jueves, 9 de diciembre de 2010

Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX 4

El Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Algunos apuntes sobre la evolución del teatro en México durante el siglo XX
4ª parte
Para el último cuarto del siglo XX, las propuestas que el teatro presenta se irán enfocando a la cotidianidad y la modernidad. En Las cosas simples de Héctor Mendoza, podemos observar cómo el relajamiento de las costumbres sociales llega a su gran representación. La paradoja de lo cotidiano, impone una dinámica teatral con categorías sociales distintas. El autor propone un lenguaje fluido y natural, para poder recrear la representación de actitudes muy humanas. A diferencia del resto de las obras que hasta ese momento se habían presentado, el dramaturgo se propone involucrarse con los jóvenes. La dinámica de su pensamiento se vuelve una posibilidad; propicia que el personaje se involucre con el espectador, con aquel posible “con el que fue” o “con lo que es”.
El teatro por fin ha logrado hacer partícipe a los jóvenes, lo que en el futuro próximo propiciará la innovación de buena parte de su contenido y forma, a la par de lograr grandes avances, gracias en buena medida a las nacientes carreras de teatro, que estaban propiciando que corrientes mundiales de dicha disciplina, influyeran en las puestas en escena.
Aunque tarde, buena parte de los experimentos teatrales que se venían realizando en Europa desde inicios de siglo, tuvieron su oportunidad de representarse en espectáculos que gozaron de la maravilla del elemento surrealista de la cotidianidad mexicana. Dichos elementos fueron muy bien aprovechados con anterioridad por directores de cine como Luis Buñuel, sin embargo no sino hasta la llegada de grandes maestros del teatro a nuestro país que se implementaron estos elementos en la escena.
Alejandro Jodorowski sigue esta línea juvenil de Mendoza, aplicando nuevas características, que con su particularidad, lograron ampliar los horizontes del escenario. La percepción del rompimiento de la rutina, es lo que presenta como divorcio a una tradición escénica que seguía tratando buena parte de la convencionalidad popular. Por el contrario el ejercicio crítico, asociado a un cierto desencanto ideológico, que pugna por la particularización de las experiencias, da como resultado un experimento multiforme, pues sus representaciones están sujetas a una serie de paradigmas, totalmente diferente de lo acostumbrado.
Los diálogos nacen de la improvisación y las emociones, a partir de un guión que indica un pie. Este juego clásico de Jodorowski, le permite una percepción distinta del teatro a él y sus posteriores seguidores. El teatro es una actividad mágica, que puede llegar a representar cualquier absurdo, es decir cualquier elemento dirigido en contra del convencionalismo y lo tradicional.
Finalmente, y como parte de un producto social, el desencanto de la convivencia en las grandes orbes, la dificultad de verse solos y en el vacío existencial, condujo al teatro a los linderos del posmodernismo. La generación de fin de siglo propone alternativas que son un deleite intelectual, visual, auditivo, aprovechando la tecnología y el juego de luces. Para Morelos Torres y Noé Morales, se da una siguiente transformación en el lenguaje dramático. La posibilidad del actor-director brinda mayores oportunidades al espectáculo, lo que implica una dinámica mucho más avanzada en la convivencia personaje-espectador.
Desaparecen las señales de pertenencia de los personajes. Pierden el nombre, se distancian hasta estar a la altura de una experiencia fantástica. Se desvincularán de los valores tradicionales por completo, con una tendencia al rompimiento de lo sistemático con un humor sagaz, crítico y certero, haciendo ver que una realidad se deforma a sí misma, gracias a los personajes de carne y hueso que las componen. Para el fin de siglo la resignificación del escenario, la escenografía, la tecnología, la música y la creación de nuevos valores y paradigmas, ofrecen espectáculos para todo los gustos. El nuevo teatro de cámara, dirigido a grupos pequeños y selectos, el teatro de calle y teatro pobre, que se dirige a las masas y son espectáculos populares, el teatro comercial, que es patrocinado por las empresas televisivas en su mayoría y el teatro experimental, que fusiona cuantas técnicas posibles encuentra y se adapta al escenario que hay al alcance.
Afortunadamente el teatro ha encontrado una nueva dimensión en su versalitidad. Las ventajas dimensionales de su exposición le han cargado la labor al actor, quien se contagia del aprendizaje de las artes con el fin de poder perfeccionar su labor. La potencialidad que tiene se ha explorado en buena medida a lo largo del siglo XX. Parece que un encanto por el pasado regresa al teatro a algunos foros, sin embargo aún es necesario que espectáculos inteligentes sean propuestos, como forma de poder ir creando un cúmulo de espectadores-consumidores, que logren concretar un movimiento teatral de calidad en Chiapas.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

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