viernes, 10 de julio de 2009

Cronopios Julio Cortazar 1

Liróforo
Gabriel Velázquez Toledo
La eterna fantasía y los cronopios. Julio Cortázar
XXV aniversario luctuoso.

Primera entrega.-
Pocos saben que el verdadero nombre de Julio Cortázar es Jules Florencio Cortázar y que nació en suelo argentino, pero el de la embajada Argentina de Bélgica (en Ixelles, Bruselas, el 26 de agosto de 1914) de la que su padre era el embajador. Sus primeros años los vivió en Europa, a la sombra de una guerra de dimensiones catastróficas, justo cuando los alemanes nazis conquistaban buena parte del continente. Los Cortázar lograron pasar a Suiza gracias a la condición alemana de la abuela materna y después a Barcelona.
A los cuatro años volvieron a Argentina. Vivió su infancia en Banfield, Buenos Aires, junto a su madre, una tía y Ofelia, su única hermana. En una carta que dedicó a Graciela le decía sobre sus recuerdos de la infancia: “Mucha servidumbre, excesiva sensibilidad, una tristeza frecuente”. Debido a su estado enfermizo, tuvo que pasar mucho tiempo en cama. Fue ahí en donde conoció a su más fiel compañera, la lectura. Y en esos tiempos, gracias a las atenciones de su madre, conoció al escritor a quien admiraría por el resto de su vida y de quien su estilo nos daría maravillosa cuenta: Julio Verne. De esto Cortázar nos cuenta “Leía tanto que algún médico llegó a recomendarle leer menos durante cinco o seis meses y salir más a tomar un poco de sol”.
Titulado como Profesor Normal en Letras, se dedicó a la enseñanza media a la par de realizar estudios de Filosofía y Letras. En el año 1938, con una tirada de 250 ejemplares, Julio Cortazar editó el poemario Presencia bajo el seudónimo de Julio Denis. En una famosa entrevista con Elena Poniatowska confesó: “fueron mis años de mayor soledad. Fui un erudito, toda mi información libresca fue de esos años, mis experiencias fueron siempre literarias. Vivía lo que leía, no vivía la vida. Leí millares de libros encerrado en la pensión: estudié, traduje. Descubrí a los demás solo muy tarde”.
Pocos meses después renunció a su cargo por desavenencias con el peronismo y su política universitaria. Se empleó en la Cámara del Libro en Buenos Aires haciendo trabajos de traducción. Hacia 1947 escribió "Casa tomada", el primer cuento de la serie de Bestiario, que una amiga le envió a Jorge Luis Borges, quien lo publicó en la revista Anales de Buenos Aires. El primer contacto que aquellos dos grandes escritores sostendrían. Y no fue, por cierto, físicamente, sino mediante sus letras. Y más tarde, el maestro reconociendo la calidad de Cortázar, le solicitó más textos que serían incluidos en números posteriores de dicha revista.
En 1951, a los 37 años de edad, se instaló en París, gracias a una beca del gobierno francés para estudiar 10 meses en esa ciudad. Dicha beca consistía en investigar la novela y la poesía francesa contemporánea en sus conexiones con las letras inglesas. Tenía una vasta experiencia como traductor, tradujo a Chesterton, Gide, las cartas de Keats, Marguerite Yourcenar, entre otros. Después obtuvo un trabajo de traductor en la UNESCO y Cortázar se establece definitivamente en París
La ausencia de una bandera política es notable en estos años de creación literaria de Cortázar. Nada le importaba a no ser sus libros. Pero se sobrevino un acontecimiento que movió las simientes del mundo político de aquellos años, la revolución cubana. “me mostró de una manera cruel y que me dolió mucho, el gran vacío político que había en mí, mi inutilidad política… los temas políticos se fueron metiendo en mi literatura...”. En 1963 visitó Cuba invitado por Casa de las Américas para ser jurado en un concurso que hoy en día goza de un enorme prestigio.
En ese mismo año aparece lo que sería su mayor éxito editorial y le valdría el reconocimiento de ser parte del boom latinoamericano Rayuela, la que se convirtió en un clásico de la literatura contemporánea. Según declaró en una carta a Manuel Antín en agosto de 1964, ese no iba a ser el nombre de su novela sino Mándala: "de golpe comprendí que no hay derecho a exigirle a los lectores que conozcan el esoterismo búdico o tibetano"; pero no estaba arrepentido por el cambio.
En la segunda entrega daré cuenta de un breve análisis del estilo tan peculiar de Cortázar de escribir sus historias, además de los elementos literarios e ideológicos que lo convirtieron en un referente intelectual de la opinión y postura de un movimiento latinoamericano de las letras que se convirtió en un fenómeno social: El boom.

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