, jamás manipulada”, son solo algunas de las sentencias que con mucho ímpetu se han reproducido en el internet, para referir uno de los máximos ejercicios de libertad que tratará de fijar la atención del mundo a la situación que estamos viviendo como país, donde la manipulación, la enajenación y la mentira, son las constantes que la televisora más grande de América Latina, ha fijado como agenda cotidiana. La democratización de los medios, la ética informativa, la calidad y veracidad de la información, son algunas de las demandas que el movimiento #YoSoy132 y cientos de organizaciones populares han lanzado. Observamos que la toma simbólica de Televisa se transforma en una verbena cultural popular, que muestra la capacidad que el pueblo tiene para crear sus propios medios informativos y culturales. El arte sale a las calles a anunciar que hay otras formas de llevar a cabo una revolución social y esta es por medio de la conciencia. El llamado es para que el ejercicio informativo se propague, impulsando la veracidad de sus contenidos, mediante pruebas que fácilmente pueden seguirse en el mismo internet, con la finalidad de alcanzar de esta forma, una sociedad que esté informada de lo que acontece verdaderamente y pueda finalmente sacudirse del yugo que ha representado para las mentes jóvenes de este país, la enajenación televisiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario