domingo, 6 de junio de 2010

psicoanálisis y literatura 1

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Psicoanálisis y Literatura
Primera entrega

Freud propuso la teoría de que los síntomas histéricos y neuróticos tenían como causa núcleos traumáticos reprimidos en el inconsciente por ser moralmente inaceptables para el Yo del sujeto. Postuló que estos núcleos patológicos consistían en uno o varios sucesos de precoz experiencia sexual, perteneciente a la más temprana infancia.
EL objeto del psicoanálisis, según el autor, es estudiar la superficie psíquica que el analizado presenta cada vez, y se vale del arte interpretativo, en lo esencial, para discernir las resistencias que se recortan en el enfermo y hacérselas conscientes.
Freud postuló que “lo que hasta ahora ha dominado la historia humana es la necesidad de trabajar”. Lo que significa que el ser, debe reprimir su tendencia al placer, por su necesidad de convivir bajo valores sociales definidos. Esto provoca un estado de represión, que al volverse excesiva, termina por transformarse en una patología. Freud dice que una de las formas de hacer frente a los deseos que no podemos realizar, consiste en sublimarlos.
El padre del psicoanálisis sitúa al complejo de Edipo como uno de los principales factores que conducen la formación ulterior de los seres humanos. Es decir, se trata de las estructuras de relaciones por las que llegamos a ser lo que somos.
Según el psicoanálisis, los síntomas histéricos y neuróticos tienen su origen en conflictos inconscientes que, aunque ajenos por completo al consciente del analizado, pugnan por emerger a la conciencia. El resultado entre la represión y la fuerza emergente del material reprimido es una formación de compromiso; el síntoma histérico o neurótico. El objetivo es vencer las resistencias para que el analizado acceda a las motivaciones inconscientes de sus sentimientos, actitud o conducta.
La «regla fundamental» de la técnica psicoanalítica es la asociación libre. El analista introduce al paciente en la técnica solicitándole que le comunique todos los pensamientos, ocurrencias, ideas o imágenes que se le pasen por la mente, independientemente de que estos le parezcan absurdos, irrelevantes o comprometedores, «sin criticarlos o seleccionarlos» Al comunicar estos contenidos, el analizado no debe tener en cuenta cuan insignificante, trivial o desagradable le resulten, ya que esto sólo expresaría la acción de las «resistencias».
Freud supone que los sueños constituyen “el camino real” que conduce al inconsciente, pues los sueños son esencialmente realizaciones simbólicas de los deseos inconscientes. Éste a su vez, suaviza y deforma sus significados, con lo que terminan transformándose en textos simbólicos que deben de ser descifrados. De lo que parte Lacan para comentar que “el inconsciente está estructurado como el lenguaje”, así “los Textos-sueños son crípticos, porque el inconsciente no está muy bien dotado de técnicas para representar lo que tiene que decir, en gran parte se reduce a imágenes por lo que debe convertir una significación verbal, en una significación visual”.
Algunos problemas que se manejan en el consultorio psiquiátrico, tiene algo de relación con la forma novelesca del texto literario, pues al no coincidir nunca exactamente con los problemas reales, se vincula a los problemas de la vida real que ésta transforma. El psicoanalista Donald Winnicott comenta la importancia de “que el analista no conozca las respuestas (al caso clínico que atiende), excepto en la medida en que el paciente dé las claves. El analista recoge las claves y hace las interpretaciones”, de la misma forma en que el crítico literario lo hace con un texto.
En la segunda entrega, veremos la forma en que el análisis psicoanalítico ha influido en la percepción del mundo del arte y en particular el de la literatura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario