jueves, 18 de octubre de 2012

Teoría de los Sentimientos. de Carlos Castilla

Teoría de los sentimientos; de Carlos Castilla Tenemos por sentado que el ser humano es social por naturaleza, pues ha comprendido que es la forma en que puede satisfacer sus necesidades de una forma sencilla, valiéndose del trabajo colectivo especializado. Su ideal es conducir su esfuerzo (trabajo) para alcanzar, con su perfeccionamiento, el progreso. Pero en este inter, se enseña a conducirse en la interacción social. Se inventa formas de transmitir conocimientos, encausar esfuerzos y manipular situaciones. Al no existir un ideal que integre las necesidades de todos los seres, la satisfacción del deseo conlleva a conductas que se clasifican por los impulsos que las producen. No toda interacción es racional, por el contrario, hay una fuerte necesidad de que la relación entre el sujeto y el ambiente sea efectiva, lo que lleva a una constante actividad cognitiva. Sin embargo la vulnerabilidad que la obsesión con el deseo le produce al ser humano, crea una dificultad para controlar lo que la posesión o el absoluto rechazo del objeto, produce, llevando a un nivel cultural la adquisición de ciertas manías, que alimentadas por el medio, producen estrés y diversos desórdenes mentales. Carlos Castilla dice de los sentimientos lo siguiente: “Lo que los antiguos llamaban las pasiones del alma, no son, en definitiva, sino modulaciones del deseo”. En su libro Teoría de los sentimientos (2010), realiza un ejercicio de identificación de los momentos en que encontramos el impulso para hacer algo, de tal forma que, como seres racionales, podemos tener el control de nosotros mismos y las situaciones que nos rodean. No hay sentimiento, hay sentimientos. En cada momento experimentamos variables en la intensidad de la percepción sobre una situación, por eso nuestra reacción puede direccionarse mediante el control de los mismos, lo que puede alcanzarse con el reconocimiento interno de los motivos que originan toda la reacción. Sin embargo esto implica un ejercicio perpetuo de autoreconocimiento, pues las mismas variables pueden introducirse por la interacción a la vez de identificarse como un posible motivo de conductas. El poder de discernir le ayuda al hombre a elegir las situaciones en que quiere estar inmerso. Carlos Castilla nos conduce por toda una investigación en profundidad de lo que conforma la esencia misma del ser humano. Misma que ha dado paso a conductas aceptadas socialmente, a la comprensión de la psicología de las masas, al aislamiento de determinadas anomalías patológicas. El hombre se crea por influencia de su medio, hereda fobias y filias y aletarga su pensamiento porque así conviene a intereses. La educación es deficiente en aspectos tan básicos como la ética, porque el dominio de uno mismo puede producir grandes cambios, que permiten salir de los parámetros convencionales y a partir de la reflexión individual.

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