lunes, 13 de julio de 2009

Jaime Sabines “el poeta de los jóvenes” 2

Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
Jaime Sabines “el poeta de los jóvenes”

Segunda entrega.-
La crítica de hoy dice que este entrañable poeta mexicano es el más leído, entendido y querido por los jóvenes. Su estilo se resume en su sencillez y carisma. Trata los temas que aunque poco cotidianos en su trato, se esconden en las preocupaciones más profundas de la sociedad.
Octavio Paz (1914-1998) calificó a Sabines como “uno de los mejores
poetas contemporáneos de nuestra lengua”, y agregó: “Su humor es un chaparrón de bofetadas, su risa culmina en un aullido, su cólera es acerada y su ternura colérica. Pasa del jardín de la infancia a la sala de operaciones. Para Sabines, todos los días son el primero y el último día del mundo”. Esta era la opinión que tenía el más grande de los hombres de letras en México, acerca de un humilde escritor Chiapaneco.
Jaime Sabines afirmó en algún momento que todo poema se hacía con llanto y sangre. A raíz de la enfermedad y muerte de su padre, Sabines escribió, aunque en distintas épocas, las dos partes de Algo sobre la muerte del Mayor Sabines. (1973). A propósito de este tema, no le gustaba hablar de este poema porque era dolor puro, desagarramiento y significaba su impotencia ante la muerte.
Becario del Centro Mexicano de Escritores, que precidían los grandes escritores y críticos Juan Rulfo, Francisco Monterde y Salvador Elizondo. Fue precisamente durante esa beca que el poeta escribió la segunda parte de Algo sobre la muerte del Mayor Sabines.
En 1965 visitó Cuba como jurado del Premio Casa de las Américas. A raíz de dicha visita, escribió poemas de carácter político que incluiría en Yuria, publicado en 1967. Yuria no significa nada en especial, explica el poeta: "es el amor, es el viento, la noche, el amanecer, incluso un país o bien una enfermedad", era nada y todo, el sentimiento de un hombre con el mundo que cada vez entiende menos. Por eso el sentido disperso del término.
En 1966 murió su madre, Doña Luz. Al cabo de unos meses le escribía "ante la muerte lo único que se tiene es la cabeza rota, las manos vacías, ante la muerte el poema no existe". "Doña Luz", que forma parte del libro Maltiempo (1972), reflexión filosófica ante la vida, sin dejar su gusto por la cotidianidad. “No se trata de poesía de intensidad sino de ideas, de trucos, de inteligencia y malicia poética” explica el autor. Dos años más tarde de esta publicación, en 1974, recibió el Premio Xavier Villaurrutia.
Sabines tuvo además una intensa vida política pues en 1976 y 1979 fue diputado federal por Chiapas, oportunidad que utilizó para impactar en el mundo cultural con su influencia. En 1982 le fue otorgado el Premio Elías Sourasky a la par de sostener un movimiento que pretendía ayudar a sus paisanos que habían sufrido un desastre natural, uno de los más grandes de la historia en el estado, la erupción del volcán el Chichonal.
En 1985, compró un rancho cerca de los lagos de Montebello al que bautizó con el nombre de Yuria. Fue una época en la que cultivó la tierra, y en la que estuvo en contacto profundo con la naturaleza. En 1988 fue elegido diputado por el Distrito Federal, motivo por el cual dejó su rancho. También en 1985, recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes. En 1986, con motivo de sus sesenta años, fue homenajeado por la UNAM y el INBA. Ese mismo año el Gobierno del Estado de Tabasco le entregó el Premio Juchimán de Plata. En 1991, el Consejo Consultivo del Distrito Federal le otorgó la Presea Ciudad de México y en 1994 el Senado de la República lo condecoró con la medalla Belisario Domínguez.
El 19 de marzo de 1998 a seis días de cumplir 73 años, Jaime Sabines murió en su casa víctima del cáncer. Poco Antes de morir, Sabines había percibido la presencia de la muerte, la sentía cerca, y con su sencibilidad dejó la impresión de sus últimos momentos:
Yo, yo, yo, yo, el más amado,
el elegido de mi corazón,
el solitario, el fuerte porque he
representado fielmente
el papel del hombre y he ascendido
la cuenta biológica
desde la dulce infancia
irrepetible hasta el cañón del eco
de la vejez,
donde ya empiezo a gritar mi nombre.
Tendré que dejar, con dolor,
Con dolor, dejar el mundo,
Dejar el mundo. Ah, dejar,
Dejar, dejar el mundo.
En la última entrega daremos cuenta de un análisis poético de su obra, para explicar el fenómeno cultural en que se convirtió desde su época hasta nuestros días. El poeta Jaime Sabines demostró la sencibilidad ontológica en su poesía y la proyectó como un modelo de paz sin preocupaciones vanas para la sociedad.
Dudas y sugerencias: revoluciondelhombredemaiz@hotmail.com

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