jueves, 16 de julio de 2009

Boris Vian: El hechizo de la irreverencia.

Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Boris Vian: El hechizo de la irreverencia.

Boris Vian, nació en Ville-d'Avray, un suburbio del París de la gran guerra, en el año 1920, en el seno de una familia de clase acomodada en la que el arte era una cuestión sumamente importante. La depresión económica en Europa de 1929 obligó al padre de Vian a buscar un empleo como representante inmobiliario y a la familia a tener una casa más pequeña. El ambiente aristocrático en el que Boris había vivido, sufrió una ruptura que impactó al pequeño, quien a temprana edad descubrió la crudeza del mundo real, lo que más tarde resaltaría constantemente en su obra.
Gran estudiante, sus intereses más serios giraron en torno al Jazz y las fiestas (intereses que, como lo demuestra en sus novelas y cuentos, no dejó de disfrutar por toda su juventud). A los 20 años participó en una orquesta amateur de Jazz junto a sus hermanos. En 1942 Obtuvo el título de ingeniero, y un año después escribía sus primeras novelas: Trouble dans les Andains y Vercoquin y el plancton. En estas sus primeras novelas comenzó por reflejar sus actividades reales, como su trabajo en la Asociación Francesa de Normalización y la organización de desmesuradas fiestas –llamadas surprise-parties–, fiestas delirantes, alcohol, sexo y crítica a la burocracia, lo que definirían posteriormente su estilo que estaba compuesto sobre todo por la combinación en que lo absurdo y lo grotesco se entremezclan con delirios de hiperrealidad, transformando el mundo de la percepción del lector hacia una fantasía posible. Boris Vian es el autor descarriado que se deja llevar por su pasión por la vida y el arte. Sus obras se encuentras llenas de una hipersensibilidad que se manifiesta en sus personajes, quienes terminan transformándose en fantasías irreverentes que desafían a su mundo.
Además de novelas, escribió cuentos, algunos incluso fueron publicados en Les Temps Modernes, –invitado por Jean Paul Sartre,- donde además escribió crónica y críticas sobre algunos aspectos sociales que llamaban su interés en la sociedad francesa de la post guerra, acentuando su estado egoísta e hipócritamente patriota. En el periódico Combat –dirigido por Albert Camus–, abordó la crítica del jazz. En 1946 publicó dos novelas: La espuma de los días y El otoño en Pekín. Aparte de frecuentar a la intelectualidad existencialista de aquellos tiempos, en Saint-Germain-des-Prés, conoció a los grandes del Jazz como Duke Ellington, Miles Davis y Charlie Parker. Todo este cúmulo de experiencias se fueron grabando, gracias a su pluma, en sus historias literarias en que constantemente coloca detalles, con la intención de ayudar al lector a descubrir la maravilla de la música o las herramientas para la apreciación estética de la literatura.
Publicó además en ese año su novela, Escupiré sobre vuestra tumba, con el seudónimo de Vernon Sullivan, supuesto escritor afroamericano (su nombre real figuraba como traductor de la obra). Ésta y las siguientes, al estilo de la novela negra (como Que se mueran los feos y Todos los muertos tienen la misma piel), fueron censuradas por su contenido de violencia y sexo, con su consiguiente aumento en la notoriedad de ventas. Luego de años de juicios contra el supuesto autor y su editor, Vian reconoció su autoría. La crítica se sintió ofendida atacando al autor constantemente, no sólo contra sus novelas como “Sullivan”, sino también contra su obra ‘seria’ incluyendo sus ejercicios críticos y su música (esto después de popularizar una canción que llamó “el desertor” en una época en que Francia tenía grandes apuros militares en África).
Boris Vian vendió los derechos de su novela Escupiré sobre vuestras tumbas para una adaptación cinematográfica. Aunque inicialmente estuvo encargado del guión, sus peleas con la productora, el director y el guionista, lo dejaron fuera del proyecto. Asistió de incógnito al preestreno de la película, en el cine Le Petit Marbeuf, cerca de los Campos Elíseos y falleció de un ataque cardiaco que sufrió durante la proyección de la película.

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