domingo, 12 de julio de 2009

Johannes Chrysostomus Theophilus Wolfgang Amadeus Mozart

Masón, músico, revolucionario y genio. Mozart fue uno de los primeros músicos que arriesgó un futuro confortable por el arte. Nació en Salzburgo (Austria) el 27 de enero de 1756. Prodigio de la música, a los 4 años tocaba el clavicordio y a los 6 componía obras de notable dificultad y con una memoria musical prodigiosa. Mozart viajó por las cortes de Europa mostrando sus dotes y recibiendo aclamaciones de cada lugar en el que se presentaba. A los catorce años obtuvo en Salzburgo la plaza de maestro de conciertos. A los quince Mozart dejó de ser el “niño prodigio”. Fue admitido como compositor en la Academia Filarmónica de Bolonia, considerada el centro de erudición musical de la época. El ingreso de Mozart a la Academia fue extraordinario, ya que aún le faltaban 5 años para cumplir los veinte años, edad mínima exigida por el reglamento. Jerónimo de Colloredo-Mannsfeld, príncipe-arzobispo de Salzburgo, se mostró autoritario e inflexible y confirmó a Mozart en su puesto de maestro de conciertos. Recibía un modesto sueldo, a cambio su libertad disminuyó hasta el punto de sentirse esclavizado. En 1777 reclamó su libertad al arzobispo y partió a Alemania a continuar con su aprendizaje, en donde conoció a uno de sus grandes maestros y amigo: Joseph Haydn. ¿Cuál es el legado de Mozart? Comúnmente se atribuye a músicos como Beethoven la independencia de estos como sirvientes. Pero fue la actitud de Mozart la que dio comienzo a la profesión de músico independiente, trabajaba por y para su música y le encargan obras sin necesidad de que ningún noble interceda por él. Uno de los elementos que decididamente marcó la vida de este genio se dio en diciembre de 1784, cuando a invitación de Haydn, Mozart fue iniciado en la masonería ¿Cuál es el impacto que dicha institución produce en el genio? Cualesquiera que hayan sido los secretos conferidos por sus hermanos de logia, a partir de este momento y bajo el amparo de los ideales de la fraternidad, compuso obras llenas de contenido simbólico y esotérico, que provocaba ostentar ideales firmes, lo que le ganó muchos enemigos tanto en el imperio como en la iglesia, que sentían ser aludidos de forma negativa en obras como 'Don Giovanni', 'Las bodas de Fígaro' o 'La flauta Mágica'. Los masones otorgaron al compositor óperas cargadas de una conciencia libertaria, rechazadas por sus enemigos, quienes constantemente vetaban y boicoteaban sus presentaciones, lo que a la larga le llevó a una serie de problemas económicos. Para este momento Mozart componía con tal facilidad y maestría, que parecía haber encontrado la clave para transcribir las notas de la música del universo. Se decía que era el elegido de Dios para transmitir su mensaje divino. Su ímpetu de compositor lo llevó a saltar los parámetros establecidos en la música y a ser rechazado por la burguesía, al no seguir los convencionalismos canónicos establecidos. Era indigno componer para el pueblo y más aún para su propia gloria. Cuál habrá sido el sentir de un maestro, que con el conocimiento de un iniciado en los augustos misterios y la fortaleza de la razón, componía cada vez más obras que imprimían su profundo conocimiento de la armonía, del ritmo, y del significado de cada nota y compás, que llegaban como un exabrupto, perfectamente dimensionado por su genio, transportando a la mente humana a un espacio de equilibrio de los sentidos. Y esta es la base del conocido 'efecto Mozart' en los niños, quienes reaccionan curiosamente con buen ánimo a la música del compositor. En marzo de 1791 el drama del genio dio un giro imprevisto. Una noche lúgubre se presentó en su casa un desconocido, vestido de negro, que rehusó identificarse. Encargó a Mozart la composición de un réquiem (misa para muertos). Extrañado por el hermetismo del visitante, quien no mostró ni su rostro, aceptó un adelanto, pero no creyó que el hecho tuviera mayores repercusiones. Después el compositor fue llamado a Praga para escribir la ópera 'La clemencia de Tito', para festejar la coronación de Leopoldo II. Una segunda visita del desconocido visitante provocó la catarsis del compositor. Sensible a lo sobrenatural, como lo demostró su obra 'La flauta mágica' estrenada con enorme éxito popular el 30 de septiembre de 1791, y obsesionado con la idea de la muerte de su padre, sumado a su débil estado de salud, provocado por el agotamiento, comenzó rápidamente la composición del Requiem. Mozart al morir, consiguió terminar tan solo tres secciones, además de anotaciones que dictó a su discípulo Franz Xaver Süssmayer, que completó las partes faltantes. Escuchar el Requiem es oír la ascensión de las almas. Oír el Requiem es percibir la ascensión a la gloria. El 5 de diciembre de 1791, Mozart murió en Viena a los 35 años de edad de una fiebre reumática y su funeral tuvo lugar en la Catedral de San Esteban, donde fue enterrado en una fosa común en el cementerio de St. Marx.

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